Capítulo 11

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Steve abrió los ojos lentamente.

Recordaba vagamente el haber estado peleado con sus subordinados. La sensación de llevar su cuerpo al límite estaba haciendo efecto en esos momentos. Sentía que no podría mover ni un solo músculo aunque quisiera.

«Creo que me han perforado un pulmón, porque me duele hasta respirar»
pensó el Omega con diversión y amargura al mismo tiempo.

—Por fin, despertaste. —dijo una voz a su lado.

Steve volteó por inercia y al instante sintió un dolor punzante recorrer su cuerpo.

—Mierda. Estoy más jodido de lo que imaginé. —maldijo el rubio, sin atreverse a moverse nuevamente. Está vez, si se había ido al extremo.

—¿Te duele bastante? —preguntó la voz que reconoció como la de Tony que se encontraba a su costado.

—Como el infierno. —respondió el Omega suspirando.

«Ni siquiera sé porque estoy aquí» pensó Steve mirando hacia arriba. Le había bastado solo dos segundos para reconocer que se encontraba en la habitación de Tony situada en el Complejo.

No estaba ni en la enfermería, ni en una celda de máxima seguridad. Sino, en la recámara de su Alfa. ¿Eso era lo que llamaban privilegios?

—Sabes, he estado pensando seriamente en algo que sentía que no me cuadraba. —habló el genio sacándolo de sus pensamientos y mirando fijamente al Omega. El Alfa parecía cabizbajo—. Si te estás muriendo de dolor... ¿Por qué yo no puedo sentir absolutamente nada de lo que estás pasando?

Steve cerró los ojos. Iba a fingir haberse quedado dormido.

—¿Por qué cuando aún cuando la estas pasando tan mal... Yo no soy capaz de sentir algo? —continuó diciendo—. Además, la marca ya no es tan notoria como antes. Así que dime, Steve. ¿Qué es lo que escondes?

El mencionado permaneció inmóvil.

—¿Estás rechazando mi marca? —volvió a preguntar Tony con la voz baja y notablemente triste—. ¿Tanto lo odias?

«No respondas, no respondas»
se repitió como un mantra. Era el maldito Capitán Hydra, había soportado interrogatorios, torturas inhumanas y jamás había cedido ante nadie. Él era-...

—Es por el suero de supersoldado. —dijo, contradiciendo sus pensamientos.

—¿Qué? No sé mucho del tema, pero tengo entendido que te mejora en todos los aspectos y renegera...—pausó el Alfa abriendo los ojos—. ¿También trata de sanar la mordida?

Steve volvió a abrir los ojos y vio la mirada más animada del Alfa.

—Sí. —respondió sin dejar de observarlo—. O al menos lo intenta.

Anthony frunció el seño y se cruzó de brazos pensativo. Al parecer, trataba de buscarle una solución a aquello.

—De todas maneras, es mejor que mi cuerpo reaccione así. —dijo Steve de la nada, fingiendo desinterés—. Así pasaremos a ser desconocidos nuevamente, Stark.

El Alfa agachó la cabeza.

—Será lo más factible. —siguió hablando el Omega—. Podremos volver a nuestra rutina de villano y héroe.

—No... Tú no puedes. —susurró Tony.

—¿Qué?

—¡No puedes! ¡No voy a permitir que suceda eso! —rugió Tony alzando su mirada y mostrando unos iris brillantes—. ¡Eres mi Omega y siempre serás mío!

Steve lo miró incrédulo ante tal arranque de ira. Aquello solo significaba una cosa y no estaba preparado para afrontarlo. Mucho menos en esas condiciones.

«Lo estuve provocando sin darme cuenta» pensó el Omega sintiendo las feromonas revolotear por la habitación.

—Alfa. —soltó en un suspiro. Estaba comenzando a reaccionar a Tony.

El mencionado ni siquiera respondió y simplemente se acercó hasta quedar encima suyo.

«Estoy malditamente jodido» pensó Steve moviendo lentamente el cuello para darle acceso a su piel todavía adolorida.

—Sé gentil, bastardo. —dijo el Omega mostrando aquella acción de sumisión que tanto había odiado, pero ahora le parecía erótica—. Recuerda que estoy herido y lo menos que quieres es lastimarme, ¿no?

Tony sonrió y asintió embobado.

—Mío. —ronroneó antes de morder su cuello.



¿Hydra está enamorado...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora