Extra 03.1: Oliver y el futuro

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Oliver terminó de firmar la mitad de todos los papeles que esperaban en su escritorio.

Su mirada se desvió unos segundos hacia su oficina: Espaciosa, elegante, de esas en las que jamás hubiera ni soñado asomarse. Si alguien le hubiera dicho que algún día estaría aquí dirigiendo una compañía se habría reído en su cara (Y seguramente lo habría golpeado por burlarse de él).

Pero aquí estaba, todo porque el huraño y ambicioso de su padre biológico había ido por él cuando tenía 14 años, su “otro” hijo (Se negaba a pensar en él como medio-hermano) había renunciado a heredar cualquier cosa de él y se largó lejos. El viejo Thompson no quería dar su fortuna a alguien que no llevara su sangre, menos a alguien más de la familia que solo querían hincar sus dientes en sus logros, así que lo había recordado y le había ofrecido educación y un futuro prometedor. Oliver sabía que no habría otra oportunidad así, y mientras adoptarán también a Isi y Al haría cualquier cosa. 

Cuando su padre aceptó, Oliver empezó su pesadilla. 

Había logrado una educación decente gracias a sus salvadores y el hogar de acogida, pero nada como lo que requería para ser heredero de una compañía billonaria, tenía que sacar notas destacables, además títulos, magíster y doctorados, debía tener clases de etiqueta y ser intachable a la vista de la prensa. 

Oliver hizo lo imposible y superó las expectativas de su padre. Por supuesto a él no le importaba impresionar a un tipo de padre capaz de ignorar a su hijo por años y que sólo lo recordaba cuando le era útil, pero toda la experiencia podría servir algún día, y mientras pudiera darle una vida sin preocupaciones a sus hermanos le daba igual lo demás.  

Que se presentara como Alfa no fue sorpresa para nadie, para su padre fue un orgullo más para lucir a su nuevo heredero. 

Y aquí estaba hoy en día, dándose cuenta que las personas adineradas también tenían muchas cosas con que lidiar. 

Su puerta se abrió y cerró con un portazo. 

Oliver suspiró cuando vio quien era, no debería sorprenderle, había pocas personas con la confianza de entrar a su oficina sin avisar a su secretaria, más específicamente personas que entraran sin siquiera tocar. 

El aroma a menta que indicaba que era Beta era intenso y embriagante, Oliver se contuvo para no lamerse los labios. 

— Tu madre estaría bastante decepcionado de verte entrar así.

— Bueno, obviamente no hago esto en casa de mamá.

— Voy a creerte.

— Soy una excelente hija, una señorita según papá y mamá— Yvette se arrojó sobre su sofá con confianza, sabía que rebotaría de lo suave que era. Luego procedió a desparramarse sobre él sofá mientras ponía sus piernas sobre la mesa.

Oliver pellizco el puente de su nariz, alejando los papeles porque sabía que ya era imposible concentrarse. 

— ¿Por qué no estás en tú casa? 

— Papá tendrá su celo pronto. Está demasiado cariñoso e intenso con mamá, y realmente adoro ver como se aman como adolescentes, pero me asomé a la cocina y casi tenía a mamá sobre la mesa, fue muy incómodo y mamá se avergonzó mucho, así que mejor salí.

— ¿No deberías estar con Yven o Yzar?

— Yzar está con los abuelos, los maternos, Yven como siempre fue a su apartamento para darles su espacio.

— ¿Y por qué no estás con alguno de ellos?

— ¿Qué? ¿No me quieres aquí?— Yvette elevó una ceja de forma elegante y dio una sonrisa traviesa.

Oliver se tensó, repitiendo su mantra en su mente. 

Los hermanos Rusell son intocables, preciados, sagrados”

— Yvette— Advirtió, y esperaba sonar firme y frío.

— Cumplí 18 hace ya unos meses, Oliver— Yvette lo dijo como si no hubieran estado todos allí celebrando su mayoría de edad.

— Lo sé.

— Me dijiste que lo dijera de nuevo cuando fuera mayor, ya soy mayor— Yvette se levantó y se acercó hacía su escritorio balanceando sus caderas más de lo necesario.

Oliver desvió la mirada intentando repetir el mantra.  

— Solo tienes 18—  Era la excusa que sonaba más razonable, decir algo como “No puedo mirarte de esa manera porque eres una Rusell” sonaba extraño incluso en su mente. 

De todas formas la edad seguía siendo otro problema, eran seis años de diferencia, Yvette no conocía nada del mundo todavía, siempre protegida por ellos y por su familia. Su atracción por él era solo un capricho adolecente, intentaba pensar eso desde que una Yvette de 15 se le había declarado. 

— Soy una buena niña, mamá siempre lo dice— Yvette se sentó en su escritorio, justo frente a él, abriendo un poco sus piernas para tenerlo en el medio. La falda demasiado corta se deslizó mostrando demasiada piel. 

— Yvette— Su voz salió ronca.

Los hermanos Rusell son intocables, preciados, sagrados”

— También puedo ser una niña mala si quieres— Con un movimiento fluido se trasladó a sus piernas, Oliver olvido como iba el mantra, algo de intocables, tocar, quería tanto tocar esa piel—. ¿Me obligaras a seducirte? 

— Yo… Tus padres van a matarme. Solo soy…

— ¿Eres qué? ¿Un joven con más dinero de lo que mi familia podría soñar tener? ¿Heredero de una compañía? ¿Un excelente Alfa? 

— No es tan bueno como lo haces sonar. Tus padres son protectores con ustedes, van a matarme en serio.

Mathieu siempre había sido un Alfa protector con sus hijos y pareja, Oliver no dudaba de que sería horrible el momento de mirarlo si le confesara que quería salir con Yvette, seguramente habría amenazantes feromonas de por medio. pero lo que más temía era enfrentar a Gratien. Gratien era Omega y siempre había sido amable y cariñoso con ellos, pero lo habían visto ser frío e intimidante si alguien se atrevía a pasar a llevar a sus seres queridos, dando una mirada carente de cualquier buen sentimiento, Oliver no quería ser el objetivo de esa mirada en su vida.

— ¿Tienes miedo de mis padres?— Se apoyó contra él, frotando su nariz contra su cuello—. Estoy segura que puedes convencerlos.

También estaba Yven e Yzar, pero eran amigos y ellos no serían tan difíciles de convencer, esperaba.

Yvette dio un pequeño mordisco a su cuello, la voz de la razón desapareciendo de su mente. 

— Mierda — Oliver gruñó, la voz de la razón rompiéndose.

Iba arrodillarse para obtener la aprobación de sus salvadores si hacía falta, mostraría su cuenta bancaria, sus logros académicos y hasta buscaría recomendaciones de sus cercanos, haría lo que fuera falta para ser aceptado como pareja de Yvette, pero realmente esperaba que nadie lo culpará por no poder aguantar esta tentación. 

Con eso en mente, movió su cabeza para poder besarla. 

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Mylene tipo: 😎 Esa es mi nena, oh, sí, no puedes negarte a mi hija, Oliver, estás acabado desde que puso sus ojos en tí. 

***
No soy de escribir nada hetero, lo siento.

Alfa estéril Donde viven las historias. Descúbrelo ahora