XI

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Ya habían pasado un par de días en los que no asistía a la escuela, ningún profesor había marcado a su casa para preguntar por su ausencia, lo que no fue una gran sorpresa para él

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Ya habían pasado un par de días en los que no asistía a la escuela, ningún profesor había marcado a su casa para preguntar por su ausencia, lo que no fue una gran sorpresa para él.

Estaba bajando los escalones del autobús que había tomado horas atrás. El lugar al que había llegado gracias a pegarle ojos a osos de peluche era como esperaba; lleno de árboles altos y un aroma a tierra húmeda, sin embargo, lo que no esperaba era encontrarse con una feria donde antes había más árboles.

El sitio estaba rodeado de personas alegres, probablemente pasando una tarde familiar o en una cita, con diferentes atracciones y puestos de comida.

Sí, definitivamente esa no era la imagen que cruzaba su cabeza cuando en todo el camino pensaba en llegar al bosque.

Si bien era sorprendente mirar a toda esa gente ahí divirtiéndose, decidió que su viaje y su dinero no serían en vano, por lo que continúo caminando hacia adelante hasta que pudiera deshacerse de los turistas. Una vez se percató de que las voces ya no eran audibles comprendió que se había alejado lo suficiente.

Decidió descansar en una gran roca antes de continuar su camino; aún no había subido tan alto pero aún así podía ver lo diminuto que era el mundo.

El aire fresco comenzó a golpearle la cara junto con la extraña sensación de paz interior.

Hooni comenzó a tener esa clase de reflexión que sienten las personas cuando se encuentran así mismas. ¿Acaso estaba bien lo que iba a hacer?

Estar en esa montaña solo se podía significar una cosa. Esa tenía que ser una decisión importante y de alguna manera comenzó a pensar que se lo estaba tomando a la ligera.

¿Por qué las cosas no podían ser más fáciles para él?

Necesitaba una clase botón mágico que al presionar le diera las respuestas de la vida. Eso sería magnífico, así sabría que hacer cuando las personas lo molestan o saber que decir a las personas que quiere. Aprendería a ser una buena persona.

“La gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre.”

Cruzó el pensamiento por su cabeza, lo que de nuevo lo desánimo porque él no podía ser alegre, por eso había dañado tanto a Soorim.

¿Qué clase de imbécil trata mal a los que se preocupan por él?

Sus ojos volvieron a un estado neutro y recordó el porqué había decidido en primer lugar asistir a ese sitio, así que se puso de pie y continuo su camino.


[…]


Comenzaba a oscurecerse, el sol adornaba las nubes de un tono rosa. Afortunadamente ya había llegado a lo alto de aquella montaña en el bosque, por lo que pudo deleitarse con la vista.

No mentiría, estaba respirando agitado a pesar de que se tomó su tiempo para llegar ahí. El ejercicio no era lo suyo.

Ahora sí no podía escuchar nada más que la naturaleza y su propia respiración, incluso el sonido de los autos había desaparecido y solo podía mirar una línea difusa de la carretera.

Estaba nervioso, era más fácil pensar la idea que ejecutarla, pero no había vuelta atrás.

Aún tenía miedo y le dolía el pecho del sentimiento que estaba teniendo en ese momento, sin embargo, se  poso a la orilla sintiendo como su corazón se aceleraba frenéticamente al estar tan cerca de caer, incluso creía que con el viento podía terminar perdiendo el equilibrio y resbalar hacia el vacío.

— Madre

Pronunció y lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

— Estoy aquí 



—	¿Por qué estamos aquí? Preguntó un Hooni más joven e inocente a su madre

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— ¿Por qué estamos aquí?

Preguntó un Hooni más joven e inocente a su madre.

— ¿No te gusta?

La mujer miró a su hijo fingiendo tristeza

— ¡Claro que me gusta! Es muy bonito aquí

Era la primera vez que iba a un lugar como ese por lo que todo le parecía tan fantástico. En la ciudad no había tantos árboles como los de ese sitio.

— Me alegra que te guste, cielo

— ¿Podemos subir más alto?

— Claro que podemos, pero ¿No te da miedo?

Lo decía para molestar un poco a su hijo.

— Sí, pero sí estas conmigo no tendré miedo

La mujer sonrió y aunque quiso llorar no se lo permitió. Su hijo no podía ver ese lado vulnerable de ella, que pese a estar muy presente por los constantes maltratos de su esposo se negaba a qué Hooni la mirase así.

— Claro que siempre estaré ahí, por eso no debes tener miedo

Acarició la mejilla del menor con ternura.

— ¡Entonces hay que apurarnos para poder mirar las lámparas del cielo!

Ambos subieron hasta llegar a lo mas alto y se quedaron un buen rato ahí para mirar las estrellas.

— No debes decirle a papá que vinimos aquí

Dijó su madre mientras veía a su pequeño hijo jugar con unas ramas.

— Debe ser nuestro secreto

Habló más bajo.

— Sí lo hago ¿Él te dejará de nuevo una marca fea?

No hubo más respuestas, solo silencio.

Después de ese día, ir a la montaña era una forma en la que sentía que su madre y él podían ser felices, dónde nada importaba.

Su padre no tenía idea de adónde iban su esposa e hijo cuando se ausentaban, era un secreto que solo él y ella compartían.

Después de que su madre murió y su papá lo abandonará no volvió a poner un pie en ese sitio porque sabía que sería débil, que lloraría porque la extraña y porque después de ir a la montaña era momento de afrontar los problemas.





Otro capítulo aburrido :)

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Otro capítulo aburrido :)


Imágen porque sí:

Imágen porque sí:

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LA VIDA DESDE QUE TE CONOCÍ • Soorim x Hooni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora