Capítulo 9

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Justo como lo prometió, el jefe alfa de los leones regresó una semana después al territorio de los guepardos.

Kwan lo esperaba en la entrada de su casa, ya que era el único lugar en condiciones de que se realizara un acto político como la renovación de una alianza. A sus lados estaban dos hombres que parecían ser su beta y un guardaespaldas.

Cuando Hoseok bajó de la camioneta, inmediatamente Jimin y cuatro de sus centinelas lo rodearon.

—Jung Hoseok, un gusto verlo de nuevo —saludó Min cuando lo tuvo en frente.

—Min Kwan —respondió el contrario asintiendo, no fingiría que el sujeto le agradaba.

El líder Jung le dirigió una mirada a su beta antes de andar para ingresar a la cabaña. El león se sentía malditamente nervioso, seguro más que cualquiera; temía que lograran identificar el aroma de Yoongi en su cuerpo y, más que eso, sentir la angustia de su omega a través del lazo sólo complicaba su autocontrol, tanto que quería huir y abandonarlo todo para regresar a los brazos de su pequeño. Sin embargo, como era obvio, no podía y en su lugar se mantuvo firme.

Hasta que fuera el momento.

...

—No creo que debamos acercarnos más que esto, no es parte del plan —dijo Seokjin sintiéndose ansioso, arrepentido de haber dejado que Jungkook manejara el auto.

—Llevan mucho tiempo dentro, tenemos que asegurarnos que estén bien —respondió Yoongi, alentando a Jeon para que se introdujera más al área perteneciente a los chitas.

El automóvil temblaba y se movía furiosamente de un lado a otro ante la manera arrebatada del pelinegro al conducirlo, además el terreno disparejo por el que pasaban no ayudaba a mejorar las condiciones, pues no era el camino principal que los llevaba a la edificación principal de la manada; no tenían que ser vistos, por lo que estaban atravesando parte del bosque.

—Además, Taehyung aún está ahí —explicó el tigre como si Kim no lo supiera mientras seguía haciendo al carro avanzar, cada vez más cerca, tanto que la cabaña del líder se empezó a divisar—, y debem...

La forma tan repentina con la que frenó fue la causa de que el pequeño cuerpo del guepardo que se asomaba desde los asientos traseros se fuera hacia adelante y casi chocara contra el tablero del auto. Jin rápidamente lo ayudó a recomponerse. —¿Qué demonios te sucede?

Sin responder, Jungkook trató de abrir la puerta desesperadamente, sin éxito pues su beta lo impidió halándolo del brazo. Los chicos lo miraron extrañados, no logrando comprender su comportamiento.

El omega, viendo lo afectado que el alfa de pronto estaba, sostuvo su mano para alentarlo a explicarse.

—Puedo sentir su presencia y... Algo no está bien —dijo como hundido en un trance, ido—. Tengo que ir por él.

—¿Estás loco? —Seokjin lo detuvo de nuevo—. No, eso no es parte del plan, ¿recuerdas? Hoseok lo sacará, no tú.

—Mierda, Jin, si no fuera algo urgente, mi animal no estaría desesperado por ir. Es necesario sacarlo de ahí ahora mismo.

El silencio cayó sobre ellos, enfadados de la situación. Entonces Min decidió intervenir.

—Iré contigo.

—Joder, ¿por qué se esfuerzan tanto en ponérmelo difícil? —se quejó el beta—. Yoongi, es peligroso.

—Lo sé Seokjin, pero Jungkook ya lo dijo, es necesario que sea ahora.

Frustrado, Kim accedió y bajó del auto para preparar sus armas. —Hagamos esto rápido —ordenó con molestia—, y más vale que no lo arruinen.

Ninguno le tomó real importancia, de igual forma asintieron con rapidez.

AlianzaWhere stories live. Discover now