AVISO
Este episodio no va a ser tan "pesado" como otros episodios; pero si al igual que yo, tienes un ambiente familiar no muy beneficioso. El episodio te puede despertar algo de incomodidad o sentimientos mezclados.
Como siempre, recomiendo leer bajo tu propia responsabilidad y criterio.
En algún lugar del territorio canadiense, en un frondoso bosque se encontraba ella. Sus rojizos rizos atados en una desordenada trenza que se enroscaba sobre su coronilla, creando un peinado alto. El sudor cayendo por su sien, resbalando por su rostro hasta llegar al mentón y caer cobre los pesados trozos de madera que cargaba; madera proveniente de su reciente tala, transportando su cargamento a aquel claro.
Canadá llevaba ya bastante tiempo trabajando en aquella cabaña a la mitad del bosque, en aquel pequeño lugar despejado al que llegaba la suave luz del sol entre las copas de los árboles, cerca de un riachuelo que siempre estaba acompañado de una fresca brisa. Flores silvestres crecías a los alrededores y la tierra no era muy irregular.
Un lugar ideal para despejar la mente, hacer un pic nic secreto, acampar viendo las estrellas y ¿Por qué no?, pasar un fin de semana alejada de la ciudad.
Aquel era su lugar favorito en el mundo, un pequeño claro. Donde decidió construir la pequeña cabaña, una donde pudiese tener un techo que les brindara calor... A ambas.
El proyecto comenzó hace poco más de un año, cuando México conoció aquel claro y le dijo que era una zona tan linda que le gustaría quedarse eternamente. Canadá entonces planeo construirle una pequeña cabaña a la que pudieran ir cuando quisieran olvidarse de la presión del mundo, o cuando solo quisieran pasar un tiempo a solas.
Arrojó los grandes trozos de madera al suelo, y los fue colocando en el lugar donde solía cortar leña. La verdad es que la cabaña ya había sido prácticamente terminada y solo estaba usando la madera para crear muebles, adornos y uno que otro detalle decorativo.
Como en éste momento, que se encontraba creando el barandal de las escaleras.
La música sonaba en sus auriculares, a un volumen no muy alto. Aquella canción no solía generarle ninguna emoción más que calma antes... Pero ahora las palabras se sentían diferente.
"¿Fue algo que dije?, ¿O algo que hice?"
Las palabras y la música solo despertaban hueco en su pecho, sus manos estaban algo temblorosas al levantar el hacha para separar el cilindro de madera frente a ella, su labio inferior temblaba ligeramente. Al bajar las manos el hacha salió despegada de sus manos con fuerza y se quedó incrustada en un escalón de la cabaña.
Canadá perdió la compostura un segundo y maldijo en voz fuerte.
- MERDE! - Al sentirse sola dejó salir toda la frustración que tenía acumulada, hasta que sintió una presencia.
- Nunca creí escuchar a la florecita de mamá hablar así - Una voz familiar se hizo presente desde unos arbustos.La pelirroja conocía esa voz a la perfección y esbozó una sonrisa enorme al escuchar, olvidó por completo lo que estaba haciendo y corrió al encuentro de su hermano mayor.
- Aussie - Aquel sobrenombre; ya comúnmente usado en la comunidad angloparlante, que Canadá usaba para referirse a él con cariño - ¿Qué haces aquí?-
- ¿No puedo venir a visitar a mi hermanita? - Dejó una suave caricia en la cabeza de su hermanita, como siempre solía hacerlo - Tenía mucho sin verte y me dijo tu secretaria que estarías aquí -
Una mentira piadosa; la realidad era completamente diferente, unos días atrás Australia se enteró de la situación amorosa de su hermana. Decidió viajar a verla; ya que, él sabía lo mucho que se amaban y no le hacía sentido una ruptura tan abrupta. Al llegar a casa de Canadá se encontró con Francia, quien solo acertó a decir "La niña fue al bosque".
Australia entonces aprovecho la oportunidad para preguntar sobre la situación; tal vez su madre sabría algo, aunque dudaba en si su madre estuviera enterada. Para su no tan grata sorpresa, Francia sabía exactamente todo.
- Ya sabes, tu hermana y su necedad de seguir con su etapa - Aquellas palabras fueron habladas como si no pasara nada - Ya se le pasará y podremos olvidarnos de éste mal rato. Tu hermano y yo nos encargamos de esa mala mujer -
Australia había sido testigo antes de como podría llegar a ser su madre, algo estricta y bastante conservadora. Muy contrario a las nuevas generaciones de su país.
Pero, jamás se espero esa reacción tan fría.
- ¿Qué hicieron? - Trataba por todos los medios de no permitir que el tono de su voz fuera calmado.
- Lo que debía hacerse Australia, ella no estaba dispuesta a terminar ese jueguito bobo... Así que le dije que si no terminaba con eso, América iba a invadir el territorio de México - La voz de Francia sonó tan calmada que daba miedo - Y de verdad parece que tu hermana solo así entiende -
Australia no daba crédito a lo que escuchaba, si su madre también era homofóbica... ¿Por qué no le dijo nada cuando se declaró abiertamente gay?. De hecho, lo había apoyado y le dijo que lo amaba por ser su hijo.
¿Por qué no era así con ELLA?.
- Por cosas como esas es que te odio, madre - Se giró y caminó hacía la puerta, sin querer mirar a la cara a aquella country- No es culpa de Cannie el que Reino Unido te dejara -
La cara de Francia solo denotaba enojo y frustración, en una mueca torcida.
-¡¿Y DESDE CUANDO TÚ ME HABLAS ASÍ?! - Francia se acercaba a paso rápido, zancadas más grandes de lo normal - ¡A TI NO TE AFECTA NADA DE ESO!, ¡ESA MUGROSA SOLO IBA A ARRUINAR A MI HIJA! - Aquel gritó salió desde lo profundo de su pecho.
Australia giró su cuerpo un poco, solo para ver a la que una vez fue su tierna madre. Aquella que le curaba las rodillas al caerse jugando, la misma que le hacía su comida favorita cada cumpleaños y se lamentó por dentro al ver que no quedaba nada de esa mujer.
- Tú no sabes nada... - Una risa sarcástica mientras llevaba una mano a su frente para luego mirar a la rubia frente a él - ¡ESA NIÑA ES MI HERMANITA Y ES MI VIDA!, ¡LA ENTIENDO MEJOR QUE NADIE Y SOLO SE QUE LE ESTAS ARRUINANDO LA VIDA CON TUS TONTERIAS! -
Se volvió para dar unos últimos pasos y tomar la manija de la puerta, mirando al frente sin poder evitar sentirse desolado.
- Olvídate de mi... Ya no soy tu hijo - Abrió la puerta y salió.
La situación para ésta familia era extraña, los hijos ya no eran colonias; pero, seguían las órdenes de sus padres sin chistar. Excepto Australia; quien siempre vio el trato diferente y más exigente a su hermana, aquellos regaños siempre caían en el abuso. El mayor de todos los hijos jamás dudó en consolar a su pequeña hermana cuando su madre la hacía sentirse mal y ésta vez, no era la excepción.
- Aussie? - Aquella voz lo regresó a la realidad.
- Lo siento Cannie, me perdí un segundo - Su voz salió tranquila mientras seguía con aquella suave caricia en la coronilla de la bicolor. - Dime, ¿Qué haces aquí?.
Un silencio incómodo se creo de pare de Canadá; ¿Cómo explicar el motivo por el que estaba ahí?, creyó que su hermano estaría del mismo lado que su madre y E.U.
Y lo último que quería era otro regaño.
Australia comprendió aquella mueca que se hacía presente en la cara de su hermana; la manera en que sus ojos miraban al suelo y el rosado labio inferior temblaba mientras esos verdosos ojos se cristalizaban en segundos, una expresión que hacía desde pequeña cuando se quería hacer la fuerte.
Conocía de memoria el discurso que venía a continuación.
-E... Estoy bien Aussie, solo quería distraerme - Ahí estaba.
- Cannie, sabes que a mi no me puedes mentir... - La abrazo, igual que cuando eran colonias asustadas. - No necesitas mentirme, puedo ver que no estás bien. -
Canadá sintió las lagrimas rodar por sus mejillas, recargó su rostro en el pecho de su hermano y dejó salir todo lo que había estado escondiendo dentro de ella. Sacando a gritos un dolor acunado en su pecho desde hace ya muchos años.
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Soltera; pero, nunca solita (Countryhumans)
Teen FictionMéxico recibió un mensaje de su novia un martes por la mañana... Pero, no eran los buenos días o un "Te amo". Canadá; su adorada novia, la estaba terminando. En ésta historia seguiremos la historia a una México destrozada mientras trata de reconstr...