Capítulo 15

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Steve sintió como era levantado por los brazos del Alfa.

—Capitán... —llamó Bucky todavía en el suelo.

—No pienses en acercarte.—ladró Tony mirando con odio al soldado y cargando con posesividad al Omega—. Voy a llevarlo a un médico.

El Soldado del invierno levantó la mirada hacia su líder y observó como este último asentía con aprobación a las palabras del genio.

«Has hecho suficiente. Espérame» fue lo que entendió Bucky de la mirada de Steve.

—Eres la mierda más grande que he conocido, Hydra. —escupió Tony aún con las lágrimas cayendo por su rostro.

Steve simplemente tiró la cabeza hacia atrás mientras era llevado.



[...]

El Omega contaba las horas que estaba pasando en el quirófano. Las enfermeras corrían de un lado a otro, tratando de detener el sangrado e intentando salvar al gestante y al feto latente.

Steve vio pasar al médico por el costado suyo. Y sin pensarlo dos veces, cogió su muñeca.

—Necesito que hagas algo por mi. —ordenó el Omega quitándose el respirador.

El hombre de bata blanca dió un respingo y asintió.

—¿E-en que puedo ayudarle?

Steve observó a las enfermeras y esparció sus intensas feromonas como una advertencia. La mayoría en la sala se puso nerviosa y escuchó con atención las siguientes palabras del Omega.

Al fin y al cabo, todos los presentes sabían que estaban tratando al Capitán Hydra en persona.

Después de unas horas, Anthony pudo entrar como un rayo al lugar donde se encontraba en reposo el Omega. Había tenido que soportar la incertidumbre y culpabilidad que sentía en su pecho y controlarse para estar atento a las indicaciones del doctor.

—¿Cómo están? ¿Mi Omega y-... y mi hijo? —preguntó Tony nuevamente al borde de las lágrimas.

El médico suspiró y miró de reojo al Omega.

—El paciente Steve Rogers se encuentra en un estado estable. —dijo señalando al rubio recientemente sedado en la camilla—. Lamentablemente, el feto no ha podido soportarlo. Tuvo un desgranado demasiado intenso y no logramos salvarlo. Mis condolencias, señor Stark.

El mencionado asintió mudo, agarrándose de las barandillas de la camilla para no perder el equilibrio.

La cantidad de pensamientos negativos que rondaban en su mente, hacían que el Alfa se sintiera apunto de explotar. Ira, frustración, tristeza y sobretodo culpabilidad agobiaban su mente.

«He matado... He matado a mi propio hijo» pensó mordiéndose el labio para controlar su llanto.

—¿Q-qu... Qué haré contigo? —preguntó Tony mirando al Omega dormir plácidamente con los vendajes alrededor de todo su cuerpo—. Es tan doloroso quererte, Rogers.

Su lobo interno aulló en agonía, perder a un niño de la persona que más quería era como si estuviera muriendo por dentro.

—No sé si pueda ser capaz de verte otra vez. —confesó Tony levantándose tambaleante y yendo hacia la puerta—. Nos hemos hecho tanto daño estando juntos.

Quizás no estaban destinados a permanecer uno al lado del otro. 

Steve tenía razón, por fin el Omega había ganado la batalla. Ya no iba a luchar más.

[...]




Steve se levantó al escuchar ruidos de una acalorada conversación. Abrió los ojos con pereza y vió a los compañeros de su Alfa.

Los Vengadores.

—¿No es muy temprano para ir a prisión? —preguntó el Omega con una sonrisa torcida.

—Capitán Hydra. —mencionó Fury con seriedad—. Lamentamos la perdida de su primogénito.

Todos los presentes esperaron una reacción del temible soldado, sin embargo Steve asintió sin expresión alguna.

—¿Algo más? —preguntó ajeno a todo.

—Eres un maldito lunático. —contestó Natasha tratando de abalanzarse sobre el Omega—. ¿Sabes cuánto está sufriendo Stark en estos momentos por la perdida? Se está volviendo loco por-...

—Suficiente, Agente Romanoff. —cortó Fury parando a la mujer—. Necesitamos información sobre lo que sucedió en Siberia, el señor Stark no quiere dar detalles sobre lo que pasó.

El Omega miró hacia otro lado y observó el gran ventanal abierto.

—Sigo mareado por los sedantes, vengan luego. —dijo después de unos minutos.

Thor suspiró y jalo a la pelirroja de la habitación.

—Estaremos esperando su respuesta, Hydra. —añadió Fury antes de irse—. Tampoco olvidé que tenemos cuentas pendientes que cobrar y solo estamos dejándole descansar por su condición.

—¡La próxima vez te veremos desde la prisión! —exclamó Natasha en la puerta.

Steve rodó los ojos y rodeó su abdomen con cariño. Por un momento, pensó que Tony iría a verlo cuando despertará.

«Siento lo mucho que estás sufriendo, Alfa» pensó tocando su marca.





Anthony trato de cerrar los ojos, queriendo dormir aún sabiendo que no podría por mucho que quisiera. Había llorado por tantas horas que pensó que había gastado todas las lágrimas de su vida entera.

«¿Ya habrá despertado?» pensó tapándose con las sábanas. Odiaba tanto preocuparse por él. Un pequeño ruido a su lado, lo hizo alertarse. La cama se había hundido en una esquina como si alguien se hubiera sentado.

—Dime que no eres quién pienso que eres. —dijo Tony en voz alta, haciéndose un ovillo.

—Me dieron de alta y me escape. —dijo el Capitán Hydra.

El Alfa alzó levemente la cabeza y vio al rubio con una bata de hospital.

—¿Ya te dijeron..? —preguntó a medias, siendo incapaz de completar la frase.

—¿Qué perdimos a nuestro hijo? Si, lo hicieron. —respondió Steve volteando a mirarlo—. ¿Tú cómo te encuentras?

Anthony quiso reír ante lo inhumano que era su pareja y cómo podía controlar sus sentimientos sin dejar que le afecten. ¿Por qué él mismo no podía hacer lo mismo? ¿Por qué la culpa y la tristeza lo estaba consumiendo?

¿Hydra está enamorado...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora