EXTRA 1

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*sucesos ubicados en el capítulo 24. Contiene contenido +18, así que si no consumís ese tipo de contenido te invito a ignorarlo*

Las notas de la música viajaban por todo el ambiente. Se escuchaba a la perfección el inicio de Swim a pesar del ruido relajante del agua que cancelaba cualquier tipo de sonido externo.

Todas las facciones de mi rostro se convirtieron mucho más confusas al dejar de sentir el calor y la presión que generaban los labios de Liam sobre mi cuello.

—Espera —soltó entre un jadeo.

Algo perpleja, me alejé un poco para intentar observarlo mejor y entender el porqué de su pausa, pero lo único que logré, fue perderme más en él.

El maldito era muy atractivo, joder.
Su cabello oscuro estaba húmedo y revuelto, sus labios formaban dos líneas finas perpendiculares y sobre su pecho, en el laberinto de sus tatuajes, bajaban cada vez más gotas de agua.

—¿Qué sucede? —Fue lo único que pude decir mirándolo, vulnerable ya que... bueno, ya estaba jodidamente entregada.

No había vuelta atrás.

—Quiero que estés segura de que quieres hacerlo. —Miré hacia abajo, pensativa. Él al ver mi gesto, colocó su dedo pulgar en mi barbilla y levantó mi rostro de una forma tierna y al mismo tiempo desafiante—. Si no quieres podemos pensar otro plan.

Casi pude ver como se forzaba para mirarme a los ojos y no lo lograba. Era una lucha constante. Su mirada siempre terminaba desviándose a mis labios.

—Quiero hacerlo —solté enredando mis manos en su cuello—. Me gusta el plan actual como también me gusta que no puedas estar un segundo mirándome a los ojos. —Liam sonrió—. Pervertido.

—Mejor que te guste, no entraba en mi plan dejar de hacerlo —gruñó fijando su mirada a mis labios con intención, como si quisiera devorárselos en cualquier momento.

Sonrió de lado y me apretó contra la pared sin pensarlo dos veces. Choqué contra ella. El frío de los azulejos me erizaron la piel, pero de todas formas, eso se sentía extrañamente bien.

Al haber tanta diferencia de estatura, la cadena de plata que él llevaba junto a su cuello, rozaba mi rostro; y ni hablemos de su aroma, al tenerlo tan cerca sentía mucho más que de costumbre su colonia masculina. Era deliciosa, y mezclada con el olor del shampoo lo era aún más.

—Liam... —Intenté formular una oración pero se me hizo completamente imposible, entonces, me di por vencida.

Sonrió pícaramente antes de volver a estampar sus labios contra los míos con desesperación y deseo. De un movimiento veloz, tomó mi muñeca para tener más control sobre mi cuerpo y colocó la parte superior de mi brazo contra los azulejos de la ducha para poder tener un mejor acceso a mi cuerpo.

—¿Cómo te gusta? —me preguntó mientras tironeaba de mi labio inferior.

—¿Qué? —inquirí, confundida.

El hizo una mueca al ver mi inocencia, jugó con el piercing de su labio como de costumbre y abrió su boca:

—¿Cómo te gusta que te toquen, Jade? —Volvió a cuestionarme pero esa vez mucho más delicado.

Tragué grueso.

¿Acaso se suponía que debía saberlo?

—Yo... no lo sé —confesé, avergonzada.

Percibí como Liam había notado que no tenía mucha experiencia y eso me generaba muchísima inseguridad; diría que hasta más de la que ya tenía por el hecho de estar sin ninguna prenda al frente de él. Cuerpo contra cuerpo.

Efecto Mariposa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora