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([@ tanuki_happa], multimedia ⬆️)

A la mañana siguiente estaba muerto en vida. La piel la sentía irritada horriblemente; su cuerpo estaba en peligro de incendio, estaba seguro porque un calor le recorría la piel; la boca la tenía seca. Soltó un quejido bajo, sin saber porque diablos estaba sufriendo tanto esa mañana. La piel la tenía toda pegajosa y ardía horrores.

—. Maldición — Maldijo como pocas veces hacía.

Muy lentamente, demasiado lento, se incorporó hasta sentarse. Inmediatamente el estómago se le revolvió así que salió corriendo sin fijarse en nada hasta el baño. Volcó el estómago en la tasa, sollozando ante cada arcada; le dolía todo. Se prometió jamás volver a tomar una gota de alcohol. Cuando terminó, se quedó apoyado, con el cuerpo débil y tembloroso por el esfuerzo. Con las manos apenas funcionales comenzó a quitarse la ropa, necesitaba un buen baño porque parecía que acababa de salir de un contenedor de basura. Se arrastró por el suelo hasta quedar bajo la caída de la regadera y la encendió, aún sentado, suspirando placentero al sentir el agua fría cayendo por su piel. Ahí mismo, sentado, se lavó los dientes.

Eso sería demasiado antihigiénico si no tuviera a Katsuki de compañero. Katsuki era muy aseado, trapeaba todo después de bañarse para no dejarlo húmedo. Le agradecía enormemente por ello.

Algún rato después Bakugõ regresaba a la habitación luego de haber bajado a desayunar, tenía planeado entrenar un rato, ya sentía su cuerpo adormecido por la falta de ejercicio. Aunque realmente nadar era bastante esfuerzo pero nada comparado a sus entrenamientos. Con el estómago lleno y un plan en mente, abrió la puerta con brusquedad. Si Izuku no se había levantado para ese entonces, esperaba que lo hiciera por el estruendo de la puerta con la pared.

Y lo que esperaba no fue para nada como lo que vio. Se detuvo en seco en la entrada. Un montón de cobijas y almohadas estaban amontonadas en una esquina del cuarto e Izuku se encontraba ahí acostado boca abajo, portando solo unos bóxers. Sus boxers. En una situación normal lo maldeciria y lo obligaría a levantarse para ponerse algo encima.

Pero la situación no era normal en lo absoluto.

—. ¿Deku? — Arrugó la nariz, caminando rápidamente hasta él — Oye, Deku.

Nada. Un simple gemido quedo que no habría escuchado de no estar ya agachado a su lado. Volteo a ver la cama del peliverde; pegaban los rayos del sol por toda ella. Sabía que ahí entraba el sol, él mismo lo había calculado justamente para no elegir esa cama, pero no esperaba que fuera tan grave. Había subestimado la temperatura. Con prisa acercó la mano extendiendola por su frente, elevando un poco su cabello verdoso para descubrirla.

—. Joder — Susurro elevando las cejas, impresionado.

Estaba ardiendo. Tanto que siseo y alejó la mano porque dejarla mucho rato le ardía. Izuku respiraba con los labios entreabiertos, tenía el cuerpo lánguido, se veía bastante débil a decir verdad. Se mordió el labio pensando en que hacer, ¿que se hacía cuando alguien tenía fiebre? Él nunca había sido enfermizo, no tenía idea de cómo actuar.

Rápidamente se aventó a su cama y tomó su celular que estaba cargando. "¿Qué hacer cuando alguien tiene fiebre?" Sus ojos recorrieron las líneas y se sintió irritado por tener que cuidarlo como un bebé de nuevo.

—. Nunca habías sido tan malditamente molesto — Gruño hacia el chico en el suelo. Suspirando, marcó un número en su celular. Sonó el tono un par de veces — Ey, mitad y mitad.

—. Que raro que llames, debe ser una emergencia.

—. El maldito bastardo de Deku está muriendo en la habitación — Dijo sin dar rodeos — Sirve para algo y ven a enfriarlo. Si lo rasco estoy seguro que se va a prender en llamas.

El campamento - KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora