18

105 13 19
                                    

Seoho abre los ojos lentamente, su reloj biológico nunca le ha fallado.

Se estira sonriendo y gira para encontrarse con él.

No está.

Con un suspiro de frustración se levanta de la cama y camina al cuarto de baño, de verdad esperaba que Keonhee no lo abandonara al amanecer.

Lava su rostro y se dispone a vestirse para comenzar sus actividades, espera que por lo menos el bajito se presente a trabajar y así poder hablar con él.

La noche fue tan hermosa que no puede creerlo.

Keonhee gimió su nombre en más de una ocasión, inició el beso que tanto deseaba y le confesó su amor.

Las cosas no podrían ir mejor.

No está enojado con el menor, entiende que no sepa cómo reaccionar después de tantos encuentros no gratos.

Por eso quiere enseñarle cómo se siente ser amado y protegido.

Escucha un golpe en la puerta y se alegra de ello, siente que puede ser Keonhee que vuelve para acompañarlo al trabajo.

Sale del baño para abrir, pero se extraña al encontrar a alguien que no le resulta conocido.

─ ¿Diga?

─Padre, lo siento no sé de qué forma debería hablarle ─se disculpa ofreciendo una reverencia─ quiero confesarme o como se diga.

─Bueno, no sé cómo diste con mi casa, pero esa clase de peticiones se hacen en la iglesia, ¿Gustas ir más tarde?

─Es que no es algo que yo haya hecho... bueno, sí pero también tiene que ver con alguien a quien usted conoce, Keonhee.

─ ¿Keonhee, él está bien? ─pregunta preocupado.

─No, de hecho, si hago cuentas no ha estado bien desde que tengo memoria, pero esa es otra historia, por favor escuche lo que tengo que decirle seré breve.

─Está bien, ¿Cuál es tu nombre?

─Soy Youngjo.

(...)

Con poco entusiasmo Keonhee se cambia de ropa como Geonhak se lo ha ordenado.

Partirán en pocas horas, al parecer su banda ha querido mudarse de locación hace un rato, pero Geonhak no accedía porque así no vería al bajito de nuevo.

Problema que resuelve si lo lleva con él.

Keonhee dejó todo el dinero que ha venido ahorrando a Hwanwoong cuando fue a verlo en la mañana, dejó un beso en la frente de su hija y aunque le hubiera gustado despedirse de Youngjo no lo encontró en casa.

No les ha dicho lo que hará, solo que las cosas se complicaron y que estará lejos algún tiempo.

Geonhak prometió darle dinero para mandarlo a sus familiares y ayudarlos a salir así que su viaje tiene doble propósito.

Cuidar a su familia.

Y cuidar a Seoho.

Con un nudo en la garganta abotona el último broche de la camisa blanca que le fue obsequiada, se mira en el espejo y baja las escaleras encontrándose con un gran desastre.

Cajas y cajas son cargadas a un par de camionetas en el exterior, tienen muchas cosas que deben ser mudadas.

─Keonhee, ven aquí ─ordena Geonhak del otro lado de la sala.

Este obedece algo nervioso, nunca ha estado en la guarida de Geonhak y aunque está acostumbrado a este ambiente por Changkyun no está para nada en confianza.

Mi Religión [Seohee]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora