Hace más de una hora que el avión aterrizó y el empleado de padre no aparece por ninguna parte, estoy enojada porque no e dormido en más de 24 horas y sólo quiero ir a casa y meterme en mi cama de la infancia, en cambio estoy aquí sola y aburrida, no les recomiendo estar cerca de mi cuando estoy molesta porque soy un dolor en el trasero.Espero en el lugar donde padre dijo que esperara, miró a todas las personas a mi alrededor esperando reconocer al chofer, pero todas las personas se encuentran perdidas en sus mundos, volteo a mi izquierda y veo a un chico realmente guapo, es demasiado alto con unos músculos impresionantes y su rostro ¡Oh mi Dios! es el chico más hermoso que e visto, no es como que haya visto a un montón de chicos teniendo en cuenta que e vivido en un internado de chicas desde que tenía seis años, entró en pánico cuando su mirada se encuentra con la mía y camina hacia mi.
¡¡Oh no, por favor que no sea el!!
-¿Eres Ariadna?- Pregunta parándose frente a mi luciendo indiferente.
-Aris y llegas tarde.- Digo pasándolo dirigiéndome al estacionamiento.
-¿Dejarás tus maletas aquí?
Me detengo ¿de que habla? Me giro para mirarlo, esta a un centímetro de distancia de mi rostro, dejó de respirar por varios segundos y me obligó a parecer despreocupada.
-Trae mis maletas y llévame a casa.-Ordenó poniéndome a la defensiva.
Suelta una carcajada, y se dirige al estacionamiento... sin mis maletas.
-Eres divertida, no te tardes Ariadna.
-¿Que haces, a donde vas?- Le gritó a su espalda.
-Te esperaré en el coche.- Responde sin girarse desapareciendo por la esquina.
¿Que demonios? Debe estar bromeando, espero por varios minutos pero el no regresa, enojada tomo todas mis maletas como puedo y voy al estacionamiento, se encuentra recargado en el auto sumergido en su celular pareciendo dolorosamente sexy.
-Gracias por tu ayuda.- Digo sarcástica.
Me mira aburrido, y rueda los ojos ¿que? porque demonios me trata así, se supone que soy la hija de su jefe, debería tratarme mejor.
-No me pediste ayuda.
-Eres un idiota, le contaré a mi padre y haré que te despida.- Respondo molesta y me subo al coche.
Lo observó por el espejo retrovisor mientras sube mis maletas al coche, minutos después sube al lado del conductor y enciende el auto.
-No puedes hacer que me despida.- Responde mientras salimos del aeropuerto.
-Mi papá no me niega nada.- Miento con una grande sonrisa.
-Debería hacerlo, quizá no serías odiosa.
-¿Disculpa?
-Una odiosa niña mimada.- Responde con repulsión.
¿Quien se cree que es? Ni siquiera me conoce, no tiene derecho a juzgarme.
-Tu madre debería enseñarte como tratar a una dama y no ser un idiota.-Contrataco.
-Créeme me enseñó, pero también me enseñó en cómo tratar a chicas como tu.
¿CHICAS COMO YO?
-No me conoces.- Respondo a la defensiva.
-No lo necesito, es más que obvio.
-Sólo calla y llévame a casa, no tengo por que escuchar basura de un simple empleado.
-Bien.- Responde riendo entre dientes, uhg por muy guapo que sea es un completo idiota.
El resto del camino viajamos en silencio, observó el camino que lleva hacia mi casa y mi ánimo empeora, el auto se detiene en las grandes puertas de acero y el chico del cual todavía no se su nombre pone una clave y las puertas se abren mostrando a todos los trabajadores de papa vigilando con armas en sus manos, mis nervios se desploman y tengo problemas para respirar, el auto se acerca a la grande casa, no me doy cuenta que el carro se detuvo y otro trabajador de papa ha abierto mi puerta hasta que el chico sexy e idiota me interrumpe.
-¿Pasarás la noche aquí? El señor espera.
Pongo los ojos en blanco en su dirección y me giro a otro chico sexy que me sonríe amablemente ofreciendo su mano para bajar del auto, por fin alguien amable, le tomo de la mano y bajo del auto parándome frente a el.
-Bienvenida a casa señorita Harrington soy Dave.- Dice mientras besa mi mano, sonrió nerviosamente con su amabilidad.
-El placer es mío Dave, me alegro que no todos sean unos groseros por aquí.-Digo mirando al chico sexy idiota que parece enfadado, Dave suelta una risita.
-El señor Harrington los espera en el despacho.
Sin esperar respuesta se dirige a las gigantes puertas de cristal y las abre para mi, le sonrió con agradecimiento y entró a la mi casa después de 12 años, nada a cambiado, me dirijo al despacho y los dos chicos se encuentran caminando tras de mi hablando en vos baja, me giro a tiempo para ver al chico sexy idiota mirando mi trastero y Dave golpeandolo para que aparte la mirada de mis pantalones.
-Lo siento, puede llegar a ser un idiota.- Ofrece Dave fulminando con la mirada al chico.
-Sólo miraba.-Se escusa.
-No te preocupes Dave, me di cuenta de eso desde que lo vi.- Sigo caminando al despacho de papa.
-Y te quejabas de prejuicios.- Responde el chico sexy idiota.
Lo ignoro y saludo a los hombres parados fuera del despacho de mi padre mientras tocó a su puerta.
Entró en el despacho y los recuerdos de la última noche reviven en mi mente, cuando siento unos grandes brazos envolverme en un abrazo.-Mi pequeña princesa.- Susurra mi papá en mi oído.- Me alegro de que estés en casa, te e extrañado.
Me besa en la mejilla apretandome a su pecho , ¿que a sucedido con padre? ¿Acaso me beso?
-Te e extrañado tanto padre.
-Estas en casa princesa.
Feliz lo abrazo, siento lágrimas correr por mis mejillas, por primera vez de hace mucho tiempo me siento querida por padre, me separó de el y miró en su despacho dándome cuenta que no estamos solos, dos hombres y los dos chicos que venían con migo se encuentran en una esquina.
Ya entiendo.
Me separo de padre decepcionada, las apariencias son lo más importante para el.
Soy tan estúpida en pensar que padre cambiaría, hace un par de años comprendí que no valía la pena llorar por alguien que no me quiere y e aquí el primer día desmoronandome.
-Oh déjame presentarte.-Pasa un brazo por mis hombros y me adentra en la habitación.
-Este es Esteven Cross y el es Dave Cross su hijo.- Señala mi padre.
-Y el es Sebastián Whalen y Alexander Whalen su hijo.
Demonios...