𝐄𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐬 𝐢𝐦𝐩𝐫𝐞𝐝𝐞𝐜𝐢𝐛𝐥𝐞.
Esa frase, jamás la olvidaría.
Tu primer amor podría ser el único o el último, el precio de su error.
Una maldición, cuyo propósito sería la venganza.
Fué esa frase la que desató el caos, lo hizo una vez...
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[ Sonic S. ]
Desperté temprano ese día, todavía no había salido el sol y ya mamá nos había ido a despertar personalmente a nuestra habitación.
—Vamos niños, dense prisa. No podemos darnos el lujo de llegar tarde a una ceremonia de este tipo —hablaba mientras se paseaba por la habitación.
Sonia se levantó enseguida, Manic seguía durmiendo y yo, solo la observaba preocupado.
Afortunadamente había logrado ocultar mi herida hasta ahora, incluso durante la cena. Tuve que usar pantalones para ocultar el vendaje y, sorprendentemente, nadie había preguntado o comentado nada al respecto hasta ahora. ¿Pero ocultarlo durante una ceremonia?
A penas había tenido tiempo para procesar todo lo que decía mamá, y cuando me dí cuenta ya estábamos todos frente al carruaje que nos llevaría fuera del reino.
Estuvimos toda la mañana encerrados en ese carro hasta que por fin llegamos.
Durante el viaje mamá nos había explicado que habíamos sido invitados a la presentación de la nueva princesa del reino vecino.
Al llegar, me dí cuenta de que habían asistido más personas de las que imaginaba. Los Cats eran una familia conocida por ser refinada y cautelosa, pero cuando de festejos se trataba eran reconocidos por sus sofisticadas ceremonias y generosa hospitalidad.
A penas llegamos, nos unimos al resto de invitados que avanzaban por el salón a saludar a los anfitriones. Cuando llegó nuestro turno, la pareja de gatos sonrieron amablemente. Nos invitaron a conocer a la nueva princesa, mamá y Sonia enseguida se acercaron. Y ahí estaba, en una cuna dorada, envuelta en una fina frazada yacía una pequeña gatita de pelaje lila.
—es la princesa Blaze —presentó la reina, mientras les sonría a mis padres.
Después de más cordialidad, Sonia, Manic y yo nos alejamos mientras mis padres se fueron a saludar al resto de invitados.
—bueno, niños. Voy a saludar a mis amigas —avisó Sonia apunto de retirarse.
—igual yo
—¿Tú? —Sonia levantó una ceja confusa—. A mí me parece que solo quieres ir a asaltar la mesa de bocadillos.
—es lo mismo —Manic levantó los hombros con indiferencia—. Nos vemos al rato.
Y ambos se fueron por su parte dejándome solo. Genial.
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