Después de mi pequeño arrebato y pagar por la camisa, nos dirigimos hacia la salida.
— Eso fue un poco.
— Raro, lo sé, me entra la loquera a veces. — Le digo bajando las escaleras eléctricas.
— No, me refiero que fue rápida para su... complexión .
— ¿Se refiere a que estoy gorda?
— No, ¡No! No me refería a eso, lo que quería decir que. — Empieza a tartamudear. — Carajo, perdone, no me malinterprete, no me refería a eso. — Se coloca una mano sobre su rostro, me empecé a reír por sus actitudes.
— No se preocupe, todo mundo ha pensado eso, porque estoy fat creen que no puedo ser rápida o ser flexible. — Menciono divirtiéndome de su vergüenza. "Por lo menos esta vez no fui yo".
— Si, es más flexible que yo, no tiene problemas al querer poner su pierna atrás de su cuello. — Comenta Mon.
— Eso no es necesario Mon. — Ruedo los ojos.
— ¿Dónde dejo su carro? — Yo le hago una seña. — El mío también está en esa dirección. — Me indica para avanzar y le hago caso.
— ¿Qué tal su estancia? — Digo para quitar algo de incomodidad.
— Bien, ha estado bien, un poco fuera de lo normal últimamente de lo que estoy acostumbrado. — Aprese mis labios. "Se que en eso se refiere a mí y nuestra situación".
— ¿De buena forma o mala? — No pude evitar preguntar, guarda silencio unos segundos hasta llegar a su carro
— Buena. — Al final dice abriendo su coche, noto que estamos solo nosotros, Mon ya estaba por el carro esperándome.
— Bueno, lo dejo. — Inclino algo la cabeza en señal de despedida.
— Espere. — Me paro y lo vuelvo a ver curiosa. — Seré más detallado con usted, si me vuelve a ver, no me ensucie con nada por favor. — Yo me rio.
— No fue con esa intención, pero lo mantendré en mente. — Digo entre risas caminado hacia Mon.
— Serena. — Escucho mi nombre en su voz y me fijo en él. — Se te ven muy bien esas botas. — Deja dicho y se mete al carro, yo me quede impresionada unos segundos, por el tono en que me lo dijo. "Chale, me buguie bro". Con mi respiración extraña, me giré en mis talones y procedí mi camino, abrí el carro y me metí aun impactada por lo que sucedió.
— ¿Qué tal? ¿Ya van a salir? — Pregunta Mon, agarre mi teléfono y lo conecte a carro, poniendo música. — ¡Te estoy hablando!
— ¿Qué? — Le digo sacada de onda.
— ¿Qué paso?
— Nada, no paso nada Mon.
— Ay vamos, se que paso algo, tu cara de sandía lo delata. — "¿Sandía?". Me reviso en el retrovisor y si estaba algo roja.
— A quien le importa. — Le digo sin darle importancia.
— Si importa.
— No, no importa y ya, o le subo más a la música. — Amenazo.
— Solo tienes que decir que... — No la deje terminar porque le subí a la música, ella intentaba hablar y la música era más fuerte cada vez. — Oh vamos Serena. — Yo la ignore y cuando la música ya no era suficiente, empecé a cantarla para que no me molestara.
— "Y nos fuimos en una, empezamo' a la una". — Repetía la letra de la canción. — "Y con la nota rápido, nos dieron las tre'".
— Ay por favor.
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Las 3 Reglas
Romance¿Recuerdan las reglas que les decían de pequeños? Las simples, no hables con extraños, no aceptes cosas de extraños, no te vayas con extraños, uno va creciendo y las va olvidando, ¿De que nos sirven de adultos?. ¿De qué me sirven?, Qué tan equivocad...