Capítulo I: ¡Feliz cumpleaños!

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Me desperté de golpe, mi respiración acelerada, sentía un sudor frío por todo mi cuerpo.
— Solo fue una pesadilla. — Exclame botándome otra vez a la cama, hundí mi cabeza en la almohada y jale mi colcha hasta acomodarme. — Ese idiota. — Gruñi. — Le dije que si era de miedo no me dijera nada. — Poco a poco calme mis nervios e iba arrullándome para volver a dormir, mis ojos se volvieron abrir al escuchar la tonada fuerte asustándome.
— "Estas son las mañanitas que cantaba el rey David". — "Genial, hoy es mi cumple."
Sujete la almohada y la puse arriba de mi cabeza, la música se hizo más fuerte, hasta que cedí, dejé la almohada aún lado, con la fuerza de mis brazos me levante apenas teniendo visibilidad de la pared, mi cabello tapandome. "¿Porqué no me parte un rayo mejor?". Saco un bufido de frustración, giro hacia donde estaba mi papá con la música de su teléfono, me acomode en la cama sentándome quitándome los mechones de mi cara, mi papá inmediatamente me abrazo.
— Feliz cumpleaños Serena y que cumplas muchos más, que desees poder seguir esforzándote en tu vida y mejorar. — "Seria mejor que me mantenga un millonario, que seguir trabajando por mi futuro, o mejor ser reina, Disney no lo pone tan mal".
Le regrese el abrazo.
— Gracias papá.
— Ya levántate que tienes que ir a trabajar, Felices 24. — "Felicidad si tuviera un montón de dinero para no trabajar o ser la reina de Inglaterra, esa señora a vivido más tiempo, que me deje su empleo."
— Ya voy. — Me talle mis manos en mi cara intentando quitarme el sueño, cogi mis lentes colocándomelos, abrí mi ropero, buscando un pantalón de mezclilla y una blusa de manga larga, sujete mis botas largas, me trasladé al baño observando mi reflejo, mi cabello lacio desalineado, mis ojos forzándose con la luz, mis labios un poco salidos.
"Como todas las mañanas".
Agarro mi corrector de maquillaje, pasándolo por mis pequeñas ojeras y en mi párpado, con mi esponja lo difumino, sujeto mi delineador me hago una raya a completándose hasta la mitad de mi ojo y hago lo mismo con el otro, me paso mi enchinador en mis pestañas.
"Listo, no puedo hacer más". Salí de mi cuarto topándome con mi mamá que me abrazo.
— Buenos días Serena ¡Feliz cumpleaños! Espero que tengas lo mejor. — Le devolví el abrazo a mi mamá, su cabello corto, canoso y su cara mostrando el paso del tiempo.
— Muchas gracias mamá.
— ¿Qué vas a querer que se haga al rato? .
— Luego te digo mamá, ahora me tengo que ir, además hoy salgo tarde. — Mencione agarrando mis cosas, pase mis manos sobre mi cuerpo.
"Mi celular". — Mejor hacemos algo mañana que es viernes, solo voy un medio turno a la universidad, bueno, espero que salga temprano, solo pedí medio día — Le decía mientras iba a mi cuarto por mi teléfono y regresando a la sala. — Espero que alcance para que terminen unos el trabajo.
— ¿Hasta qué hora saldrás hoy Serena? — Recojo mi llavero de un oso plateado tuerto y vuelvo a recoger mis cosas.
— Casi a las 7, pero tengo que subir, bajar, me toca ir al taller hoy.
— Tendrás algo pesado el día.
— No tanto mamá, pero aun así, luego las chamacas y Mon quiere ir también, pero les dije que no. — Abrí la puerta.
— ¿Porqué no? Ves, como dices, sales tarde, mañana hacemos algo, ves a comer, aprovecha Serena. Y otra cosa ¿Ya te quedaras con Monica o aun vendrás a dormir aquí?
— No lo se mamá, ya veré después, ahora ya me tengo que ir. — Salgo y jalo la puerta.

Abrí la puerta principal de la escuela.
— Cuándo iba a salir, dijeron que iban a poner un elevador, no veo claro. — Exclame mientras subía las escaleras, llegué al segundo piso, al área de salones un poco cansada, empuje la segunda puerta encontrándome a uno de los guardias.
— Buenos días maestra Serena, que gusto verla el día de hoy. — Escuche a don guille, un señor más bajito que yo, ya mayor de edad, pero con energías aún.
— Buenos días don guille, igualmente, espero que este bien hoy. — Le dedico una sonrisa, caminando a un lado de él. — Aun me sigue soportando aquí. — Me río y firmo mi hora de llegada.
— No, como cree, es un placer tenerla aún aquí, aun a mí favorita. — "siempre dice lo mismo, solo es porque me conoce desde la preparatoria".
Dejo los papeles.
—Bueno don guille, lo dejo, ya me deben estar esperando. — Me despido con la mano y camino hacia el segundo salón, abro y veo a mis alumnos de diseño sentados, checo mi celular, apenas dieron las 7:30.
"Justo a tiempo".
Algunos veo que están cansados, otros que aún tiene sueño.
— Buenos días niños. — Los saludo, me respondieron con mucha pereza, me voy a mi escritorio y arrojo mis cosas sobre la mesa. — ¿Cómo están hoy?
— Mal. — "¿Mal? Mínimo a ustedes les dan dinero y no trabajan demás".
Respiraron la mayoría, sujete mi celular y camine hasta en medio del salón, viendo como algunos luchaban por despertarse.
— Pues, van a estar peor, porque todos están reprobados. — Resito con seriedad, escuche un "¿Qué?" Cordinado por todos, los que luchaban por no dormirse, estaban totalmente despiertos y asustados.
"Creo que ahora si me pase".
Unos se paran reclamandome por sus trabajos y puntos. — Es broma, relájense, solo quería despertar los, que dramáticos. — Pude observar cómo se relajaban, y otros, les regresaba el alma.
"Vaya que intensos". — Bien, iniciemos la clase. — Saco mi portátil. — ¿Qué clase es?
— ¿Qué no usted es la maestra? — Me interroga mi alumna de enfrente, yo solo me le quedo viendo sin decir nada.
— ¿No te han dicho que a veces caes mal Clara? — Se me queda viendo sorprendida sin responder. — Bien, ya que entramos en ambiente, iniciemos. — Parafraseó parándome de la silla recogiendo un plumón colocándome enfrente del pizarrón.

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