Capitulo 11

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El domingo como de costumbre, Nora se fue al gimnasio, al llegar antes de lo habitual, se entretuvo un rato hablando con Nieves, la recepcionista. A los cinco minutos llego él...

- Hola "C" -saludo la Recepcionista.

- Hola Nieves, ¿qué tal el fin de semana?

- Genial, ha sido de los mejores...

- Me alegro, buenas Nora ¿y tú qué tal?

- Muy bien, con ganas de entrenar... y ya sabes, hasta que nos separamos mí sábado fue de lo más entretenido, jajajajaja -se rio Nora guiñándole un ojo.

- Si, la verdad es que si, lo tuviste entretenidillo, sí. Bueno, me alegro por las dos que se os diese tan bien, ya ahora con vuestro permiso, os dejo que me voy adentro a lo mío -se despidió.

- Hasta luego -dijeron las dos casi a dúo.

- No sabía que conocieses a "C" -preguntó Nieves

- No, no lo conozco, es que nos encontramos el sábado por la noche.

- Ya veo ¿de modo que os encontrasteis por casualidad y estuvisteis divirtiéndoos juntos, eh? -sonrió

- No, para nada, hablamos solo cinco minutos, yo me marché a casa en seguida, y el creo que iba a una cita con alguna chica.

- Ohhh, así que con una chica, es un tío con suerte -dijo Nieves con una sonrisita un tanto forzada.

Nora se estaba divirtiendo viendo los esfuerzos que hacia Nieves por enterarse de lo que había sucedido entre "C" y ella el sábado, también con la cara que puso cuando menciono la cita de "C" con una chica. Era obvio que entre esos dos no había nada de nada, puede que echasen un polvo, pero tenía toda la pinta de que solo fue eso, un polvo y nada más. Aunque también estaba muy claro que a Nieves, "C" le gustaba y que por las trazas que había visto en ella, también estaría más que dispuesta a volver a echar otro polvo con él, lo cual si la jodío un poquito. Cuando entró al salón le vio en la máquina de siempre, de inmediato se dirigió hacia allí con el fin de ocupar algún sitio cercano. En esta ocasión se sentó, se puso a hacer sus ejercicios e intento entablar conversación con él.

Durante la hora en que estuvieron haciendo ejercicios, Nora logró que él, pese a cambiarse de máquinas de acuerdo a sus ejercicios, no dejase de hablar con ella. Le resulto un hombre realmente divertido y con la cabeza bien amueblada, cuando él se despidió para irse a las duchas aduciendo que era hora de irse, ella se marchó hacia el vestuario femenino. Se desnudó, se pegó una duchar híper rápida, se puso luego un poco de perfume, se vistió únicamente con el albornoz, cogió su bote de Gel y se fue directa a las duchas masculinas, donde sabía que "C" sería el único hombre allí, puesto que en el gimnasio solo estaban ellos dos y la recepcionista.

Entro en el vestuario con precaución, solo por si acaso, luego avanzo sin hacer ruido hacia las duchas donde se escuchaba correr el agua, al llegar a la puerta asomo la cabeza y le vio, entro dentro, cerrando despacio tras de sí. Se quedó parada observándole, devorándole con los ojos, mirando su cuerpo de estatua griega, sus finos músculos marcándose en sus hombros, en su espalda, su duro culo, sus fuertes piernas. No era el típico cachas de gimnasio con más musculo que cerebro, y quizá por eso le atraía de ese modo. El cuerpo de "C" era un cuerpo fuerte, sin un gramo de grasa, sus músculos solo hablaban de potencia y elasticidad... entonces se dio la vuelta y la vio allí parada...

- Hola Nora, ¿pasa algo? -preguntó sin hacer el menor atisbo de intención de taparse, mostrándose completamente desnudo ante ella sin inmutarse.

- No, nada, es solo que las duchas del vestuario de las chicas ahora mismo no tienen agua caliente, de modo que he pensado terminar aquí... -dijo, contesto con lo primero que se le vino a la cabeza.

- Bien, pues si quieres pasa y dúchate, si te molesta mi presencia espera un poco a que termine, no tardare nada...

- No, no me molestas para nada -dijo-, compartiremos duchas...

Se quitó el albornoz del modo más sensual que pudo, mostrándole con desparpajo sus encantos. Nora en realidad y pese a su aparente descaro, estaba desconcertada, no se esperaba esa reacción de "C". Se le había quedado mirando sin mostrar reacción ninguna a su presencia, cuando se desnudó no solo no se volvió, sino que continuó mirándola sin decir nada mientras se enjabonaba la cabeza, su pene en cambio sí había reaccionado casi al instante, estaba endureciéndose a marchas forzadas, adquiriendo un tamaño más que aceptable.

- Eres preciosa, tienes un físico envidiable... -dijo sorprendiéndola.

- Gracias -respondió, mirándole en ese momento descaradamente de arriba abajo-, tú también estas muy bien, y también tienes... algo con un físico admirable... y según veo muy duro... -dijo insinuante.

- Eso es porque aprecia la belleza cuando la tiene delante... y tú eres muy, muy bella...

- Gracias de nuevo... -entró bajo el agua, dándose la vuelta le extendió el bote de Gel- ¿te importaría enjabonarme la espalda?.

- Claro que no -tomó el bote mientras ella se daba la vuelta-, estaré encantado de hacerlo...

Nora sabía que "C" no era ningún tonto, desde el principio, desde que apareció allí con la excusa del agua caliente se había dado cuenta de lo que iba buscando, y aun así, no se solo no había reaccionado aparentemente, sino que le había obligado a ir aún más allá... Solo esperaba que esta última acción diese sus frutos y le decidiese a lanzarse a por ella... o seria ella misma quien directamente se lanzase a por él, pero no iba a dejarlo correr más de un par de minutos, se encontraba excitadísima... notaba su sexo latir de deseo... sentía su piel arder al saberle desnudo a su lado...

Sintió las fuertes manos del hombre pasar sobre sus hombros con delicadeza... solo un par de segundos después, los labios del hombre en su cuello, besándoselo delicadamente, haciendo que se le escapase un pequeño gemido. Lo siguiente fue su culo, pegado a él noto como una barra de acero, como esta se introducía entre sus cachetes, moviéndose lentamente aunque sin amenazar en ningún momento su intimidad. La boca del hombre seguía acariciándole el cuello, la nuca, los lóbulos de las orejas, sus manos en ese instante estaban sobre sus pechos, tironeándoselos, masajeándolos, jugando con sus pezones, lubricándolos con el gel, arrancándole nuevos gemidos de placer.

La TenienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora