Capítulo 3: Silencioso.

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—Realmente creía que había hecho un buen trabajo

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—Realmente creía que había hecho un buen trabajo. —Soltó Charlotte decepcionada. —Eras todo lo que estaba bien esta vida, eras la mejor entre todas, eras mi mejor creación, eras completamente perfecta y aun así terminaste aquí. Puse sudor, sangre y lágrimas en ti, y tu ni siquiera pudiste lograr una pequeña tarea, ya tenía todo, pero lo echaste a perder.

Hizo una pausa y luego continuó. Sus tacones resonaron en dirección a la puerta.

—Al final terminaste al igual que tus padres. Es una lástima todos los años que perdí, pero si llegas con ellos, diles que les mando saludos. —Abrió la puerta, no me moví aún que quería.

Sus ojos me recorrieron de pies a cabeza.

—Mark. —Pronunció venenosa.

—No puedes estar aquí. —Avise.

—Es mi sobrina. Soy su única familia, claro que puedo estar aquí, pero tranquilo que ya me iba. —Aclaró golpeando mi hombro al pasar.

—No vuelvas. No eres bienvenida aquí.

—No lo haré, tenlo por seguro. Ya he terminado aquí.

(🌹)

La visita de Charlotte me había puesto un poco nervioso. Sabía que había venido por alguna razón, pero no esperaba que ella dijera algo como eso. Supongo que todos esperan que Evelyn muera.

Pero no debe hacerlo.

No lo hará, yo sé que no será así. Ella tenía demasiadas ganas de vivir.

—Por favor aférrate a eso. —Pedí a su lado. —Debes despertar. Yo me haré cargo de lo demás. Solo despierta...

«Por favor...»

Incliné mi cuerpo hacia delante apoyándome sobre la camilla, cerré mis ojos, dejé que el oxígeno llenará mis pulmones y los abandonará cada vez.

—Aún debemos mirar tus películas favoritas. Aún debemos mirar el jardín, aún no puedes irte, tenemos que hacer tantas cosas... —Susurro abatido. — Aun tienes que vivir una larga y gran vida.

Mi mente estaba cansada. Estaba cansado, pero no podía rendirme. Tenía que seguir, tenía que hacerlo. Entre a su vida para protegerla, prometí hacerlo hasta mi último respiro y cumpliré mi promesa.

(🌹)

Matthew.

Camine hacia mí habitación, todo estaba silencioso. Malditamente silencioso, odiaba esto, esto no era lo que quería. Entre a mi habitación y mire alrededor. Note un gran bulto sobre mi cama.

Isabel estaba durmiendo en mi habitación.

Desde que anunció su embarazo duerme en mi cama, junto a mí. Es extraño tener otro cuerpo en la misma cama, esa sensación de que alguien te abracé por las noches, sentir su calor cerca de ti, jamás he disfrutado de esa sensación, jamás me ha gustado.

—Llegas tarde. —Isabel se incorpora en la cama.

—No quería despertarte, vuelve a dormir.

—Estabas pensando en ella. —Asumió. Su tono de voz no era nada parecido al que solía escuchar. Era duro y molesto.

—¿Qué? ¿de qué hablas?

—Estabas pensando en Evelyn. Lo haces desde que firmaste el divorcio.

—No, no lo hago. —Mentí. Era tarde y no quería hablar, menos de eso.

—Lo haces, Matthew. —Insistió. Hizo a un lado las mantas y se levantó de la cama, caminó hacia mí. — No soy tonta, lo sé perfectamente.

—Vuelve a la cama.

—No.

—Isabel, por favor, es tarde.

—¿Ella o Yo? —preguntó sin expresión alguna en su rostro. — Es fácil, la madre de tu hijo o tu ex esposa defectuosa.

No respondí, ¿Realmente estaba preguntando eso?

—Responde. —Exigió. — O asumiré la respuesta.

—Es tarde Isabel. No tengo cabeza para estar respondiendo cosas sin sentido.

—¡Responde de una vez! —Alzó la voz. Di un paso atrás.

Abrí la boca, pero no dije nada. No esperaba esa reacción, había alcohol en mi cuerpo y me sentía cansado, pero debía darle una respuesta o no se quedaría tranquila.

—A ti, Isabel. —Respondí.

—Mientes.

—Te elijo a ti, serás la madre de mi hijo. Es claro que te escojo a ti. Tú siempre serás la mujer a la que escoja, sin importar que. —Las palabras salieron de mi boca por inercia en complacerla, porque ella quería escuchar eso, así que solo lo dije, pero mi cabeza pensó en otra respuesta.

«La elijo a ella, siempre será Evelyn»

Negué ligeramente con la cabeza, el alcohol me estaba haciendo pensar cosas. No podía escoger a Evelyn, ya no.

Había una sonrisa satisfecha en el rostro de Isabel. Ella había conseguido la respuesta que quería. Tomó de mí mano y me llevó a la cama.

—Vamos a dormir. Es tarde querido.

—Si...

La seguí y me acosté a su lado. Estaba haciendo lo que ella me había ordenado, lo que debía hacer.

Lo que debía hacer.

Isabel me rodeó con sus brazos, apoyando su cabeza en mi pecho, no pude quitarme la ropa, estaba incómodo, pero no podía levantarme de nuevo.

"Haz algo bien y complacela, ella lleva a mi nieto. Ella debe estar feliz y satisfecha, así que tienes que hacer lo que ella diga sin alegar"

Cerré los ojos e intenté dormir. 

Esposo PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora