𝐄𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐬 𝐢𝐦𝐩𝐫𝐞𝐝𝐞𝐜𝐢𝐛𝐥𝐞.
Esa frase, jamás la olvidaría.
Tu primer amor podría ser el único o el último, el precio de su error.
Una maldición, cuyo propósito sería la venganza.
Fué esa frase la que desató el caos, lo hizo una vez...
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[Sonic Speed]
Ya había amanecido, y con la llegada del sol comenzaban las rutinas en todo el reino y el palacio.
Por mi parte, me encontraba en mi rutina diaria matutina. Seis días a la semana dedicados completamente al estudio.
Solo tenía un día para descansar y, a decir verdad, era lo único que no hacía.
Ese día se llevaban a cabo eventos y celebraciones por parte de los nobles, cada semana.
Miré frente a mí, en el presente me encontraba en la biblioteca del palacio viendo una de mi tantas clases. Historia, para ser precisos. Y no de las historias que me gustan, aunque a decir verdad sí son muy interesantes.
Mi maestro, un búho de plumaje café con gafas; me explicaba la clase. El tema de hoy: la guerra de los Mobians. Un tema que me parecería muy interesante. O bueno, lo haría, si no lo hubiera estudiado miles de veces el último año.
En algún punto de la clase dejé de prestarle atención. Frente a mí tenía algunas páginas en blanco y tinta, solo tomé la pluma y dejé que mi imaginación fluyera.
-¡Joven Sonic! -escuché-, ¿Me está escuchado? -repitió, la voz del Sr. búho.
Seh, ese era su nombre.
Agite la cabeza al percatarme de la voz de mi maestro, me miraba desaprobatoriamente.
-Joven, ¿Puede repetirme usted lo último que dije?
-ah -dudé-, ¿en la guerra fría los rebeldes fueron los verdaderos vencedores?
Probaría mí suerte, cómo en las historias. Creí que pude haber acertado, pero no. Rayos, esto no funciona en la vida real.
-ya hemos hablado de esto, majestad -empezó.
Yo solo suspiré cansado. Desvíe mi mirada a la hoja percatandome de una figura, era un dibujo.
Y lo había hecho yo.
-¿Entiende? -yo solo asentí sin tener idea de lo que decía.
Rogaba por qué no sospechará.
Mi maestro me examinó de pies a cabeza, yo solo sonreí nervioso.
-Como decía -se dispuso a continuar, suspiré aliviado, pero me desconcertó cuándo clavó su mirada en mi escritorio.
-¿Qué? -indague.
-¿Qué es ésto? -se acercó a mí arrebatándole el dibujo.
Oh no.
-ah eso, verá, son solo garabatos -intenté excusarme.
El señor búho me miró levantando una ceja.
-Ay majestad, la clase no trata sobre...¿Qué es esto?
-es...un coco -respondí
Él me enseñó la hoja donde claramente se podía ver un coco. O bueno, no un coco normal, esté tenía brazos largos, ojos desorbitados, colmillos y garras.