Por las calles se murmuraba una vieja leyenda urbana.
"El diablo y los contratos, dale lo más valioso y a cambio recibirás lo que tu codicia anhela".
Pero lo mas interesante de este relato, es al que unge como el partidario del diablo.
¿Como espe...
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Cuenta regresiva: dos meses antes del acto final.
—Silencio.
—WangJi, tienes que creerme.
Lan XiChen abordó un vuelo desde Berlín dos días atrás y llegó sin avisos a Beijing por la mañana de aquel día soleado. Era mitad de semana, Lan QiRen había ido al campus para atender sus labores como rector y solo Lan WangJi pudo darle la bienvenida a su hermano mayor.
Si bien, la bienvenida fue incómoda y simplemente incluyó una reverencia bajo la mirada vacía del menor. Finalizando las formalidades, Lan WangJi volvió su atención a la lectura del libro entre sus manos que parecía ser más entretenido que conversar con el hermano que no había visto en mucho tiempo.
Como fuera, XiChen no se desanimó. Tomó asiento en el sillón de una pieza al frente de suyo y comenzó a hablar por los codos de su maravillosa estadía en Berlín, el clima y sus alumnos. Llegando a la mención de un restaurante oriental ubicado a dos calles de su departamento, fue interrumpido— ¿Por qué volviste, hermano?
Lan XiChen sonrió nervioso—... ¿Eh?
¿Tan obvio había sido?. No, no era eso, solo era que su hermano seguía conociéndolo tan bien y no creía en absoluto que fuera un regreso casual. No cuando acaba de hablar sobre la vida perfecta que vivía en Alemania. Entonces, sin extender más el suspenso XiChen medio balbuceó al juguetear con sus manos— WangJi, hay un asunto que debemos hablar. Es sobre SiZhui.
El ambiente mutó a uno serio que el primer jade ya no podía seguir ignorando a su ge, mucho menos ahora que su hijo adoptivo se encontraba involucrado. Por lo qué, colocó una flor seca a forma de separador entre las páginas del libro escrito en un antiguo idioma y soltó un suspiro— Habla.
—¿Recuerdas el mensaje del otro día, en el que te preguntaba sobre el paradero de SiZhui?
Lan WangJi asintió en silencio.
—Bien. Desde aquel día... el vínculo que me une a SiZhui como su creador ya no existe.
Como si un balde de agua fría fuera lanzado sobre su cabeza, al segundo jade se le heló el torrente sanguíneo. Sus nudillos perdieron el color y sus ojos se volvieron más fieros— Hermano, eso...
—SiZhui...— Lan XiChen no lo dejó continuar y rascando el puente de su nariz como signo ansioso, continuó su cortejo a la muerte— creo que Lan Yuan pactó un contrato con los demonios.
Entonces la atmósfera se volvió más tensa con el trascurso de los segundos. El primer jade se encargó de relatar con detalle todos sus acontecimientos vividos en los últimos días, desde el cómo su poder celestial se vió drenado de imprevisto a media clase y como al tercer día, la existencia de SiZhui ya no quedaba en su dominio.
