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Aina

-¡Ya estoy aquí!-grite desde la entrada para que mis padres notaran mi presencia.

-Estamos en la cocina, vente a comer-me gritó mi madre y obedecí.

-Hola-les dije y les di un beso a cada uno.

-¿Que tal el día cariño?-me preguntó mi padre.

-Bastante bien.

-¿El examen?-me preguntó ahora mi madre.

-Bien también-respondi.

Comimos y me subí a mi habitación a acabar los deberes que me habían mandado.

Había quedado con mi novio para estudiar un rato juntos pero me había dicho que tenía otros planes así que lo habíamos cancelado. Para otro día.

Hice los deberes rápido y estudié un poco del próximo examen que tenía. La verdad que lo llevaba bien así que no me centré mucho.

Me puse mis cascos con mi música y recogí un poco la habitación. La verdad que siempre la tenía bastante desordenada.

Eric

Llegamos a casa y comimos. Había quedado con Ansu en su casa para jugar al FIFA así que terminé de comer y me fui.

Llegué y me abrió. Ya lo tenía todo preparado así que nos pusimos manos a la obra.

Jugamos unas cuantas partidas y luego hicimos un descanso para comer algo.

-¿Que te pasa tío? Llevas toda la tarde metido en tus pensamientos-me dijo. No era la primera persona que me lo notaba.

-No sé bro-le contesté.

-¿Te pasa algo? ¿Te preocupa algo? No sé tío-me dijo.

-Yo tampoco lo sé-le contesté. No quería contarle nada de Aina. Es mi mejor amigo y sé que me va a ayudar, pero por ahora prefiero que no.

Acabamos de jugar y me fui a casa algo mejor.

Al día siguiente sonó mi despertador y la verdad que tenía cero ganas de levantarme.

Me levanté, me vestí y bajé a desayunar.

-Buenos días-la dije a mi hermana. Era la única que estaba en la cocina.

-Buenos días-me contestó-. ¿Que tal has dormido?

-Bien supongo-la contesté levantando los brazos.

-¿Me llevas a clase?-me preguntó y no tuve más remedio que asentir.

Acabamos de desayunar y nos fuimos. Llegamos y mi hermana se despidió y se bajó del coche, pero yo todavía no me fui. Quería verla.

Y la vi. La vi pero no de la forma que me esperaba. Estaba sentada en una valla con un chaval entre sus piernas y de vez en cuando caia algún que otro beso.

Me fui super mal al entreno. Tenía unas ganas de llorar tremendas.

Todos me lo notaron y me preguntaron que qué me pasaba, pero a ninguno le respondí.

Entrené super mal, no podía parar de pensar en esa imagen, esa puta imagen.

Llegué a casa, abrí la puerta con cuidado y me subí a mi habitación. No quería hablar con nadie.

Me tumbé en la cama y me puse a llorar. De verdad, seguía enamorado de ella. De repente abrieron la puerta.

-Anda Eric, no sabía que habías venido-dijo mi madre-. Ey, ¿que pasa?-me preguntó cuando me vio.

Tiempo al tiempo [Eric García]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora