Capitulo 8

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Me levanté como por instinto, cuando vi la hora, eran ya las 11:00 A.M., aún era relativamente temprano, había dormido más o menos bien, es como cuando te duermes y no sueñas nada, sólo cierras los ojos y los abres. Revisé el teléfono y Aurora me había escrito para avisarme que había llegado a casa de sus abuelos, a eso de las 5:40 A.M., era donde ella estaba viviendo, realmente a esa hora yo estaba ya tendido en la cama, durmiendo. Decidí contarle del sueño que había tenido y decirle lo atípico que fue, a comparación de lo que sí realmente pasó, se lo resumí, y le agradecí por la noche inolvidable que me hizo vivir.
Estaba aún anonadado, cogí el teléfono y llamé al judío para contarle, no contestó el teléfono, como la mayor parte del tiempo, me puse a hacer un poco de ejercicios, para disipar los recuerdos, preferí ir a correr por el vecindario, me puse ropa deportiva y mis audífonos, alimenté la planta, toqué dos veces el marco y bajé a correr.
No pude evitar transportar mi mente a ese día, cuando ya éramos novios y estábamos agarrados de la mano, y ella dijo que quería contarme sobre su vida, para que la conociera un poco más, y entonces comenzó, dijo:
—Te quiero hablar un poco de mi vida, realmente hablo esto con pocas personas, y te has vuelto muy importante para mí. — yo la miraba fijamente, un poco ansioso por saber qué era lo que quería contarme. Ella continuó:
—Mi madre murió cuando yo nací, desde entonces estuve con mi papá, en ese entonces sólo éramos mi hermano mayor Noah, mi padre y yo, luego nos mudamos a otra casa, cuando mi papá decidió casarse con mi actual madrastra. —Ella se veía un poco triste. Siguió diciéndome:
—Luego nació mi hermano Matthew, éramos inseparables. Al cabo de unos años en la compañía donde mi papá trabajaba lo ascendieron, el único requisito era que tenía que ir a Francia donde estaba la parte administrativa de la empresa. Yo decidí quedarme con mis abuelos, justo cuando nos vimos en el McDonald´s, era el último día de mi padre y mis hermanos con nosotros en el país, realmente he estado muy triste, los extraño, tú me has ayudado a distraerme un poco, me has hecho sonreír mucho estos días. — me agarró la cara y me besó. Yo estaba sonrojado, y triste a la vez por lo que ella me había contado. Le dije:
—Sé que es difícil, pero todo pasa por algo, míranos aquí, enamorados, sonriendo, si hubieses decidido ir, no nos hubiésemos conocido mejor, quizás nunca nos hubiésemos visto en aquel McDonald’s. — ella me abrazó.
—En serio, eres muy importante para mí. — esas palabras se me quedaron grabadas para siempre.

Un vecino que iba al inverso a mi dirección, me saludó, y causó que saliera del mundo de los recuerdos, devuelto a la realidad. Al cabo de unos 5 minutos terminé de darle la vuelta al vecindario, subí a casa, tomé una ducha y me preparé cereal con leche, estaba aún en las nubes, no asimilaba lo que había pasado. Recibí una llamada del judío, contesté:
—¡Qué tal todo amigo!
—Y esa alegría Christophe ¿a qué se debe? ¿viste a Aurora?
—¡Si supieras! — todas mis oraciones parecían como si tuviera signos de exclamaciones en la lengua.
— CUENTA, CUENTA. ¿Qué esperas?
—Todo fue genial, mejor de lo pensado.
—¿Qué tal el sitio? — medio lo interrumpí cuando dijo eso.
—No comimos ahí, ¡Ella me llevó de aventura!, pasamos y compramos comida en McDonald’s, luego me llevó a aquella universidad abandonada...— me interrumpió él esta vez.
—¡Te quitó la virginidad por fin! — que quedé claro, no era virgen, sólo que tenía mucho sin sexo, me concentré en mi carrera.
—¡NO SOY VIRGEN JUDÍO DE MIERDA! — le colgué, y lo llamé enseguida para atrás. A él sólo se le escuchaban las carcajadas, y luego dijo:
— Ya perdón, cuenta pues.
—Entonces, estábamos en una zona donde había un telescopio, sólo nos acostamos ahí, con las manos sujetadas, por horas y horas, ella se quedó dormida, la luz de la luna la hacía ver tan hermosa.
—Que bien amigo que pudo pasar por cosas tan bonita. Sé que lo necesitaba, lo sé.
—Así es, amigo.
—¿No la besaste si quiera?
— No hizo falta.
—Ay amigo somos tan distinto, ¡pero me alegra que hayas disfrutado tu momento de sexo mental!
—¡Cállate! — los dos rompimos en carcajadas.
—Bueno hablamos más tarde Christophe.
—Cuídate.
En verdad él era un completo idiota, pero realmente se alegraba por mí a su manera. Me gustaba ver su punto de vista tan diferente al mío.
Cuando creí que no podía mejorar el día, recibí un mensaje de ella:
—Buenos días, qué sueños más extraños los tuyos Christophe.
Al verlo tenía esa sonrisa estúpida, que se nos hace a todos al ver un mensaje de la persona que te gusta. No le respondí al instante, el judío me había dicho que no debía parecer desesperado con ninguna chica, debía dejarla unos minutos de espera.
Luego que desayuné invité a mi hermana Sara a un almuerzo, la había visto un poco extraña el día que fuimos a llevarle flores a Jacob. Ella aceptó la invitación, la llevaría a un restaurante de comida mexicana.
La pasé a recoger por casa de mi madre y Tom. No entré a la casa, mi madre se asomó a la ventana y me arrojó un beso, Sara salió y se montó en el coche. La saludé con un abrazo, el cual fue correspondido.
—No fuiste a dar clases hoy. — ella dijo.
—Me sentía un poco enfermo. — mentí.
—Ah que pena, ¡al menos sirvió para que me sacaras a comer!
—¡Todo tiene un propósito ricito!
Llegamos al restaurante al cabo de unos minutos, estaba relativamente cerca de la casa de mi madre. Nos sentamos en una mesa para dos personas, ella ordenó unos bocadillos.
—¿Cómo va la escuela?
— Bien, tengo varios amigos nuevos, tenemos una fiesta el fin de semana.
—Mmm y ¿mami te dio permiso?
—¡Sí!
—Qué bueno— realmente me preocupaban esas fiestas, había siempre alcohol y drogas.
—Iré al baño, vengo enseguida— dijo.
Dejó su celular arriba de la mesa, estaba entre revisarlo o no, entonces llegó un mensaje de un chico que decía, “ya estoy ansioso de verte en la fiesta, espero que hagas lo que prometiste”. De qué rayos hablaba este chiquillo, eso me enfureció un poco, intenté desbloquear el teléfono, pero ya ella venía.
Tomó asiento, vio el mensaje y giró el teléfono con la pantalla hacia la mesa. Continué como que no había pasado nada, llegaron los bocadillos, seguimos hablando un poco y luego ya pedimos los platos que íbamos a almorzar.
Después de comer, le dije que le quería explicar unas cuantas cosas, ella sólo asintió con la cabeza. Le dije:
—Sabes que ya a tu edad muchos jóvenes, deciden hundirse en el alcohol y el sexo, espero que tú no seas una de ellas, sabes que cualquier duda que tengas puedes hablarlo conmigo. Nunca dejes que nadie te haga hacer cosas que no quieras, eres dueña de tu cuerpo, de tus acciones y de tus decisiones. — le seguí platicando un poco sobre el sexo seguro y esas cosas. Ella a todo, sólo a sentía y decía que si entiende.
Ya luego de comer, pedí unos cheesecake, hablamos un poco más de sus nuevos amigos, pd. No me sentí muy cómodo con ellos, los jóvenes son muy susceptibles, pero decidí dejarla tomar su decisión de qué hacer. Al final nos fuimos, la llevé a la casa de mi madre y me despedí de ella.
Recordé que no le había respondido a Aurora, me concentré tanto que lo había olvidado, le escribí:
—no he dejado de pensar en lo que pasó ayer, qué tal va tu mente, recordando mi hermoso rostro. — le agregué unos emojis riendo y unos corazones.
Ya eran eso de las 4 P.M. de la tarde, me fui a la tienda a comprar ropas de profesor, unas cuantas camisas, corbatas y un sujetador de corbatas, según el chico que me atendió en la tienda, se llama “collar bar”, para mi es sujeta corbatas, pero bueno, luego de hacer esas compras, fui a casa.
Tomé una ducha, me lavé los dientes, y me puse a tomar mi té de manzanilla, mientras leía mi libro, al fin ya casi lo terminaba, había un personaje llamado Úrsula, que como se llama el libro, creo que había vivido los 100 años de soledad, al fin terminó su parte en el libro. Vi que Aurora me escribió, testeamos un poco, ya luego ella se fue a dormir, yo le seguí los pasos y me quedé profundamente dormido.

El Alma Al DesnudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora