Dazai 13 años
La habitación estaba oscura; casi no se podía ver.
El olor de la tensión, inundaba las fosas nasales de un niño de 5 años sentado sobre su cama con semblante aterrorizado.
El niño solo podía ver claramente en un radio de 2 metros, todo lo demás eran sombras deformes y tétricas.
El ambiente frío le creaba una sensación de dolor interna que el niño no sabía identificar. ¿Quizás era miedo? ¿Tristeza?
No lo entendía. Solo entendía que viva rodeado de dolor; un dolor que no podía acallar.
Los grandes ojos del infante se llenaron de lágrimas. No debía dejarlas caer. Eso sería un error fatal.
No debía moverse. No debía hablar. No debía ni siquiera existir.
Pero el niño tenía miedo. Mucho miedo. Las sombras lo miraban burlándose de su dolor. De sus ojos llorosos. Retandolo a pedir ayuda. A cometer otro error fatal.
En un impulso momentáneo, aún lleno de terror, bajó de la cama tanteando el suelo y empezó a caminar. El suelo tenía una sensación viscosa. Parecía que le quería atrapar los pies.
El niño podía sentir una corriente helada en su columna vertebral, era como el alimento frío de la muerte.
Rápidamente se giró, sintió que había una presencia en su punto ciego. No había nada, solo las sombras deformes.
Continuó caminando y pronto la habitación se transformó en un pasillo de suelo helado.
En las paredes había cuadros. Cuadros de un hombre y una mujer de mirada despiadada que seguían al niño con la mirada. Todos y cada uno de ellos le causaban horror.
El suelo se fue tornando una masa flácida y fría semejante a lodo o slime. Lentamente fue atrapando los pies del niño hasta que no se podía mover. Lo habían atrapado. Esa casa horrible lo había atrapado.
Entonces las sombras se fusionaron entre si formando a los adultos de los cuadros; una mujer hermosa de cabellos rizados, belleza casi etérea, y un hombre alto e intimidante con mirada fría y seria.
Ambos eran personas atractivas y muy altas, casi como gigantes. O así es como el insignificante niño lo percibía. En los ojos de esos seres que parecían humanos estaba pintada la maldad más absoluta.
"¿Qué ha pasado, hijo? ¿Te has caído?" La titánica mujer extendió sus hermosos brazos hasta el niño y lo elevó hasta que fue sostenido por ella.
Pero no era un abrazo amoroso, era asfixiante; el niño no podría soltarse ni aunque lo intentase; y si lo llegaba a intentar los ojos de la mujer se teñirian de ira.
No quería hacerla enfadar. Eso solo acabaría con el. No quería más heridas. Más dolor. No quería seguir sufriendo.
"¿Por qué miras así a tu madre, Osamu?" Ahora quién habló fue el hombre "¿Por qué estás tan asustado? Sabes que eso no es el comportamiento de un hombre"
El niño se escondió en el cuello de aquella que debía llamar "madre". No quería enfrentar la mirada del terrorífico adulto.
"Mírame cuando te hablo, malagradecido"
El niño giró la cabeza lentamente para ver el rostro del hombre. Lentamente el rostro de este fue mutando a una máscara que se derretía. La sangre empezó a brotar de las cuencas del adulto y cuando se giró a la mujer vio que su piel se estaba pelando.
Era un espectáculo repugnante y aterrador a partes iguales.
Se intentó soltar pero entonces la mujer apretó más el agarre mientras palabras atroces salían de lo que en algún momento habían sido sus labios.
Antes de que pudiera intentar siquiera defenderse sintió que el oxígeno le era arrebatado por unas manos invisibles que lo asfixiaban.
🏘️
"¡Osamu!" Los adultos entraron agitados a la habitación del pre adolescente.
"¡Hijo, ¿Estás bien?!"
Los padres del niño se habían despertado al oír a su hijo gritar en sueños. Gritos de horror, miedo y desesperación.
El chico se despertó ante los llamados de sus padres con los ojos llenos de lágrimas y la respiración acelerada.
"¿Qué ha pasado?" El mayor sentó en el borde de la cama para consolar a su pequeño.
Fue a extender una mano a su hombro pero el castaño de apartó repentinamente con una mirada de miedo.
"No me toques, porfavor" Sus voz sonó rota mientras decía eso; sus ojos se inundaron de lágrimas.
"Voy a buscar unas pastillas para que que te relajes, ahora vuelvo" Dijo Ango marchándose de la habitación.
Odasaku se quedó donde estaba, junto a Osamu, en silencio para darle tiempo de calmarse. Sabía que su sola presencia era reconfortante para el pre adolescente.
Al poco rato el otro adulto volvió con unas pastillas y un vaso de leche con miel en las manos.
La habitación estuvo en silencio por unos momentos hasta que el castaño se sintió suficientemente seguro para hablar.
"Era una pesadilla. Había un niño muy pequeño en una casa enorme. Estaba asustado porque la casa era terrorífica y había monstruos en ella. Entonces, el niño salió de su habitación; los monstruos lo atraparon haciéndole mucho daño. Le estaban asfixiando y diciendo cosas horribles" Su delgado cuerpo temblaba con cada cosa que decía.
"¿Y por qué le hacían eso?" Se aventuró a preguntar el de gafas, debía sacar la mayor información posible de aquello que aquejaba a su pequeño.
"No lo sé. Creo que porqué no era como ellos querían. Porque no le gustaban las cosas que ellos querían; y quería hacer cosas que a ellos no les gustaban. Porque quería divertirse, porque quería jugar y pasárselo bien. Y a ellos no les gustaba que el niño hiciera eso. Y le hacían daño. Aunque realmente no lo sé. Solo sé que le habían daño" Las lágrimas empezaron a bajar sin posibilidad de ser detenidas.
"Ven aquí" El pelirrojo lo rodeó con sus brazos y el niño se refugió en estos para poder llorar largo y tendido.
El otro adulto, dejó el vaso junto a las pastillas en la mesilla de noche y de unió al abrazo.
Unos minutos más tarde Osamu por fin dejó de llorar y temblar.
"Tomate esto, te ayudará a dormir" Ofreció el azabache con una expresión reconfortante.
"Gracias" Murmuró en voz baja.
"¿Quieres venir a dormir con nosotros?" Preguntó el pelirrojo ante la expresión algo vacilante de su hijo.
Osamu asintió en silencio, aún con la cabeza gacha.
En silencio, el menor se puso de pie y caminó de la mano de Ango hasta la habitación de los adultos; durante el trayecto pasaron por el pasillo; Dazai no pudo evitar sentir un escalofrío mientras se encogía de miedo.
Finalmente llegaron a su destino y el pequeño se metió a dormir entre medio de sus padres y, aunque aún algo inquieto, finalmente pudo dormirse gracias a la protección que estos le proporcionaban.
Dedicado a La_carne_de_luffy, que quería saber un poco del pasado del nene 😚Otras ideas, peticiones o situaciones que queráis >>>
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Un Familia, Un Caos
Hayran KurguLa vida es una cosa sorprendente, un día has adoptado a un tímido niño huérfano junto a tu esposo y al otro, ese mismo niño te está explicando una teoría de porque Disney y dios son la misma persona.