Capitulo 1

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Una noche de otoño en mi cama, luego de ver a Aurora en la pizzería después de tanto tiempo, me acordé de nosotros en ese verano del 2006, la primera vez que la vi.

Recuerdo el aroma a chocolate fundido del puesto de churros en la calle Marie, iba ella corriendo, detrás de su amiga Elizabeth, y se le cayó el lápiz que sujetaba su pelo largo y ondulado color café, que brillaba con la luz del sol y hacían juego con sus ojos de color miel; entonces ahí la vi, se giró a recoger el lápiz, y por obra del destino o cosas del azar, sus ojos y los míos coincidieron, su mirada era esquiva, como si se avergonzara por todo; lentes a la medida; de altura promedio, su cuerpo era delgado, pero con bonita silueta, llevaba un vestido rojo de flores hortensias que le llegaba a las rodillas. Me sonrojé <lo admito> ella era muy hermosa, no como las típicas chicas plásticas que parecían de caricaturas, sino una belleza tenue, que podía cautivar mi mirada y embobar mi ser. Entonces respiré profundo, y dije:

—Hey, el viento conspira contra tu peinado.

—Al parecer hoy no es mi día, hasta el viento está en mi contra. — me dijo fingiendo una sonrisa.

Ese día me quedé toda la noche pensando en ella, me preguntaba qué podía haberle pasado, para que pensara de esa manera sobre su día. Aun hoy en día lo pienso.

Desperté a eso de las 2 A.M., no podía dormir con su rostro robándome el sueño, como alguna vez lo hizo hace tiempo, entonces, me puse a ver una serie que ya llevaba avanzada a ver si eso hacía que el sueño viniera a mí. Debía dormir, porque al otro día tenía mi primer día de clases en aquella universidad tan prestigiosa.

Acabé viendo casi toda la serie y aun el sueño no venía a mí, puse un poco de música para relajar las ansias, y logré dormir. Estaba en un sueño algo extraño, donde ella subsistía, pensé que ya había pasado página, pero verla me devolvió a mis inicios de ansiedad, ella en el sueño sólo me llevaba del brazo, con un vestido blanco, me llevaba hacia un parque, de veces volteaba a sonreír, terminé en un sueño profundo, una caminata infinita, pero con una felicidad que me atormentaba, por lo irreal que era, me rendí ante el sueño y dejé que sus poderes inverosímiles me dominaran, dormí profundo, dormí en la ilusión de un amor imposible, pero indeleble.

El Alma Al DesnudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora