[Cuarto creciente]

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Los cigarros que Kai fuma los hace él mismo y se los da a otros a cambio de ciertas cosas, como el dinero ya no funciona, sería inútil venderlos. Tienen hormonas alfa. Esos idiotas se están matando con eso más rápido de lo que lo hace el aire y la escasez del agua. 

Creo que por eso he estado más consciente que nunca: Kai se está muriendo y no se da cuenta. Cuando fuma esa mierda, sus hormonas se disparan y, además de experimentar una especie de éxtasis, se siente mucho más fuerte, pero al mismo tiempo está matando el resto de sus células y hormonas que equilibran a los lobos. No tiene un balance y por ende no puede controlar tanto a los omegas a su alrededor.

Tengo que reprimir una sonrisa cada vez que estoy consciente y lo veo fumar. Hay 2 opciones: espero a que muera o espero a que esté lo suficientemente débil para hacer algo. Lo que sea.

Cualquiera de las 2 opciones tomará tiempo; Kai es el alfa más fuerte que he conocido, mucho más que todos los otros que llegan a pedir los cigarros.

También me asusto cada vez que me doy cuenta que estoy pensando por mí mismo; no quiero despertar y ver a Daesung aquí. Aunque la fuerza de mi hijo sea sorprendente, debe seguir siendo muy joven. Inexperto en todo sentido si se llega a acercar a Kai. Daesung debe permanecer alejado.

Sé que no lo está. He visto a Kai llegar sangrando, quizá golpeado, y aún así nunca realmente afectado; hasta luce divertido. A veces trato de consolarme diciendo que no fue Daesung, que él no está ni cerca de nosotros, pero cierta parte de mí no se cansa de pensar que sí es Dae.

Me duele imaginar en qué estado debe estar mi cachorro, sin embargo no puedo parar de hacerlo. Necesito saberlo.

Kai abre la puerta del cuarto en el que seguramente llevo meses. Tiene un cigarro en la boca y su hombro derecho sangra, incluso parece que no está en el sitio correcto. No me arriesgo a comprobarlo, simplemente aparto la vista.

ㅡTu cachorro tonto quedó peor, no te preocupes.

No fue Daesung, solo trata de asustarme. 

ㅡLa pierna rota y su amiguito alfa ya ni siquiera respira. Lo han intentado de todo estas semanas, no creo que falte mucho para que venga hasta aquí.

Daesung está bien. No tiene ni un rasguño.

ㅡY cuando eso pase, créeme que no va a salir de aquí hasta que sea el maldito alfa que tiene que ser.

No me di cuenta en qué momento se acercó tanto, por eso ya tiene su mano en mi barbilla, sus dedos ensangrentados pintándome a mí. Se me revuelve el estómago; si esa sangre no es de Kai…

ㅡ¡Mírame cuando te hablo!

Los ojos de Kai son rojos. No hay más que eso y su mirada de animal salvaje. De repente noto que tiene sangre por todos lados: en su boca, en la nariz, la frente, el cuello. Es tanta que ya no sé cuál es real, cuál está verdaderamente ahí, y cuál es la que estoy imaginando, la que brota de mi imaginación y no de su cuerpo.

Kai me besa y trato de apartarme, porque no lo quiero cerca de mí. Real o no esa sangre que vi, me provoca arcadas. Repentinamente hay una mano en mi cuello, otra en mi brazo y sin explicación siento manos en todo el cuerpo. Sangre en todas partes. 

Quiero que Kai use sus estúpidas hormonas. No quiero pensar en que estoy sintiendo un río de sangre que nos arrastra a los dos y a la larga lista de vidas que el alfa arrancó con sus colmillos filosos, pero hasta se siente como si fuera más y más consciente con cada segundo.

Nunca en la historia hemos tocado algo de verdad. Lo que sentimos al acercarnos a un objeto o ser viviente no es más que una interpretación del cerebro, un montón de cargas magnéticas influyendo en otras cargas magnéticas. El cerebro lo interpreta todo. En este momento no hay otra cosa que desee más que mi cerebro deje de funcionar, que deje de hacerme sentir, de interpretar el montón de información sucediendo. 

Los dedos de Kai son como pequeñas cuchillas filosas que se entierran más allá de la carne y el hueso. Trato de repetirme que en realidad no está tocándome, que es solo un truco más del cerebro, pero no me relaja ni me brinda consuelo. Real o no, duele horrible, algo que va más allá de la física, la química y toda ciencia posible. Hay sangre en todas partes, no dejo de pensar en eso mientras está pegando su piel a la mía.

Sangre. Sangre. Sangre.

Cuando Kai termina, me miro como buscando toda la sangre que sentí, casi esperando que el suelo estuviera inundado de un espeso escarlata, sin embargo no hay nada. Quizá solo unas manchas pequeñas en el cuello y mi brazo, pero no más.

Me suelto a llorar sin importar si estoy gimiendo, gritando, hipando o en silencio. No puedo estar un día más aquí. No puedo. Rebasó el límite; rebasé el límite.

Kai está de espaldas revolviendo un montón de ropa y cosas. No tengo nada más peligroso que una sábana sucia. Si tengo que ahorcarlo con eso lo voy a hacer, porque ya no puedo estar aquí.

Se escucha un golpe. Hasta la puerta de la habitación tiembla ligeramente. Como ese hay 3 más y un grito que no pude distinguir qué decía.

El corazón me palpita tanto que por un momento no escucho más que mis propios latidos, mi propia vida.

Kai se levanta, yo también. Kai avanza, yo también. Kai abre la puerta, yo salto sobre él. No puedo seguir aquí.
















Si retomo el ritmo de actualización cada semana, terminamos esto en 2 semanas. Sé que los capítulos no son lo más bonito, pero gracias por leer.

Chaos [Soojun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora