Por las calles se murmuraba una vieja leyenda urbana.
"El diablo y los contratos, dale lo más valioso y a cambio recibirás lo que tu codicia anhela".
Pero lo mas interesante de este relato, es al que unge como el partidario del diablo.
¿Como espe...
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Dinastía Qing. Receso de las nubes.
El sonido del agua que corría por la cascada tomaba potencia mientras más se acercaban.
Bajo sus pies, las ramas crujían y provocaban que entre la maleza, pequeños conejos de pelaje blanquecino o lleno de motas grises corrieran lejos tras detectar su presencia.
Conejos... Gusu Lan estaba plagado de ellos.
Como sea, más temprano que tarde, dos cultivadores llegaron a orillas de la magnífica cascada gélida. Fue solo hasta ese momento, que la pálida mano que el Lan antes sostenía, se libero de su suave sujeción y así, Jin Ling pudo desenredarse de sus túnicas doradas.
El más joven de ambos se desvestia sin pudor alguno mientras Lan SiZhui miraba, los dedos de este último se hicieron torpes en el propio nudo de sus túnicas níveas.
Prenda por prenda, el líder Jin exponía su exquisita piel porcelana, con alguna que otra evidencia de sus actividades nocturnas la noche anterior grabadas en un rojo contrastante.
Para el final, un liston rojo siendo removido de su peinado fueron la señal para que el Lan no mirara más.
Sin embargo, fue tarde.
Jin Ling ya lo había atrapado siendo un pervertido.
Con mejillas y parte del cuello calientes, el líder de LanLing Jin no tuvo el valor para reclamarle sobre lo que tanto miraba. No tenía caso siquiera.
Lan SiZhui ya lo sabía todo de él, sin limitarse a lo físico. Incluso conocía ese lunar en su espalda baja del que ni siquiera antes sabía de su existencia.
Entonces, en su lugar dijo:
—¿¡Porque sigues con tu túnicas!?
Como si fuera un cachorro obediente, Lan SiZhui se libro de sus prendas en un pestañeo.
La pareja entonces estuvo lista, aún bien, Jin Ling tenía sus dudas sobre que tan soportable sería sumergirse en agua helada. Indeciso, tanteo con la punta de su pie la temperatura y tras el escalofrío que lo recorrió, dio tres pasos atrás.
Era una bendición que Lan SiZhui fuera compasivo y no aceptara que su novio nadara en las aguas templadas de la cascada. Con un talismán de calor lanzado al líquido ondeante, el vapor comenzó a emerger.
Jin Ling miraba a Lan SiZhui con una mueca leve, casi agradecida, a lo que el mayor solo le sonrió y ofreció su mano en su dirección.
Calidez cubrió sus tibios cuerpos, la relajación fue penetrando sobre sus músculos tensos.
Cada cultivador todo un extremo en la zona de aguas termales. El castaño se sumergió por completo unos segundos y SiZhui usaba una palangana para dejar caer el líquido sobre su coronilla.
