10 paso del tiempo

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Los meses fueron pasando, Gulfen ya se encontraba en su ultimo mes de embarazo, cualquiera de estos días podría dar a luz , las chicas del harem hacían apuestas a escondidas de si el primer hijo del Şehzade seria un niño o una niña, yo por la hist...

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Los meses fueron pasando, Gulfen ya se encontraba en su ultimo mes de embarazo, cualquiera de estos días podría dar a luz , las chicas del harem hacían apuestas a escondidas de si el primer hijo del Şehzade seria un niño o una niña, yo por la historia sabia que seria un niño y Suleiman lo nombraría Murad.

Por el embarazo de Gulfem, Mahidevran y yo éramos las mujeres que entraban muy seguido a sus aposentos, otras concubinas también entraban pero ninguna se volvió favorita.

Cuando entraba a los aposentos de Suleiman algunas veces no hacíamos nada, solo hablar de mis viajes, nuestros gustos, a veces yo me ponía a dibujar mientras el revisaba sus informes, teníamos una relación amena, pero el realmente me quería, se mostraba muy cariñoso, cosa que algunas veces me incomodaba, también me había convertido al Islam.

Yo pase todos estos meses tranquila, ahora también podía salir fuera del palacio con escoltas a la ciudad, gracias de que suleiman me dio permiso, cuando le dije que quería visitar la ciudad con ojos llorosos de perro abandonado acepto.

Siempre que salía compraba diferentes hierbas que podía utilizar para crear diferentes cremas, aceites y perfumes, también para crear medicina para cualquier enfermedad, estaba en un harem tenia que estar preparada cualquier día una loca muerta de celos me podría envenenar, también salir del palacio me ayudaba a mirar como era el negocio en los mercados, tenia pensado abrir algunas tiendas para ganar mi propio dinero, no me podía confiar que seria siempre la favorita de Suleiman, que el siempre me querría.

Estos meses había ahorrado lo suficiente vendiendo mis dibujos, eso se encargaba Melek, vendía mis cuatros a los diferentes mercaderes extranjeros.

Tenia planeado abrir una tienda de ropa aquí en Manisa y también en la capital , también pensaba abrir una fabrica textil, de ahí podría salir las telas para los vestidos que venderíamos, telas con diferentes diseños o patrones para vendérselos a los paises europeos, estaba segura que esas telas se venderían como papá caliente ya que la nobleza europea eran muy presumidos, les gustaba tener lo mejor de lo mejor.

Aparte de telas y vestidos, habría tiendas que vendería cremas de belleza, aceites, después de todo había sido doctora y había viajado por diferentes lugares para aprender medicina naturista, así que me sabia a la perfección las propiedades de diferentes plantas. Estaba segura que las cremas de belleza se venderían muy bien en Europa, las mujeres eran muy vanidosas, comprarían en masa las cremas, además si querían atraer a buenos partidos como esposos tratarían de ser las más bellas cuando fueran presentadas en sociedad.

Estaba tan metida en mis pensamientos sobre lo que haría, que no me percate que Bahar entro apresuradamente a mis aposentos.

-Señorita Farah, Gulfem ha comenzado labor de parto- dijo con la voz entrecortada por hacer corrido hasta aquí.

-Ála mediante será un bebe sano- dije con un suspiro.

-chicas ayúdenme a preparar un obsequio el bebe.

Las chicas prepararon una caja que contenía un amuleto para evitar el mal de ojo y me dirigí a los aposentos de Gulfem en el camino me encontré con Mahidevran que al igual que yo también preparo un regalo.

Cuando llegamos se podía escuchar los gritos de dolor de Gulfem, pobre mujer lamentablemente no había epidural para reducir el dolor del parto en estos tiempos. Sus gritos me ponían los pelos de punto porque solo me hacían recordar que yo también pasaría por ese dolor cuando llegara el momento.

Sulieman llego después de nosotras, los gritos siguieron durante una hora mas, nosotras nos dedicábamos a orar por el bienestar de madre e hijo, hasta que un llanto de bebe nos detuvo, salió una mujer a decir que era un niño, suleiman entro y cargo a su hijo, Gulfem estaba consiente, se le veía pálida pero tenia una sonrisa en el rostro.

Pronto Suleiman empezó con la ceremonia de nombramiento.

-Soy testigo de que no hay otro Dios que Ála, soy testigo que Mahoma es el mensajero, tu nombre es Murad, tu nombre es Murad, tu nombre es Murad. Ve con tu madre pequeño.

Después de presenciar el nombramiento y dar los regalos al bebe, pasamos a retirarnos para dejar a Gulfem descansar.

Cuando vi al recién nacido Murad me prometí a mi misma que ese niño viviría, que haría lo que haga falta para sanarlo cuando se enfermara de la viruela.

Şehzade Murad tu vivirás .

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