Jennie Ruby Jane Kim aparentemente lo tiene todo. Ella es hermosa, tiene un novio guapo y es la chica más popular en su escuela secundaria. Pero también es fría e intrigante, y hace todo lo que quiere. Todos en su escuela están tratando de no tomar...
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Ha pasado un mes desde que Rosé aceptó la propuesta de Jennie.
Jennie caminó apresuradamente desde su limusina hasta la entrada de la escuela. El aire tenía ese particular aroma a fresco, como si fuera a nevar pronto. La morena se estremeció por el frío. El color rosado de sus mejillas disipó la idea común de que no podía sentir el frío en absoluto.
"Buenos días" Jennie saludó a sus secuaces mientras tomaba el café de la mano de Nayeon. La siguieron hasta su primera clase. Las chicas notaron que Jennie estaba animada y feliz este último mes, y se morían de curiosidad por saber la razón, pero nunca se atrevieron a preguntar. Jennie lanzó una mirada curiosa a Nayeon cuando notaron que Jennie sonreía para sí misma. Para ellos esto era más que extraño, ya que nunca habían visto a Jennie comportarse así. Suzy decidió dar un salto de fe y preguntar.
"Hola Ruby Jane" llamó tentativamente a la rubia.
"¿Qué te dije de llamarme así?" Jennie levantó una ceja mirando a Suzy. Sólo hay una persona a la que se le permite llamarme así, o mejor dicho... gritarlo. Jennie se mordió el labio al pensarlo. Volviendo rápidamente a la realidad se dio cuenta de que Suzy le había preguntado algo.
"¿Qué has dicho?" le preguntó Jennie.
"Umm... eh... bueno... Me he dado cuenta... Quiero decir que hemos notado... que has estado muy feliz últimamente" Suzy se aclaró la garganta cuando Jennie le dirigió su ardiente mirada.
"¿De verdad? ¿Y por qué piensas eso?" Jennie entornó los ojos hacia Suzy.
"Uhh... no lo sé, simplemente sonríes a menudo"
"¿Así que quieres decir que no sonrío lo suficiente normalmente?" Jennie la desafió.
"Uh no, no es eso lo que quería decir... es que. .no importa" Suzy se interrumpió y decidió que era mejor dejar el tema.
"Ustedes, chicas, deberían meterse en sus propios asuntos. De lo contrario, podría querer ocuparme de algunos de sus asuntos, y todos sabemos que eso no seria algo bonito" Jennie les sonrió dulcemente, sus ojos contenían una evidente amenaza. Ver que todas se ponían rígidas por la ansiedad fue suficiente respuesta para la gélida reina.
Giró sobre sus talones y entró en el aula. Inmediatamente, buscó a Rosé en la sala.
Rosé estaba sentada en su lugar habitual, con los auriculares conectados. Miraba distraídamente por la ventana. Jennie tuvo que evitar una sonrisa al verla. Tenía que mantener la compostura, sus secuaces estaban tras la pista, y verla feliz era obviamente una debilidad que no podía permitir que se notara. Se dirigió a su asiento habitual en la parte delantera del aula. Se trasladó a su antiguo lugar en cuanto Rosé aceptó su trato.
No podía permitir que la vieran actuando amistosamente con Rosé.
Miró a la rubia después de un par de minutos. Rosé la miraba y sonreía con complicidad. Una pequeña sonrisa se abrió paso en los labios de Jennie, no pudo evitarlo. Este extraño revoloteo está ocurriendo mucho últimamente. Tal vez debería ir al médico por esto, pensó Jennie mientras su corazón volvía a revolotear por el mero contacto visual con Rosé.
