Capítulo 6

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El lugar apestaba a feromonas de toda clase de Omegas.

Steve caminaba con tranquilidad por los pasillos desiertos, no había tenido la necesidad de ejercer la fuerza bruta contra los guardias de seguridad del Casino. Alguien más se había encargado de ello.

—¿Por qué me estás siguiendo? —preguntó en voz alta a la persona detrás suyo—. Te ordené que te quedarás afuera. No lo voy a volver a repetir.

Bucky agachó la cabeza y asintió. Hoy no podía tentar a la paciencia de su líder.

—Lo estaré esperando. —fue lo único que pudo decir, antes de desaparecer por los pasillos.

Steve suspiró y trato de despejar de su mente ante cualquier pensamiento negativo que podría resultar mal. No quería echar a la borda la actuación que había estado haciendo por semanas.

Tenía que controlarse.







Anthony sonreía tontamente, estaba alrededor de hermosas y jóvenes mujeres Omegas. ¿Cómo había terminando en aquel lugar? Recordaba haberse encontrado con un viejo amigo que lo había llevado ahí.

—¿Por qué estás tan callado? Has cambiado, Stark. —dijo una fémina formando un puchero en los labios.

«¿Cambiar? ¿Yo?» pensó el Alfa negando con la cabeza.

—Sigo siendo el mismo de siempre. —aseguró el castaño, convencido. El Alfa era un persona que siempre mantendría su forma de ser intacta.

—¿Ah, si? Entonces, dame un beso. —pidió la joven con coquetería.

Tony rodó los ojos y asintió. Solo la besaría en la mejilla para no crearle crearle ilusiones a aquella mujer. Estaba lo suficientemente cuerdo para recordar que tenía a un Omega esperándolo en el Complejo.

—Solo será uno. —dijo, acercándose a la mejilla de la Omega.

Sin embargo, al instante observó como el rostro de la mujer se movía para posar sus labios contra los suyos. Anthony la miró sorprendido.

—¡Es un simple beso, no pongas esa cara! —rio la Omega con diversión.

El Alfa trato de sonreír no muy convencido de lo que acababa de pasar, no obstante sintió una presencia desplegar sus feromonas con intensidad. Era un aroma pesado, pero muy distintivo de Omega.

Inmediatamente, Anthony giró el rostro al reconocerlo.

—Steve... —balbuceó sorprendido.

Pasaron unos minutos en absoluto silencio, mientras Steve se decidia que hacer exactamente. Había llegado hace un momento y pudo observar con paciencia la escena anterior, dándole la oportunidad de Tony de redimirse y rechazar a la mujer. Sin embargo, no fue así y ya no había vuelta atrás.

A grandes pasos, fue hacia donde se encontraba el Alfa.

—Steve, déjame explicarte fue un-... —Tony no pudo terminar la frase, al sentir su cabeza estrellar contra la mesa—. ¿S-Steve..?

—Solo tienen 5 segundos. —dijo el rubio mirando a las Omegas con una expresión iracunda—. Es su única oportunidad para salir con vida de aquí.

El Omega ni siquiera tuvo que hacer una cuenta regresiva para que el lugar quedará desolado. Solo quedaron el Alfa y él.

«Me molesta el cuello» pensó Steve sin querer tocarse la marca y aceptar el hecho que no era solo una simple molestia. Por primera vez, en su vida se sentía realmente traicionado.

—Cariño, podrías soltarme y conversar sobre lo que-... —volvió a callar al sentir un golpe en el abdomen—. ¡Auch! ¿Steve, que te pasa?

El mencionado sonrió con rabia y soltó su agarre para dejar al Alfa en el suelo.

—¿Te duele? —preguntó pisando con fuerza el brazo del genio—. ¿De verdad, te duele? —volvió a preguntar empujando su pie sobre su garganta—. ¡¿Quién crees que soy?!

Anthony abrió los ojos sin poder respirar.

—Debí haberlo supuesto, Tony Stark no dejaría sus hábitos tan fácilmente. —volvió a hablar Steve quitando su pie con decepción. Había estado dispuesto a cambiar su verdadera escencia por una persona que no había hecho nada por él—. Al final, fuiste un capricho más.

—¿Qué..? —tosió el Alfa con dificultad.

Steve lo observó por varios segundos y luego volteó para dirigirse hacia la salida. Había decidido no matarlo.

—Terminemos algo que ni siquiera empezó. —concluyó el Omega en tonos fríos—. Adiós.

«Fue algo corto, pero intenso» pensó Steve encogiéndose los hombros, tratando de fingir tranquilidad. No tenía que afectarle, no debía permitirlo.

—Tú... No puedes. Tienes mi marca. —dijo Tony levantándose con dificultad.

El Omega no se atrevió a voltear a verlo.

—Voy a arrancarme la piel, si es necesario. —sentenció antes de irse.

El mencionado cayó al suelo por la sorpresa. ¿En verdad, no lo volvería a ver? Sintió una presión en el pecho y supo que los golpes no habían sido tan dolorosos como lo que estaba sintiendo ahora.

Después de unos minutos, Anthony pudo reaccionar y corrió detrás del Omega. todavía no era demasiado tarde para encontrarlo. No podía terminar así.

El Alfa doblo una esquina y sus pies casi se enredan al ver tan inverosímil escena.

—...mi Líder. —terminó de decir el Soldado del Invierno, una de las personas más temibles e importantes de Hydra... arrodillado a los pies del Omega que estaba buscando.

Steve ni siquiera se inmutó ante el azabache, es más parecía acostumbrado a aquella situación.

—No estoy de humor, Bucky. —dijo el rubio siguiendo su caminata—. Levántate y vamos a la base.

—Sí, capitán. —respondió el soldado viendo de reojo a una figura escondida en la esquina del pasillo—. ¿Tiene algo en mente que desee hacer? —preguntó astuto.

El Omega paró su caminar y soltó un silbido armonioso.

—Me acabas de hacer acordar que el plan para atacar SHIELD está completado. —dijo peligrosamente divertido, recordando cómo había memorizado perfectamente los planos del Complejo—. No tenemos tiempo que perder, avisa a mis soldados.

Bucky asintió levantándose, disfrutando la situación.

—Como usted lo ordene, Capitán Hydra. —contestó con una sonrisa de lado.

Anthony retrocedió, incapaz de asimilar lo que había escuchado. Estaba comenzando a sentir que le daba vueltas la cabeza de la impresión. ¿Cómo había podido pasar? ¿Cómo..?

¿Se había emparejado con el mismísimo Hydra?



¿Hydra está enamorado...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora