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La luz que anunciaba el inicio de un nuevo día pego directamente en la cara de la pelinegra haciendo que está frunciera el ceño aún con los ojos cerrados, odiaba cuando a su marido se le olvidaba cerrar las persianas antes de dormir y ella tenía que sufrir las consecuencias en la mañana.

Giró perezosamente sobre su eje sintiendo como la gran mano humana de su esposo estaba gratamente extendida sobre su enorme barriga y el brazo de metal descansaba debajo de la cabeza del mismo, su esposa no lo podía encontrar más que atractivo en las mañanas, con los rizos alborotados sobre su cara gracias a que el cabello estaba empezandole a crecer, el cuerpo extendido abarcando gran parte de la cama, la boca abierta haciendo que sus ronquidos se escucharan aún más y un diminuto hilo de saliva escurriendo por toda su mejilla hasta caer en la almohada.

Ella lo encontraba más que atractivo en las mañanas.

El soldado logro sentir frío al notar que su esposa se había movido del cómodo lugar donde el había conseguido su delicioso calor corporal, por lo que aún dormido busco de nueva cuenta el cuerpo de la chica como si de un cachorro se tratase, cuando la sintió la volvió a abrazar con un poco más de fuerza sin quitar su mano del lugar donde seguían formándose sus hijos, logro sentir el cuello de su esposa por lo que no tardo en esconder la cara ahí, pero debido al cabello suelto de ella le provocó cosquillas en la nariz que trato de tranquilizar tallandose, seguido de un par de estornudos y varios bostezos a centímetros del cuello delgado blanquizco y con un rico olor a menta dónde se había escondido.

Ella seguía encontrandolo tan atractivo en las mañanas.

Se movió lo suficiente para quedar viendo la cara de James frente a frente, con las mejillas apretándose entre si por la posición en la que estaba, la boca aún semi abierta y la pestaña del ojo derecho más rizada que la del ojo izquierdo anunciando que se había quedado dormido encima de esta, podía ser el asesino más temido de todo el planeta, pero dormido y a lado de ella parecía un lindo bebé que necesitaba de cuidados extremos.

- ey - la chica empezó a acariciar la mejilla del castaño - ey, sargento Barnes - vio como el hombre reaccionaba a sus cariñitos - es hora de despertar

- mmm, 5 minutos más - pidió el hombre con su sexi voz ronca de recién despierto

- mereces que te tire de la cama - susurro con cierta burla - ¿Porque dejaste las persianas abiertas?

En la noche justo cuando se preparaban para dormir la chica fue muy clara cuando dijo: "Cierra las cortinas por favor, me da migraña por la mañana si me pegan los rayos del sol"

Toda esa escena paso por la mente del soldado haciendo que abriera los ojos de golpe.

Su esposa casi no le pedía nada ni a el ni a la pequeña Emma cuando se trataba de favores para la casa, pero cuando lo hacía era clara terminando con la frase "Por favor háganme caso, no me quiero enojar", la última vez que pasó fue con ambos, estaban jugando en el jardín con Snow y la niña saco un millar de sus juguetes al patio, T/n salió a eso de las 7 de la noche a decirles "ya levanten esos juguetes por favor, vamos a merendar, ordené pizza", al oir la palabra pizza tanto el adulto como la niña salieron corriendo dentro de la casa, comieron felices y después la niña propuso ver una película, cuando dieron las 9 pm la pelinegra quiso ir a dormir y su sorpresa al devisar el patio fue que todo seguía tirado y Snow ya estaba mordisqueando unas tacitas de plástico, ella solo dijo "nunca se les puede pedir nada" antes de hacer aparecer sus poderes y acomodar todo en las cajas, las llevo arriba y subió furiosa a su habitación antes de que alguno de los dos pudiera siquiera disculparse, Bucky tuvo que dormir en el sofá esa noche a pesar de tener varias habitaciones disponibles pues sentía que solo así podía ganarse el perdón de su esposa.

𝙄𝙧𝙤𝙣 𝙎𝙝𝙖𝙙𝙤𝙬.𝚜𝚎𝚌𝚘𝚗𝚍 𝚋𝚘𝚘𝚔 (Bucky Barnes y tú.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora