Jennie Ruby Jane Kim aparentemente lo tiene todo. Ella es hermosa, tiene un novio guapo y es la chica más popular en su escuela secundaria. Pero también es fría e intrigante, y hace todo lo que quiere. Todos en su escuela están tratando de no tomar...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Oh, Dios mío. No puedo creer que me hayas hecho hacer esto Rosie" Jennie chilló, agarrando el brazo de Rosé con más fuerza cuando el metro empezó a moverse de nuevo. Rosé miró la cara de terror de Jennie y no pudo evitar reírse. Jennie envió una de sus reconocibles miradas a la rubia, que sólo le devolvió la sonrisa, y se acercó a su oído: "Me encanta cuando me miras así... me pone tan... tan caliente" susurró al oído de Jennie.
Ahora lo hacía con bastante frecuencia, coquetear descaradamente con Jennie se sentía tan natural y aprovechaba cada oportunidad que tenía para darle cuerda a la morena. Al retirarse para mirar los ojos felinos de Jennie, se dio cuenta de que estaban vidriosos de lujuria. Rosé sonrió victoriosa para sí misma. Pero su regodeo no duró demasiado porque Jennie volvió a chillar.
"¿Y ahora qué?" preguntó Rosé divertida.
"¿Qué hace ese hombre?" Jennie arrugó la nariz con disgusto mientras apretaba el brazo de Rosé. Rosé miró a sus espaldas al hombre con la ropa desgastada y rasgada, que tenía la mano metida en el pantalón rascándose distraídamente, y luego de nuevo a Jennie que parecía a punto de vomitar. La rubia lanzó una carcajada ante la cara verdosa de Jennie.
"Ewwww, Rosie deja de reírte, voy a vomitar si no nos vamos de aquí ahora mismo" volvió a mirar a la rubia, que tenía la cara roja de la risa. Jennie ni siquiera sabía por qué había aceptado esta horrible idea. Nunca había cogido un metro, y ahora estaba segura de que nunca más lo haría.
"Tenemos dos paradas más y luego nos vamos. ¿De acuerdo?" Rosé le sonrió.
"Bien, pero tú pagarás por esto" Dijo Jennie girando demostrativamente la cabeza para no ver a Rosé.
"No puedo esperar mi castigo" Rosé volvió a susurrarle roncamente. Jennie se acercó a Rosé, enterrando su cabeza en su hombro. Rosé se dio cuenta de que un par de personas les lanzaban miradas curiosas, pero no le importó, si todos los viajes en metro fueran así, ella viajaría con gusto el resto de su vida.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Por fin hay aire fresco... bueno, todo lo fresco que puede ser en Australia, pensó Jennie mientras salían de nuevo a la calle. Grandes copos de nieve se acumulaban sobre el fino manto de nieve que cubría el suelo. Sus botas chirriaban dejando huellas mientras caminaban hacia la cafetería de los padres de Rosé.