2.

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—Ahh... Ahhh... —Donghyuck suspiraba ligeramente, acostado en la cama con las piernas abiertas, con una de sus manos masajeaba sus testículos y con la otra penetraba su ano.

Gemía poco mientras movía sus piernas impacientes y temblorosas, las arrastraba por la cama y las flexionaba un poco.

Muy impaciente por llegar al orgasmo masturbo su pene con violencia.

—Ahh... Ahhh... Ahhh —cerró sus ojos con fuerza y se liberó, se quedó acostado en la cama esperando a que su respiración se controlará y su pecho que subía y bajaba se detuviera. —Maldito Mark —maldijo a la nada, sentía vergüenza al masturbarse pero la lejanía de su esposo aumentaba cada día, ya no había ni siquiera besos y él se sentía necesitado, era joven aún y tenía sus necesidades básicas.

Se levantó de la cama dispuesto a tomar una ducha para luego ir a recoger a su hija del preescolar.

𖥸

Layda era la niña mejor portada del preescolar, con las mejores calificaciones, la mejor conducta, era la favorita de los profesores y eso le causaba problemas con algunos de sus compañeros que eran comparados con la perfecta Layda. No tenía amigas y eso la ponía triste, sus compañeros a veces escondían sus cosas, tiraban su material de trabajo o ensuciaban su uniforme con pintura.

Aquel día habían robado el almuerzo que su papí le había regalado y tenía miedo de decirle a su profesor, porque sus compañeros le dirían que era un chismosa.

Cuando su papá llegó a recogerla corrió hasta sus brazos sin aguantar las lágrimas.

—Papito... Papito —chillo. —Ya no quiero estar aquí.

—Pero... ¿Qué paso Layda? —Donghyuck le pregunto preocupado, la pequeña sólo lloraba sin decir nada.

—Papito vamos a casa.

Donghyuck subió al coche con la niña, había decidido hablarle a su profesora más tarde para saber qué es lo que estaba pasando con su hija, también hablaría con Mark, estaba dispuesto a cambiar a Layda de colegio si la situación así lo requería.

Donghyuck trabajaba en casa, tal vez sus ingresos no eran tan grandes como los de Mark, y es que con el trabajo de Mark era suficiente para vivir más que bien, pero Donghyuck no quería sentirse inútil y ese trabajo era la mejor forma de distraerse sin descuidar su casa, además de tener un ahorro para cualquier cosa.

Mordía el lapicero nervioso, Layda ya se había calmado y él le había preparado un pay de piña para que comiera mientras veía un programa infantil en la televisión, así que siguió escribiendo en el borrador, él era editor en una de las revistas juveniles más importantes, tenía su propia sección donde daba consejos a sus lectores. Sí Donghyuck era psicólogo.

A veces se reclamaba así mismo, porque ayudaba a la gente a mejorar su matrimonio a pesar de que el suyo iba en picada y él no podía hacer nada.

Donghyuck no era tonto, sabía que Mark estaba actuando raro y seguía a la perfección el patrón de un hombre infiel.

Pero él no tenía las pruebas para enfrentarlo y tampoco quería encararlo por simples suposiciones.

—Perfecto —dijo para sí mismo.

Mando el correo con su trabajo a su supervisor y se acostó en el sillón clavando la vista en su pequeña Layda.

—Bebé, ven con papá —la pequeña se levantó y se acostó a su lado.

No paso mucho tiempo y los dos cayeron profundamente dormidos.

𝙸𝙽𝙵𝙸𝙴𝙻「MarkHyuck」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora