Keep Myself Alive | [°TicciMask°]

Formaldehído

—Capítulo +18—

Una tregua sin discutir es la que mantenía expectantes a los chicos, no podían bajar la guardia ni mostrarse hostiles. Era una lucha diaria con el instinto y la lógica.

Durante meses se mantuvieron tibios, ninguno empezaba conversaciones ni peleas a menos de que fuera totalmente necesario.

Para Toby era más fácil afrontar la soledad que para Tim, ya que el primero se divertía contando chistes a las pelusas o hablando sin cesar consigo mismo de temas variados.

La última vez que habían salido del bosque fue en el secuestro del niño, ese niño que jamás volvieron a ver. Tim estaba seguro que ahora el pequeño comenzaría a esparcir la enfermedad.

Concluir sus peleas les había hecho acreedores de nuevas misiones por separado. Consistían en cosas pequeñas, como conseguir cierta cantidad de ojos de animales o suministros peculiares —como hojas de papel—.

Ninguno sabía de qué servía arriesgarse en la ciudad o en las profundidades del bosque, pero no cuestionaban nada. Al menos ahora tenían algo más que hacer.

Toby seguía practicando su entrenamiento, y su devoción por el caos seguía reinando en cada parte de él, haciéndolo un rival más fuerte de vencer en cuanto a rapidez. Nunca se sabía cuándo o cómo atacaría.

Masky ahora era completamente él de nuevo. Había pasado poco más de medio año sin consumir medicamentos, haciéndolo completamente consciente de su verdadera personalidad.

Tim ya no era Timothy la mayor parte del tiempo. La ira acumulada nunca cesaba y eso le hacía ver la realidad de las cosas... a su manera.

A pesar de no poder controlar su ira asesina, Masky no era capaz de volver a pelear con Toby. Tobias era como un repelente y un combustible para su furia eterna. Se negaba a reconocer lo primero, no era posible que ese tonto mezquino lo pudiera hacer olvidar todo.

Slenderman notó que ellos ya no iban a pelear por su cuenta, estaban tan traumados por la tortura psicológica que sus cerebros les impedían cualquier tipo de interacción prolongada.

Era comparable a enseñarle a un par de perros que si peleaban, dormirían afuera.

Ya estaba siendo monótono para la entidad tener que ver un espectáculo que no comenzaba. Tomó cartas en el asunto cuando comprendió que necesitaban una pequeña ayuda.

Ahora los enviaba a misiones juntos, donde era de vital importancia que hablaran y formaran un equipo.

Inició con cosas fáciles: secuestros, robos. Y eventualmente crecieron hasta cosas que necesitaban más precaución, como homicidios.

La forma de ataque de Tobias representaba un peligro constante para la integridad de todos, menos para Tim. Es por esto que éste mismo cuidaba de cierta forma al menor de no hacer nada precipitado.

Ninguno se daba cuenta de lo mucho que comenzaron a cuidarse la espalda, porque a pesar de eso, se seguían odiando a muerte.

Una emoción tan abrumadora que los cegaba, los hacía agitarse y causaba cosas que, en otro ambiente, hubiera sido clasificado como algo apasionante que rayaba en la lujuria.

La actitud reacia de Tobias a cuidar su integridad física se deterioraba más conforme el tiempo pasaba, orillando a Masky a controlar sus movimientos a su antojo—protegiéndolo en el camino—.

Esos cuidados hicieron efecto en la mente trastornada de Toby, empezaba a distorsionar esa enorme brecha de odiar a Tim a considerarlo algo que no podía lastimar. Necesitaba socializar de forma urgente.