Capítulo VII. Llega tarde.

2 0 0
                                    

Después de mi pequeño arrebato y pagar por la camisa, nos dirigimos hacia la salida.

— Eso fue un poco.

— Raro, lo sé, me entra la loquera a veces. — Le digo bajando las escaleras eléctricas.

— No, me refiero que fue rápida para su... complexión .

— ¿Se refiere a que estoy gorda?

— No, ¡No! No me refería a eso, lo que quería decir que. — Empieza a tartamudear. — Carajo, perdone, no me malinterprete, no me refería a eso. — Se coloca una mano sobre su rostro, me empecé a reír por sus actitudes.

— No se preocupe, todo mundo ha pensado eso, porque estoy fat creen que no puedo ser rápida o ser flexible. — Menciono divirtiéndome de su vergüenza. "Por lo menos esta vez no fui yo".

— Si, es más flexible que yo, no tiene problemas al querer poner su pierna atrás de su cuello. — Comenta Mon.

— Eso no es necesario Mon. — Ruedo los ojos.

— ¿Dónde dejo su carro? — Yo le hago una seña. — El mío también está en esa dirección. — Me indica para avanzar y le hago caso.

— ¿Qué tal su estancia? — Digo para quitar algo de incomodidad.

— Bien, ha estado bien, un poco fuera de lo normal últimamente de lo que estoy acostumbrado. — Aprese mis labios. "Se que en eso se refiere a mí y nuestra situación".

— ¿De buena forma o mala? — No pude evitar preguntar, guarda silencio unos segundos hasta llegar a su carro

— Buena. — Al final dice abriendo su coche, noto que estamos solo nosotros, Mon ya estaba por el carro esperándome.

— Bueno, lo dejo. — Inclino algo la cabeza en señal de despedida.

— Espere. — Me paro y lo vuelvo a ver curiosa. — Seré más detallado con usted, si me vuelve a ver, no me ensucie con nada por favor. — Yo me rio.

— No fue con esa intención, pero lo mantendré en mente. — Digo entre risas caminado hacia Mon.

— Serena. — Escucho mi nombre en su voz y me fijo en él. — Se te ven muy bien esas botas. — Deja dicho y se mete al carro, yo me quede impresionada unos segundos, por el tono en que me lo dijo. "Chale, me buguie bro". Con mi respiración extraña, me giré en mis talones y procedí mi camino, abrí el carro y me metí aun impactada por lo que sucedió.

— ¿Qué tal? ¿Ya van a salir? — Pregunta Mon, agarre mi teléfono y lo conecte a carro, poniendo música. — ¡Te estoy hablando!

— ¿Qué? — Le digo sacada de onda.

— ¿Qué paso?

— Nada, no paso nada Mon.

— Ay vamos, se que paso algo, tu cara de sandía lo delata. — "¿Sandía?". Me reviso en el retrovisor y si estaba algo roja.

— A quien le importa. — Le digo sin darle importancia.

— Si importa.

— No, no importa y ya, o le subo más a la música. — Amenazo.

— Solo tienes que decir que... — No la deje terminar porque le subí a la música, ella intentaba hablar y la música era más fuerte cada vez. — Oh vamos Serena. — Yo la ignore y cuando la música ya no era suficiente, empecé a cantarla para que no me molestara.

— "Y nos fuimos en una, empezamo' a la una". — Repetía la letra de la canción. — "Y con la nota rápido, nos dieron las tre'".

— Ay por favor.

Las 3 ReglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora