XIII

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La habitación ahora tenía un aspecto más vacío y hasta solitario

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La habitación ahora tenía un aspecto más vacío y hasta solitario. Hooni ya estaba terminando de empacar; no poseía muchas cosas, pero era evidente el espacio que se formaba al guardar todo en solo cajas, cajas grandes, pequeñas y de distintas formas. Probablemente estaba más atento a los detalles que de costumbre porque una parte de él presentía que este sería el último encuentro que tendrían.

Una punzada parecida a un piquete se generó en su corazón, era el dolor de estar en lo correcto; una punzada que solo sentía cuando ese pensamiento volvía; un dolor acompañado de un vacío en el estómago que generaba que el agua en sus ojos se acumulara.

Soorim no podía aceptar aquello, no podía permitir que así fuera el final. Se estaban separando y ambos actuaban como si no importara, como si todo estuviera bien. Soorim quería llorar, no podía parar de repetir "él se irá" "él sabe que no puede estar aquí", y era una tortura tener que guardar esos sentimientos para sí mismo.

No había hablado con nadie tan abiertamente sobre sus sentimientos, sabía que no eran un secreto, pero algo dentro de él le gritaba que los problemas se resuelven solo; irónico si lo pensaba, porque era él mismo quien se encargaba de repetir al joven Hooni que no guardara sus sentimientos porque sería algo malo para él. Quizás era la voz de la experiencia hablando, o quizás quería que nadie más fuera como alguna vez él lo fue.

Tal vez así estaba mejor, prefería que Hooni se fuera si eso le haría más feliz y lo sacara adelante, él reconocía que la felicidad de Hooni se volvería su felicidad, por eso no podía oponerse, aunque su corazón le gritara que le rogara un "quédate"

Incluso el día se reflejaba triste con las densas nubes sobre la ciudad y el aire frío que azotaba las ventanas.

Ahora entendía porque en las películas cuando dos personas se separaban había lágrimas.

- Espero que te gusten, no tenía muchos ingredientes, por eso es un sándwich muy sencillo

Estaba tan metido en sus pensamientos que no se percató cuando el peli negro había vuelto a la sala.

- No se preocupe. Agradezco mucho su atención

Ambos sonrieron y comenzaron a comer, funcionaba como excelente pretexto para evadir minúsculamente la conversación que se avecinaba.

Soorim miraba discretamente a Hooni y no podía evitar apreciar su belleza, su suave piel blanca, su cabello oscuro del mismo color que sus ojos y ese olor a jabón. Ya le estaba doliendo la idea de separarse de él.

Hooni quería escapar y esconderse, aunque fuera él mismo el que detuvo al rubio hace un instante, aún le costaba trabajo enfrentar las cosas. Trataba de disimular sus nervios, pero la respiración le traicionaba, nunca tuvo grandes atributos de actor. Cuando miraba discretamente al rubio lucía tranquilo y no sabía si era porque en verdad lo estaba o porque él sí era un buen actor.

LA VIDA DESDE QUE TE CONOCÍ • Soorim x Hooni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora