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Efecto Mariposa

Una pequeña colilla de cigarrillo arrojada en un bosque puede provocar un inmenso incendio. Una pequeña mirada puede provocar una alta tensión entre dos personas. Una pequeña discusión con tu padre puede hacer que arrojes tu cámara a la cabeza de un psicópata y que te termines enamorándote de su hijo. Una pequeña sonrisa provocadora puede generar mucho más de lo que creemos. Y por último, pero no menos importante, olvidarte el cumpleaños de tu mejor amiga también puede generar algo.

Puede generar un mal Efecto.

Un muy mal Efecto Mariposa que luego traerá muchas consecuencias.

—¡Si sabes que tengo memoria de pez! ¡No soy perfecto! ¡Puedo tener mis errores! —chillaba Alex desde la puerta de mi habitación.

—¡Te olvidaste mi maldito cumpleaños luego de más de diez años de amistad!

—¡Will tiene la culpa!

—¿Qué yo qué? —miró confundido a Alex—. Cariño, creo que debes relajarte y no gritarle así a...

Will ya me caía mejor desde aquel día: El día innombrable para mí y para Liam. El moreno fue el que logró contactarse con la policía al oír los disparos y él que, mágicamente, tenía altos conocimientos con la tecnología para hacer semejante comunicación sin ningún tipo de conexión.

Respiré hondo, intenté mantener la calma —spoiler: no funcionó— y abrí mi boca:

—¡¿Y me puedes decir dónde carajos está Liam?!

—Se fue con la otra —bromeó Alex tomando la mano de Will para luego alejarse. Al entender como me me había dejado, se detuvo, se volteó un segundo, vio mi perplejidad y volvió a abrir su boca—: No, si te adora más que a Chase Atlantic, tontita. Debe estar hablando con Pill por teléfono, como siempre —agregó, contento—. Ah, y feliz cumpleaños. Te debo el regalito, eh.

Fingí una sonrisa y vi como ambos se alejaban como una pareja feliz. Estaban saliendo hace más de un año, pero oficialmente, se pusieron de novios hace ya dos meses y, sinceramente, para lo único que se soltaban era para cagar.

Y ni siquiera puedo comprobar que sí lo hacían.

En fin.

Pill es el representante de Liam, y por alguna extraña razón, tiene el mismo ego que él. Cabeza siempre en alto, buena capacidad para convencer a los otros, buen nivel de simpatía y sobre todo, pero no menos importante, fan número uno de la música que mi chico compone.

Luego de superar el duelo de Cris, el chico tinta volvió a la música. Según la psicóloga esa sería una buena forma de volver a ser él, porque eso lo hacía sentirse vivo y conectar con algo más que no sea su dolor.

Y sí que funcionó.

La primera vez que Liam cantó en un bar Pill lo escuchó y se le lanzó encima, emocionado, con unas ansias inmensas. ¿Lo mejor de todo? Cantó Slow Down, la canción con la que empezó todo. Y voy a admitir que luego tuve que hacer una pequeña escena de celos, porque todas las chicas que estaban ahí le gritaban cosas asquerosas y poco sanas para mi pobre niño.

Y yo no lo podía permitir, ¿verdad?

—Gracias por oír a mi novio, yo también quiero que me meta la zanahoria hasta el intestino del...  —Intenté sonar compasiva cogiendo el micrófono.

Efecto Mariposa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora