Ya era bastante malo que la novela de misterio que Shen Yuan había estado leyendo antes de su muerte presentara un terrible triángulo amoroso, pero ahora aquí está, interpretando a uno de los protagonistas. Por un lado está Yue Qingyuan, Consejero d...
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Resumen: El carruaje inflige algunos daños. De alguna manera llegan en una sola pieza.
Notas del autor: gracias por todas las sugerencias sobre el punto de vista de SJ <333 y espero que sigan disfrutando. gracias.
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Cuando el carruaje dio una sacudida, sacando a Shen Yuan del sueño que había logrado encontrar, por un terrible momento esperó estar de vuelta en el primer día, cayendo sobre su baúl de papeles y sin saber qué estaba pasando. O, peor aún, de regreso a su viejo mundo, dormido contra su teclado y deslizándose de su silla.
Pero contra lo que cayó no fue un baúl. Aunque se puso terriblemente rígido bajo su peso, estaba acolchado con piel y seda que olía ligeramente a sándalo. Su antigua habitación no olía de esa manera, lo que eliminaba esa posibilidad. En el momento en que la mente agitada de Shen Yuan se dio cuenta de que, de hecho, tampoco había vuelto al primer día, se enderezó inmediatamente antes de que su rostro se presionara aún más descaradamente contra el pecho de Shen Qingqiu, con las mejillas ardiendo.
— Lo siento — tartamudeó, apartando la mirada rápidamente. Shen Qingqiu no dijo nada, completamente rígido y sentado demasiado derecho para sentirse cómodo, lo que definitivamente no era una buena señal. ¿Se había quedado dormido también, solo para ser despertado tan bruscamente por Shen Yuan cayendo sobre él?
Si pudiera saltar por la ventana gritando sin romperse el cuello, lo haría. Tal como estaban las cosas, retiró la cortina de seda, desesperado por concentrarse en algo más que no fuera Shen Qingqiu, y se sorprendió de que los cielos se hubieran oscurecido nuevamente. Salieron por la mañana, justo después del desayuno, pero incluso a un ritmo generoso de los caballos, les llevó la mayor parte del día llegar a la frontera del condado de Panhe. El rugido en su estómago prometía que estaba cerca de la cena, o eso esperaba.
Se frotó los ojos con la manga para quitarse el sueño, sintiéndose acalambrado por haber estado metido en el carruaje durante tanto tiempo. El rostro de Shen Qingqiu volvió a ser una máscara elegante, obviamente recuperándose de la inesperada ruptura de su espacio personal, pero aún parecía dolorido, sus piernas moviéndose un poco mientras rebotaban.
