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1 año después...

Aina

Por fin había llegado el día. El día en el que Eric y yo nos casabamos.

Estábamos Andrea, mi madre y mi pequeña Martina, de un añito, en mi habitación arreglandonos.

El equipo que contraté me maquilló y me peinó. Ya era hora de ponerme el vestido.

-Estas preciosa cariño-me dijo mi madre y me dio un beso en la mejilla.

-La mejor novia del mundo-me dijo mi amiga y también me dio un beso en la mejilla.

-Os quiero mucho-las dije.

-Mama-me dijo mi pequeña como pudo y la cogí en brazos.

-Que preciosa estás mi niña-la dije, la di un beso en la frente y la bajé al suelo.

Era ya la hora de ir a la iglesia. Mi madre, mi amiga y mi hija se fueron a la iglesia. Vino mi padre a recogerme y se le cayó alguna que otra lágrima.

-Estás preciosa hija-me dijo mi padre y me dio un beso.

-Muchas gracias papá-le sonreí.

-¿Nos vamos? Nos están esperando-me preguntó y yo asentí.

Bajamos al coche que habíamos contratado para que nos llevasen y fuimos a la iglesia.

La música empezó a sonar y mi padre y yo entramos.

Estaban todos nuestros familiares y amigos de pie mirando como entraba pero yo solo tenía ojos para mi chico. Ahí estaba en el altar, guapísimo, esperándome.

Llegamos, le di dos besos a mi padre y me puse al lado de Eric.

-Estas preciosa-me dijo sonriente y yo le devolví otra sonrisa.

Llegó la hora de los anillos y mi pequeña Martina junto a su tía Alicia venían con ellos. Nos los dieron y la pequeña no se quería separar de nosotros, así que su padre la cogió y estuvo toda la misa encima de él.

-Eric García Martret, ¿quieres a Aina como tu esposa hasta que la muerte os separe?

-Si, quiero-contestó mi chico sonriendo.

-Aina Fernández Rodríguez, ¿quieres a Eric cómo tu esposo hasta que la muerte os separe?

-Si, quiero-contesté.

-Pues ya puedes besar a la novia.

Eric me quitó el velo como pudo ya que tenía a nuestra hija en brazos y nos besamos. Todo el mundo aplaudía, incluso Martina.

-Te quiero-me dijo en un susurro.

-Y yo-le contesté igual.

Acabó la misa y llegamos al restaurante. Comimos y nos fuimos a una especie de discoteca que había en la habitación de al lado.

-Me flipa todo tía-me dijo mi amiga mientras que bailábamos.

-Está saliendo todo perfecto-la contesté.

Llegó la hora de tirar el ramo. Todas las chicas se pusieron detrás de mí y yo hice el amago de tirarle, pero no le tiré. Me di la vuelta y caminé hacia ellas. Me paré delante de mi mejor amiga y se lo di.

-Creo que ha llegado tu turno-la dije y la di la vuelta.

Ahí estaba Nico arrodillado pidiéndola matrimonio. Andrea dijo que si y todos nos pusimos a gritar de la emoción.

-Te quiero-me dijo mi amiga al borde de las lágrimas.

-Te lo mereces-la dije sonriendo y la quité las lágrimas con mi dedo pulgar.

Se acercó mi ya marido y me dio la mano para que bailase con él. Obvio que no me pude negar.

Bailamos y se nos acercó mi niña corriendo. Bailamos los tres juntos.

Se hizo de noche y nuestros familiares se fueron. Sólo nos quedamos los amigos más cercanos. Mis padres se llevaron a mi hija ya que era tarde y tenía que descansar.

-¿Me buscas alguna chavala?-se me acercó Ansu.

-Dime a cual quieres y te la consigo-le contesté riéndome.

-Esa-me dijo y me señaló a una.

-Tio que esa es mi prima-le contesté.

-Pues así somos familia-me dijo riéndose.

Conseguí que Ansu y ella hablaran un rato. Por lo menos no tenía al pesado detrás de mi todo el rato.

Nos sentamos las chicas un rato a hablar de cosas. Estábamos bastante cansadas.

-¿Donde os vais de luna de miel?-me preguntó Elena.

-Pues vamos a ir a París unos días, luego a Italia y después a Manchester. Que a Eric le hace mucha ilusión que lo conozca-la contesté.

-Ah claro, él jugó en el Manchester City, ¿no? Y estuvo viviendo allí-dijo Roma y yo asentí.

-Si. En ese momento estábamos enamorados los dos y nos tuvimos que separar-las comenté.

-Bueno, pero las cosas han salido bien-dijo ahora Andrea-. Estais casados y tenéis una niña preciosa.

-Y tu dentro de poquito también te casas-la dijo Roma y estábamos nosotras más ilusionada que ella.

-Todavia no me lo creo-nos contestó-. Que capulla eres, como te lo tenías guardado-me dijo ahora a mi.

-No podía decirte nada, sino chafaba la sorpresa-dije y nos reímos todas.

Llegó la hora ya de irse. Cada uno se montó en su coche y se fue. Eric había bebido así que me tocaba conducir a mi. No me hacía mucha gracia ya que no me gustaba conducir de noche.

Llegamos a casa y nos subimos los dos a la habitación. La niña se había quedado a dormir en casa de mis padres así que tendríamos la casa para nosotros solos.

-Hoy ha sido el día más feliz de mi vida, a parte del nacimiento de nuestra niña-me dijo Eric mientras se tumbaba en la cama y sonreímos.

-Soy muy feliz a tu lado-le dije y le besé.

-¿Y si acabamos bien el día?-me preguntó poniéndose encima de mi.

-Estoy muy cansada Eric-le dije y bostecé.

-Un ratillo venga-me puso morritos y no me pude negar.

-Vale, pero controlo yo-le dije y asintió victorioso.

Nos dimos la vuelta y me puse yo encima de él. Empecé a darle besos por todos los lados y él iba metiendo su mano por debajo de mi camiseta.

La ropa estaba empezando a sobrar así que nos la fuimos quitando.

Así acabó uno de los mejores días de nuestras vidas.

Tiempo al tiempo [Eric García]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora