México recibió un mensaje de su novia un martes por la mañana... Pero, no eran los buenos días o un "Te amo".
Canadá; su adorada novia, la estaba terminando.
En ésta historia seguiremos la historia a una México destrozada mientras trata de reconstr...
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(Recomiendo escuchar la canción "Noche Y Dia" para el inicio del episodio)
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La mexicana se estaba encaminando a la barra dando leves traspiés; en parte ocasionados por los tacones y el alcohol que llevaba encima, al llegar se recargo un poco en el frío material que imitaba mármol negro y hablo arrastrando ligeramente las palabras mientras pedía otra "Cuba" y una "Perla negra".
El hombre de la barra le dijo que lo agregaría a la cuenta de México a lo que ésta solo le ofreció la tarjeta de crédito y le dijo que pagaría en ese momento ya que; se sentía más cómoda así, otro de los empleados en barra le cobró mientras preparaban sus tragos. Al finalizar le regresaron la tarjeta y México la guardó en su cartera, río levemente al verla y recordar por un momento que era esa cartera peluda en forma de oso que Canadá le había regalado hace unas semanas.
Luego de guardar la cartera en su pequeño bolso de mano, recibió rápidamente los tragos y regresó con su hermana a aquella mesa en la que se habían sentado. Ambas estaban un poco cansadas y se habían sentado para recuperar aire. Luego seguirían bailando; mientras tanto, se sentaron en el cómodo divan blanco que tenía en frente una pequeña mesita de cristal tintado de negro. Claro que aquello era una mesa VIP; aunque México pidió una mesa sencilla, la gente del lugar le insistió en darle aquella mesa sin cobro adicional.
Mucho lugares solían hacer eso ya que; al ser México muy querida por su gente a pesar de su fuerte carácter, su presencia en un local atraía clientela por montones y era una manera de "Agradecerle". Cosa que aquella country se cansó de pelear hace muchos años, ya que en palabras propias "Solo quería que la trataran como a los demás".
Eso jamás pasó y dejó de intentarlo.
Pero; en ese momento no le importaba, solo se dejó querer y disfrutó de aquel cómodo divan. La suave piel sintética le daba un soporte a su espalda que aliviaba el dolor que sentía por haber estado mucho tiempo en posición fetal aquella mañana. Mientras bebía aquel cóctel que le ayudaba a soportar más la fiesta, claro que el sabor a bebida energética no era su favorito; pero, una perla negra cuando se empezaba a cansar siempre le venía bien. Cantaba alegremente con su hermana la canción que sonaba en ese momento, casi gritando para poder escucharse entre sí mientras movían el torso levemente de un lado a otro.
