Epílogo

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Mathieu entró al auto y cerró con un portazo demasiado fuerte. Gruñó enfadado por eso, cada día estaba más enojado y no podía evitarlo.

Habían pasado dos años desde que era la pareja oficial de Gratien. Año y medio desde su matrimonio, y por supuesto lo había marcado ese día también.

Tenía suerte y lo sabía, estaba casado y enlazado al mejor Omega, Mathieu adoraba a su pareja más que nada y amaba cada parte de él.

También amaba a sus hijos:

Yven ya estaba por cumplir los seis, era un niño inteligente, amable y totalmente dramático. Era adorable según Gratien.

Yvette cumpliría los tres pronto, seguía siendo una niña energética y traviesa, amaban ver crecer a su niña más que nada, últimamente obsesionada con peinados ¿No era demasiado pequeña para eso?

Y hoy se cumplían exactamente tres meses desde que se había rendido de ser padre de un tercero.

Lo había intentado durante cuatro meses sin suerte. No querían tanta diferencia de edad con sus otros niños, así que antes de cumplir el año de casado habían usado sus ahorros y tomaron todos los exámenes necesarios para saber cuál sería el mejor método de fertilización para ellos, decididos a tener un bebé. Dijeron que la inseminación asistida serviría. Solo dar su semen y sería lavado para dejar solo a los espermatozoides que pudieran fecundar, potenciados y todo. Gratien iba cada mes a ser inseminado con las muestras de semen, pero los test seguían dando negativo, una y otra vez.

Fue al cuarto mes que se hartó. Tenía la muestra de semen en el pequeño tubo, pero la miraba sin ilusión. Su miedo de que esto fuera inútil nuevamente, de tener de nuevo falsas esperanzas para ver otro fracaso, lo hicieron pedirle a Gratien que se tomaran un descanso de esos intentos y de ir a la clínica. Estaba bien ser solo ellos y sus dos niños unos meses más. Gratien entendió, entendió que él no podía con otro fracaso, necesitaba recuperar sus esperanzas, no pensó que sería fácil, pero tampoco tan difícil.

El doctor les dijo que las parejas a veces tardaban años. Años, él no podría soportar fracaso tras fracaso durante tanto tiempo ¿Debería volver a ver a Melissa?

Hoy se cumplieron tres meses de ese descanso, y cada día se sentía más frustrado y enojado consigo mismo. No podía embarazar a Gat, ni siquiera con ayuda de los avances médicos.

Calmó su respiración y cuando logró tranquilizarse un poco arrancó el auto. Regresaba a casa y no quería un accidente y menos llegar de mal humor, su familia no merecía tener que aguantar su frustración. Sabía que Gat se daría cuenta, siempre lo hacía, podía notar casi instintivamente cuando alguno de la familia necesitaba ser mimado y cuidado de forma especial, pero eso solo lo frustraba aún más, no quería cargar a su pareja con más preocupaciones. Gratien también debía ser mimado y cuidado.

"El problema soy yo"

Se regañó a sí mismo por sus pensamientos. Definitivamente iba a tener que volver a ver a Melissa, ella le dijo que solo debía darse unos meses de descanso de la terapia, pero no había regresado a verla desde que empezaron con los intentos de fertilización.

Llegó a casa un poco más tarde, porque dio unos giros más largos para calmarse totalmente.

- Estoy en casa- Abrió la puerta y allí estaba su hombrecito, cada vez más alto, que corrió a abrazarlo para saludarlo.

Su princesa no tardó en correr detrás de su hermano, su cabello cada vez más largo, Gat hacía lindos peinados para ella cada vez que podía, Mathieu aún no lograba hacer esas trenzas tan complicadas.

- Papá- Yvette le sonrió mientras extendía sus manos para ser alzada.

- Ven aquí- La alzó alto y luego le hizo cosquillas mientras la saludaba con besos en la cabeza- ¿Quieres ser alzado hombrecito?

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