VI

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Estaba dibujando en su mesita de noche, siempre lo hacía cuando tenía algo de buen humor, porque sí, aunque por increíble que pareciera, Honni tenía un gusto por dibujar

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Estaba dibujando en su mesita de noche, siempre lo hacía cuando tenía algo de buen humor, porque sí, aunque por increíble que pareciera, Honni tenía un gusto por dibujar. Él sabía que no era lo suficiente bueno pero aún así, estar sentado con una hoja de papel en la mano y un lápiz  podía ser la solución a sus tristes días.

No había estado asistiendo a la escuela en un tiempo porque no le encontraba sentido ir si nadie lo defendería de aquellos que le quitaban su dinero. Soorim tampoco lo había ido a buscar y aunque eso le daba tiempo de ordenar mejor sus ideas también le entristecía.

Tarareaba una tonta canción que recuerda haber escuchado mientras volvía a casa. El grafito del lápiz se gastaba mientras Hooni terminaba de dibujar. Alzó aquella hoja de papel para apreciar su obra. Vaya que le había quedado bien.

— Si tan solo pudiera ser tan bueno

Honni se levantó y guardo aquel dibujo. Un chico alto con un traje de caballero era lo que había retratado.

Al observar su dibujo por un tiempo notó que compartía cierto parecido con alguien.

— ¿Por qué se parece tanto al hijo de la casera?

Se culpo una vez se dio cuenta. Sabía que no vería al rubio en un tiempo o probablemente nunca más, pero prefería evitar cualquier problema, por eso, por su mente paso divagando la idea de destruir el dibujo.

No … no podía hacer eso, esa era su mejor obra. Finalmente optó por esconderlo bajo su cama.

Ahora que de nuevo se encontraba en la inmensidad de su soledad la tristeza le afligía.

Controló esos impulsos por autolesionarse. Respiro varias veces hasta que finalmente se sintió tranquilo.

El resto del día permaneció en casa, comió el ramen que le había sobrado del día de ayer y se puso a mirar la televisión un rato. Unos escandalosos ruidos fuera de su apartamento fue lo que le hizo darse cuenta que se había quedado dormido. Desconcertado, decidió ir a revisar, pues los extraños sonidos continuaban, era como si la basura que había dejado por la tarde cobrara vida y se moviera con voluntad.

Tal vez, en otra situación se hubiera escondió bajo sus sucias sábanas, pero justo en ese momento algo le decía que tenía que mirar, así que, un poco inseguro abrió la puerta.

— Joven Hooni ¿Qué hace despierto a esta hora? Es demasiado tarde ¿No cree?

— ¿S-Soorim? ¿Qué haces aquí?

Soorim estaba parado frente a él, llevaba un bote de basura, eso le extrañó a Hooni, pues él no era quien se llevaba la basura.

— P-Pues verás

El rubio lucía nervioso ante la mirada del peli negro.

— En realidad, quería verte. Sé que tú no quieres verme ahora, pero en serio que me importas, Hooni

LA VIDA DESDE QUE TE CONOCÍ • Soorim x Hooni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora