Bienvenidas

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Era de mañana cuando desperté, no estaba en el lugar donde me había desplomado la noche anterior, en cambio, estaba dentro de una cabaña helada y amueblada. La cabaña no estaba en las mejores condiciones y olía a humedad, estaba sumamente polvorienta y los muebles parecían llevar años ahí; sin embargo, no me podía quejar, era lo que necesitaba después de la agitada y horrenda noche que viví. A ese punto no estaba seguro de si sólo había sido un sueño, pero al volver a ver mi ropa ensangrentada supe con horror que todo lo que viví era real.

—¿Hola...? —dije con la voz temblorosa. Una vez más, nadie respondió.

Me senté en el sofá donde estaba acostado y pude ver que la cesta y el hacha estaban ahí. Me abalancé a la comida y abrí un paquete de hotcakes pre hechos, los cuales devoré en cuestión de minutos. Estaba sediento, pero en el cesto no había ninguna bebida, me levanté y fui hasta la cocina donde abrí la llave del grifo.
Un agua de color verde asqueroso salió con dificultad de la tubería, no pude contener una arcada ante el olor tan asqueroso que emanaba, esta agua no era bebible en lo más mínimo. Me asomé por la ventana más cercana y vi que aún estábamos en el bosque, busqué con la mirada algo que me pudiera proporcionar ese líquido vital que mi garganta añoraba.

—¡Eso es! —Exclamé al ver un río a lo lejos, con suerte podría encontrar un lago cerca.

Salí de la cabaña y caminé con rapidez hasta llegar al río, ahí me percaté que a lo lejos se podía divisar que el cuerpo de agua se hacía más angosto conforme avanzaba; sí había un lago cercano.
Sonreí por primera vez en todo lo que llevaba de esta nueva vida y corrí hasta que encontré el lago en cuestión. Era cristalino y parecía llamarme a sus aguas, no podía negarme a eso.

Con algo de lentitud quité mi camisa junto con las vendas, mis pantalones y mis tenis. Avancé hasta la orilla del lago, donde el sol cubrió mi espalda como si fuera una manta.

Bajé la vista y pude ver mi reflejo en el agua, giré la cabeza para confirmar que esa herida estuviera en mi rostro, y para mi desgracia, así era. Mi piel estaba desgarrada desde la comisura de mi labio hasta el final de mis muelas, me daba una apariencia de estar sonriendo a medias. Bebí del agua con desesperación y sólo después de terminar de satisfacerme limpié mi cara ensangrentada con el agua fría, luego lavé mis manos y brazos; antes de darme cuenta ya estaba mordiendo mis dedos, ahora entendía el porqué de las marcas y las vendas en mis manos.

Sacudí la cabeza para volver a concentrarme. Entré con cuidado de no resbalar y avancé hasta que el agua me cubría hasta el cuello. Lavé todo mi cuerpo y el agua a mi alrededor se tornó entre rojiza y café por toda la suciedad, me sentía más cómodo ahora que podía darme un baño —o lo que fuera que estaba haciendo—.

Mientras me mojaba el cabello y retiraba las últimas hojas enredadas en éste, mis ojos se concentraron en el agua alrededor de mí y en la profundidad del lago, pude jurar que en ese momento una enorme sombra se acercaba a mí. Nadé hasta la orilla lo más rápido que pude, estaba seguro de que era un tiburón.
Salí del agua con la mayor velocidad que me permitía mi cuerpo debilucho y cuando estuve seguro en la orilla fue que pensé con claridad. Los tiburones no habitaban en los lagos.

Mis alucinaciones eran tan reales y tangibles que eran difíciles de identificar de la realidad, sin contar que justo hace unas horas un ser sin rostro de tres metros me había hablado y me había pedido unirme a él. ¿Tenía la culpa de pensar que un tiburón en un lago era algo sensato?

Suspiré, estaba temblando de nuevo. Me puse la ropa sucia y caminé en la misma posición extraña y encorvada que mi cuerpo adoptaba sin que yo lo pidiera. Dejé un rastro de agua por todo el camino hasta que llegué al claro donde estaba la cabaña, ahí el pasto largo y lleno de maleza absorbió el agua que caía de mi cabello empapado. Entré a mi refugio temporal y me senté en el sofá sin saber qué hacer.

Keep Myself Alive | [°TicciMask°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora