CAPITULO 8

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Cuando Naru metió la lancha en su sitio habitual, Sasuke estaba de pie en el muelle. Llevaba unas gafas de sol que ocultaban sus ojos por completo, pero el no necesitaba verlos para saber que estaban helados de rabia. Tal vez fue lo contenido de sus movimientos lo que lo alertó sobre su mal humor. Sintió un escalofrío a pesar del calor.

Ató la lancha y saltó al muelle.

-¿Ha disfrutado Jiraiya? -preguntó, avanzando hacia la tienda. En aquel momento tenía otras preocupaciones que lidiar con su mal humor. Oía el rugido de una lancha que se acercaba y podía ser o no la de Kiba , pero el no quería correr riesgos. Cuando él llegara, quería estar dentro de la tienda trabajando como de costumbre.

-Un momento -dijo el hombre.

-Más tarde -repuso naru, corriendo hacia la puerta.

Sasuke le siguió de cerca, pero no tuvo ocasión de decir nada. Jiraiya lo había visto y se acercaba también. Sasuke controló su rabia y frustración lo mejor que pudo.

El viejo suspiró de placer al sentir el aire acondicionado.

-Me he vuelto blando con los años -musitó-. Antes no me molestaba el calor.

-Antes no había aire acondicionado, así que daba igual que te molestara -sonrió Naru.

El anciano se sentó en la mecedora.

-Soy un blando -repitió.

el doncel se acercó a la máquina de bebidas y sacó tres botellas de Coca Cola.. Dio una a Sasuke, otra a Jiraiya y se bebió la tercera de un trago largo.

Se acercaba una lancha. Vio enseguida que se trataba de la de Kiba . Sabía que lo había visto, pero no creía que lo hubiera reconocido.

Sasuke apoyó una cadera en el mostrador y bebió de la botella. Su expresión no delataba nada, pero el tenía la impresión de que se hallaba expectante. ¿Hasta que pudieran hablar? No, era algo más inmediato.

Observó a Kiba atar la lancha y andar por el muelle con la caja de pesca en una mano y la caña en la otra. Se abrió la puerta y entró en la tienda lleno de satisfacción consigo mismo.

-Nada hoy, encanto -dijo-. Tal vez tendría más suerte si me acompañaras tú. ¿Qué me dices?

-No me gusta pescar -mintió el, lo que hizo que Jiraiya estuviera a punto de atragantarse con la bebida.

Sasuke estaba de espaldas a Kiba. Se volvió hacia él.

-Hola, Kiba -dijo con frialdad-. A mí me gustaría acompañarte la próxima vez que te tomes la tarde libre.

A Naru le sorprendió que lo llamara por su nombre de pila. ¿De qué lo conocía? Kiba , por su parte, se puso pálido. -Se... señor Uchiha -tartamudeó-. Ah...¿cómo...? ¿Qué hace aquí?

Sasuke enarcó las cejas con sorna. Naru vio que Kiba estaba realmente sorprendido de verlo allí y eso hizo que se relajara. No sabía qué relación los unía, pero no parecía su cómplice.

-Este lugar tiene sus atractivos -repuso Sasuke.

el doncel se ruborizó. Kiba pareció aún más sorprendido.

-Oh -murmuró-. Sí, claro -consiguió recuperarse un tanto y sonreír-. Se hace tarde. Tengo que irme. Llámeme cuando esté libre, señor Uchiha, y jugaremos al golf.

-0 iremos de pesca -sugirió Sasuke.

-Ah... sí. Sí, lo haremos. Cuando quiera -dejó las llaves de la lancha en el mostrador y salió rápidamente.

-Me pregunto a qué viene tanta prisa -musitó Jiraiya.

-Tal vez la mala suerte de tomarse una tarde libre del trabajo y encontrarse con su jefe en el puerto -sugirió Sasuke.

Amando a un doncelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora