Capitulo 14

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Condujimos aproximadamente 20 minutos hasta la dirección que teníamos. Al llegar, nos sorprendió el estado de la casa. Era bastante antigua y mostraba signos de abandono, algo que no esperábamos para nada.

— Quizás esto es típico del barrio —comenté, observando la fachada descuidada.

Nos dirigimos con pasos rápidos hacia la puerta y comenzamos a tocar.

— No creo que esté. Se oye mucho silencio —dijo New, frunciendo el ceño.

— Igual hay que intentarlo. Si no, iremos a preguntar a los vecinos. Alguien tiene que saber algo —respondí, sin dejar de tocar.

— Está bien —aceptó New con resignación.

Después de 10 minutos de tocar insistentemente y sin obtener respuesta, decidimos que era mejor seguir con nuestro plan y fuimos a la casa que estaba justo al lado.

— Disculpe que la molestemos. Estamos buscando a Gun, un chico bajito y castaño. Vive al lado y queríamos saber si sabe dónde podríamos encontrarlo —le expliqué a una señora que había salido de la casa.

— Lo siento, pero aquí no vive nadie. Bueno, al menos yo nunca he visto a nadie en esa casa —respondió la mujer, con tono indiferente.

Era exactamente lo que Off nos había contado. Nos miramos, resignados, y agradecimos a la señora antes de alejarnos.

— Te lo dije, Tay. Es lo mismo que le dijeron a Off —dijo New, visiblemente frustrado.

— Tranquilo. Solo hemos revisado una casa. Aún nos quedan más por visitar. Si Gun realmente vive aquí, alguien tiene que saber algo —intenté animarlo, señalando una casa frente a nosotros.

Después de media hora visitando casi todas las casas cercanas, la situación no mejoró. En cada una, la respuesta era la misma: nadie conocía a Gun. Decían que nunca habían visto a nadie en esa casa, lo cual era difícil de creer. Off había visto a Gun, y confiábamos en su palabra. Nos parecía extraño que nadie pudiera darnos una pista.

— No puede ser que nadie sepa nada sobre él, Tay. ¿De verdad nadie lo conoce? —preguntó New, frustrado.

— Creo que es mejor regresar e intentar que Off nos abra. Si no, podemos pedir la llave al dueño del edificio —propuse, y New asintió con resignación.

— Vamos a esta última casa y, si nos dicen lo mismo, entonces haremos lo que sugieres —dijo New, y asentí.

Caminamos una vez más hasta la última casa en nuestra lista y tocamos la puerta. Esperamos unos segundos hasta que se abrió. Una mujer joven, de alrededor de 20 años, apareció en el umbral con una expresión amable.

— Buenas tardes, ¿en qué les puedo ayudar? —preguntó con voz gentil.

— Buenas tardes. Estamos buscando a Gun, un chico bajito y castaño. Vive en esa casa —señalé la vivienda en cuestión— y queríamos saber a qué hora o dónde lo podríamos encontrar.

La chica se quedó pensativa por unos momentos y luego respondió:

— Bueno, nunca he visto a nadie viviendo allí—El desaliento casi se apoderó de nosotros al escuchar esto, pero luego continuó.
—Sin embargo, creo que mi padre mencionó algo sobre esa casa la última vez que me visitó. Me parece que un amigo o algo así vivía allí antes, pero no estoy completamente segura—

De repente, nuestras esperanzas se reavivaron.

— ¿Podría decirnos dónde encontrar a su padre o cómo se llama, por favor? —preguntamos con renovada esperanza.

— Claro, él está trabajando ahora. Tiene un restaurante de comida tailandesa aquí en la ciudad. Su nombre es Oabnithi Wiwattanawarang —respondió la joven

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Las fuerzas lo habían abandonado hacía mucho tiempo. Tal vez era por todo el llanto acumulado o por el tiempo que había pasado sin comer ni beber nada. Sus amigos no habían vuelto, y en el fondo, pensaba que era lo mejor. Era casi de noche, y el deseo de levantarse e ir a buscarlo era inmenso, pero sabía que no serviría de nada; él no saldría, como no lo había hecho los últimos días. No tenía idea de qué pasaría, tal vez lo mejor sería simplemente dejarse morir. Total, nada tenía sentido sin Gun. Ni siquiera había ido a trabajar, así que, seguramente, ya lo habían despedido.

La última vez que se vieron seguía nítida en su mente. Ese beso, ese contacto tan intenso, lo acompañaría siempre. Recordaba el calor de sus labios, su suavidad, y las lágrimas volvían a fluir incontrolablemente.

¿Cómo podría vivir sin Gun? La pregunta lo atormentaba, y la respuesta parecía tan lejana como un sueño perdido.

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Pov Tay

Las cosas habían resultado tan diferentes a lo que habíamos imaginado. Ni en un millón de años esperábamos escuchar lo que nos había revelado el señor Oab.

Al principio, no lo creímos. Pensamos que tal vez se había confundido, que hablaba de otra persona. Pero no, en nuestras manos estaban las pruebas de que lo que nos dijo era real. Cuando la mujer nos dio el nombre y resultó ser mi jefe, no me sorprendió. Después de la actitud que mostró al escuchar el nombre de Gun, supe que me había mentido cuando dijo que no lo conocía.

Lo que no imaginé fue lo que nos diría cuando volvimos al restaurante y lo confrontamos. Fue completamente una locura.

—¿Qué haremos, Tay? ¿Le diremos a Off? —preguntó New, sentado en la sala de nuestra casa junto a mí, mientras recargaba la cabeza en mi hombro.

—No podemos decirle algo así, de golpe —respondí, acariciando su rostro con una mano.

—Tenemos que hacerlo con calma. Él no nos creerá de inmediato y podría molestarse, lo sabes —añadí.

—Lo sé, pero tenemos que ayudarlo de alguna manera, es nuestro amigo —dijo New, mientras comenzaba a llorar.

Lo miré y le tomé las mejillas con mis manos.

—Hey, Newwie, tranquilo amor. Lo ayudaremos, moveremos cielo, mar y tierra para hacerlo. Él estará bien y volveremos a ser los mejores amigos como antes, ¿sí? Se olvidará de que conoció a Gun —le dije, besándolo ligeramente en los labios y secando sus lágrimas con el dorso de mi mano.

—¿Me lo prometes? —preguntó entre sollozos.

—Lo prometo, mi amor —respondí con firmeza.

—Ahora, lo que tenemos que hacer es ir a su casa y decirle que tenemos información de Gun. De esa manera, nos abrirá —le dije mientras lo abrazaba.

—¿Y si no lo hace? —preguntó.

—Lo hará. Pero si no, pediremos la llave al dueño del edificio —dije, dándole un beso en la frente. Él asintió.

Una hora después, estábamos frente al departamento de Off. Teníamos todo listo, incluyendo la carpeta con las pruebas que confirmaban la información del señor Oab.

No sabíamos si contarle todo de inmediato. Primero queríamos ver cómo se encontraba, hacer que comiera o incluso que se bañara, si no lo había hecho.

Tocamos la puerta y, como siempre, no hubo respuesta. Volvimos a tocar varias veces, sin éxito.

—¡¡¡Off, sabemos que estás ahí!!! ¡¡Ábrenos, por favor, somos Tay y New!! —grité, pero el silencio fue nuestra única respuesta.

—¡Por favor, amigo! ¡Solamente queremos saber que estás bien! ¡Sabemos que esto es por Gun! —añadí.

—¡Así que lo buscamos y tenemos información de él! —grité de nuevo y esperé.

Cuando ya pensábamos que no obtendremos respuesta, escuchamos unos pasos a lo lejos. Después de unos minutos, la puerta se abrió.

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Quiero decir que esta historia está casi por llegar a su final. Solamente faltan unos pocos capítulos, así que quiero agradecer, a los que han leído hasta acá.❤️❤️

The mirage of GunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora