2 El inicio de una nueva vida

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Los miserables nos empezaron a llevar a la ciudad, podia entender un poco las palabras que decían los ciudadanos, Turquía habia sido el último país a la que viaje en mi última vida, y en mi estadía en dicho pais había aprendido lo básico de su idioma, me había fascinado mus mezquitas, los palacios de los sultanes, lo lindo que era los mercados. Pero estar en esta época aquí era realmente horrible, yo lo sentia de esa manera.
El hombre nos llevo hasta la entrada de un mercado, se paro y empezó a mirarnos.
-Desde ahora son esclavas y eso nunca va a cambiar, las más hermosas seguro irán al palacio para el harem del sultan, otras como criadas de la familias nobles y las que queden serán vendidas a un burdel- nos grito para que todas escuchemos.
Puse a mi mente a pensar, que demonios podia hacer para salir de esa situación, era realmente hermosa y como todo este tiempo me había estado limpiando mi cuerpo, era la chica más impecable del grupo, seguramente me venderían rápido.
Lo único que se me ocurrió mientras avanzamos por ese mercado fue agarrar tierra y barro, y pasarme todo eso por el cabello y la cara, si ocultaba mi belleza no me comprarían, era una forma de ganar tiempo mientras se me ocurría una forma de escapar.
Llegamos hasta una parte del mercado donde habia un taburete y empezaron a vender a las chicas, podia ver en la cara de los  compradores caras de lujuria, si me compraban como escapatoria, ¿Debia matar al comprador y huir ? Que debia de hacer.
-Compro a todas las mujeres que quedan-grito un hombre sacandome  del trance en la que estaba.
El hombre que nos vendía sus ojos casi se ponen de forma de estrellitas al mirar al hombre que nos quería comprar.
Por lo que pude ver cuando pago por nosotras le dio un gran saquito de monedas.
Maldito perro maldije para mis adentros, oficialmente era un esclava.
El hombre que nos compro a las pocas chicas que quedaron nos llevo a una carreta que esta resgurdada por guardias, no podria escapar.
-Ustedes ahora pasaran a ser propiedad del Imperio Otomano,vivirán en el harén del sultan, compórtense, sean educadas y tendrán una buena vida y un salario-el hombre lo decía como si nos estuviera ofreciendo las maravillas del mundo cuando para mi significaba estar en una prisión.
Nos subieron a la carreta para llevarnos al palacio, las chicas estaban muy alegres, con una sonrisa de oreja a oreja como el gato de Alicia en el pais de las maravillas.
-Que de especial tiene vivir un harén- pregute de forma molesta
-Podrás vivir con lujos camila- me respondio Catalina.
-De que sirve vivir de lujos si estas encerrada- respondí enojada.
-Tendremos una mejor vida que antes-respondió otra chica.
No las podía entender para mi era un martirio pensar que nunca tendría mi libertad y ellas lo veían como una mejor vida.
La carreta llego hasta hasta el palacio y nos hicieron bajar de la carreta. El hombre nos empezó a guiar por donde debíamos ir hasta llegar al harém.
-Daye,estas son las nuevas chicas te las dejo a tu cargo-dijo el hombre que nos compro a la  la que era la encargada de ese lugar.
- Estan muy sucias-nos miro con asco a todas en especial a mi.
Que culpa tengo de ensuciarme para pasar desapercibida, y no ser vendida, trato de salir de este infierno mujer.
Nos llevaron a los baños para bañarnos y estar presentables, después de bañarnos unas mujeres empezaron a revisar las partes intimas de las muchachas, cuando fue mi turno le tire una cachetada a la mujer no queria que me tocaran.
La mujer llamo a una ayudante para que me agarre y poder revisarme, era humillante lo que me hacian pasar.
Cuando nos terminaron de revisar las que no eran vírgenes se las llevaron a otro lugar, a nosotros nos llevaron otra vez al harém donde estaba Daye.
Nos miraba a cada una y llegando hasta mí.
-Quién diría que debajo de tanta mugre habría una hermosa mujer- dijo daye- todas ya es hora de dormir, duerman temprano que mañana comienzan sus clases y quehaceres en el harem.
Las demas chicas que estaban ahi nos miraban con superioridad, como si nosotras fuéramos sucias ratas del desagüe.
Maldita sea que de bueno tenia vivir a ahí y que habian logrado esas estupidas muchachas que me miraban como si yo no valiera nada, eran simples esclavas con la idea ilusa de que por haber estado antes eran mejores que nosotras.
Lo unico que podia hacer era ir a una de esas colchas que estaban en el piso y dormir.
Estaba cansada física y mentalmente, lo único  que queria hacer en estos momentos era dormir y no despertar hasta el próximo año si era posible.






Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora