Capitulo 1 (editado)

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La teniente del cuerpo de Marines de los Estados Unidos Nora Anderson iba montada junto al conductor de su Humvee, en el asiento de la derecha mirando fijamente por la ventanilla, comprobando y observando detenidamente cualquier tipo de movimiento, mientras terminaban una patrulla por el norte de Afganistán. Regresaban a la base por fin, todos estaban cansados, habían perseguido a unos insurgentes durante un par de días por las montañas para que al final se les escapasen de entre los dedos. Iba pensando en un montón de cosas, completamente distraída en sus pensamientos, observando el exterior solo por inercia, por costumbre.


Tan solo unos días antes se había enterado por un correo enviado por una amiga, de que su novio Peter, le estaba engañando con otra. Al día siguiente había conseguido permiso para poder hablar con él, le preguntó, y el cabrón lejos de negárselo lo había admitido todo. Pero lo más sangrante para ella no fue eso, sino que encima el muy machista hijo de puta le echo toda la culpa por estar tan lejos y no darle lo que necesitaba. Como argumento a su infidelidad, le dijo que si se buscó otra para follar era porque ella estaba lejos, y él tenía sus necesidades como hombre, para rematarla, le soltó un "a saber a cuantos te habrás follado allí". Ni que decir que le mando directamente al diablo, terminando de ese modo una relación de algo más de tres años, y aún no parecía acabar de asimilarlo del todo, o más bien, de conseguir que se le pasase el cabreo por los cuernos.


No es que no se esperase una ruptura con Peter, de hecho, incluso hacía ya algún tiempo que ella misma estaba pensado en dejar la relación, sabía que la distancia estaba afectándola, y tan poco podía "secuestrar" de ese modo a su chico. Pero desde luego lo que no se había esperado es que la engañase, eso no se lo habría esperado de Peter en la vida, le tenía por alguien como ella, que antes de hacer algo como eso rompería una relación, por lo que todo lo ocurrido le había jodido sobremanera. Desde hacía un tiempo y pese a que no tenía a nadie en vista, ni se había liado nunca con nadie fuera de su pareja, pensaba que su relación con su novio, que estaba allá, en Estados Unidos, a miles de kilómetros de distancia, tenía muy poco futuro por parte de ambos. Nora sentía que poco a poco esa distancia iba minándola y carcomiéndola, distanciándolos lenta pero progresivamente a ambos, por ese motivo se pensaba seriamente romper... pero pese a ello, pese a estar ella misma pensando dejarle, ahora lo que, si tenía muy claro en esos momentos, es que Peter, se la iba a pagar de un modo u otro por ser un hijo de puta...


Para terminar de arreglarlo del todo, por si eso no fuese suficiente ya, por si eso no la enfadase suficiente, encima para colmo, llevaba unos días con un puñetero sarpullido, y no es que el chaleco de protección personal ayudase precisamente mucho que dijéramos a solucionar el problema, habían sido dos días de picores infernales mientras perseguían a esos hombres, a esos putos insurgentes. No aguantaba más, los picores eran cada vez peores, necesitaba hacer algo o sentía que se volvería loca del todo, por lo que se desabrocho el chaleco casi por completo para poder arrascarse a gusto. Sabía que era peligroso, que no se debía, pero total, estaban de regreso hacia la base y solo sería un minuto, pero joder, que placer el poder arrascarse, el apretar con las uñas hasta casi hacerse daño, ¡¡¡joder que gusto, coño!!! Todo sucedió en ese mismo momento, en menos de un segundo todo pareció volverse un caos, justo en el preciso instante en que se estaba arrascando el costado. El Humvee que iba delante del suyo se salió de la carretera a toda velocidad haciendo un extraño, pego un frenazo seguido de un violeto volantazo. Tommy, el conductor del Humvee en el que iba Nora hizo lo propio, solo que en dirección contraria para evitar una colisión.


Para su mala suerte el vehículo salió por una zona cuyo terrero estaba lleno de baches, hoyos y grandes piedras, un auténtico peligro para su integridad a la velocidad a la que abandonaron la carretera. Por si esto fuese poco, entonces el coche pareció elevarse en el aire, la fuerza ascendente parecía venir de la rueda delantera de su lado, a la vez, una atronadora explosión le lleno los oídos dejándola literalmente sorda como consecuencia de la onda expansiva. El coche volcó, quedando sobre un costado, como pudo sujeto con fuerza su arma, saliendo por la ventanilla, cayendo junto al coche, solo que, por el lado malo de este, de ello se dio cuenta cuando a menos de un metro de ella vio a un hombre encorvado en cuyas manos llevaba un AK 47 acercándose hacia ellos con rapidez.


Vio como el hombre levantaba el arma, como el cañón de la AK le apuntaba directamente a la cara, la sonrisa cruel en la boca, a la que le faltaba un incisivo... En ese momento toda su vida paso ante sus ojos, cuando ya pensaba que estaba muerta, la cabeza del hombre literalmente explotó literalmente, se deshizo en pedazos, alcanzándola en la cara trozos de hueso, sesos y sangre, toda una pulpa sanguinolenta manchándola el rostro. No se lo pensó, rápidamente alzó su arma contra un segundo hombre que se acercaba mientras se movía a gatas, disparando una y otra vez mientras se dirigía al otro lado del vehículo para ponerse a cubierto, al menos cinco de las balas que disparó alcanzaron su blanco, abatiéndolo. Por fortuna para Nora, el hombre se había quedado parado por un par de segundos cuando su compañero se quedó sin cabeza... Por suerte el blindado suelo del coche les hacia la cobertura contra casi todos sus enemigos, vio que dentro estaban bien, pero les costaba organizarse para salir con las armas. Se situó junto al Humvee, con lo que pudo ayudar a sus hombres a salir del vehículo por el hueco del parabrisas con cierta seguridad. Se pegó como una lapa al vehículo, disparando sin cesar en modalidad de disparo a disparo puesto que su arma debía de haberse dañado, era incapaz de ponerla en automático, fue cambiando con rapidez de cargador a medida que terminaba con la munición. Sintió un fuerte golpe en su costado, sobre el chaleco mal ajustado, lo que la hizo trastabillar hacia atrás. Con un gran esfuerzo y dolor, logró reponerse, continuando con su fuego de cobertura, aunque su posición había empeorado algo, dio gracias que el tirador que le había alcanzado no pareciese volver a querer dispararle. Junto a ella, saltaban de vez en cuando los picotazos de las balas de los agresores, pero salvo por ese anterior que, si pareció estar bien posicionado, para el resto de atacantes le parecía que sería virtualmente imposible que lograsen alcanzarla, tanto a ella, como a sus hombres según salían.

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