Parte 1

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Capítulo I

Parte 1

Lee YoonGi un artista clandestino, vivía en la ciudad de Daegu al sureste de Corea del Sur, como todos los habitantes de la ciudad, se caracterizaba por ser conservador, modesto y trabajador.

Vivía en un pequeño departamento, no tenía lujos, pero para él era un lugar donde podía descansar y pasar tiempo a solas, alejado del bullicio del trabajo, pero sobre todo de las personas.

Le apasionaba la música, como todo joven de su edad soñaba con ser el mejor rapero de Corea, por desgracia él trabajó no le permitía dedicarse por completo a ello, en contadas ocasiones podía dedicar tiempo a escribir canciones y asistir a algún lugar oculto para enfrentarse a otros raperos.

A pesar de las condiciones en las que vivía, YoonGi siempre fue honesto, evitaba los problemas y alejándose de las malas compañías, trataba de enfocarse en la meta que se había trazado, para conseguirla a base de esfuerzo y perseverancia.

Yo soy Winter la séptima hija de Legnas, uno de los siete guardianes del Intheryumleab, bajo la vigilancia de mi hermano Nolimak comencé a aprender el uso de mis habilidades al ser un daimon de nieve, puedo controlar ventiscas y bajas temperaturas convirtiendo todo en cristal; mi padre me nombró Winter no solo por mi poder, sino también por mi cabello blanco.

Juntos custodiamos las puertas del Intheryumleab, cada uno de ellos dotados con poderes sobrenaturales, a diferencia de su creencia nuestro mundo no es tan diferente al suyo.

Las entradas se encuentran situadas en un país diferente, cada setecientos años cambian de ubicación para no permitir que los hombres las encuentren o por lo menos no hacerlas accesibles a ellos.

Todo transcurría como cualquier otro día en la ciudad de Daegu, YoonGi había salido a las 5:00 a.m. para comenzar el recorrido por la línea 1 del metro en la zona metropolitana.

Se desempeñaba como chofer en el metro, todos los días hacía este recorrido, esperando que algo diferente pasara en su monótona vida.

Lo que él no imaginaba que nuestras vidas se iban a cruzar, teniendo un giro inesperado.

«10:15 de la mañana, dos horas más y podré salir de aquí, necesito prepararme para la presentación de esta noche; hay mucho dinero de por medio, debo ganar», pensabas mientras arrugabas la nariz.

Esa noche tenía una presentación importante en el club donde se reunían los raperos, había una competencia de rap anual, el ganador se llevaría $10,000,000 de wones. Sabía que no solo era bueno en el rap, sino también tenía talento para escribir, pero sobre todo para improvisar, confiaba en ganar esa noche.

Entrada la tarde se encontraba en el pequeño departamento en el que vivía, contaba con un quemador y muchos sobres de ramyeon, siempre me pregunté cómo habías podido sobrevivir todo este tiempo con fideos y sin compañía.

Eras tan tímido y reservado, era difícil acercarte a ti, las pocas veces que lo intentaba, mi torpeza se interponía, tampoco sabía lo que era un gesto de cariño, en el Intheryumleab no es común, tal vez no es tan diferente a como los hombres lo imaginan, pero tampoco es tan diferente a su mundo.

Esa noche caminaste al club, repasaste cada una de las líneas y múltiples posibilidades para improvisar si fuera necesario; uno a uno fueron pasando, la batalla de rap estaba llegando a su clímax. Llegó el momento de tu presentación, silencioso, te dirigiste hacia el centro del escenario, tomabas tu tiempo para arreglar el pedestal del micrófono, callado observaste a la multitud que había asistido a esa batalla de rap.

Entre la multitud había un grupo de chicos que te observaban detenidamente. Dragón se encontraba entre ellos, también eran raperos o decían serlo, más bien eran delincuentes que se dedicaban a saltar a personas descuidadas en Daegu; también participaron en la batalla, habían pasado antes que tú, por eso no habías notado su presencia, estabas tan concentrado en ganar.

«Maldición, porque no me di cuenta antes de su presencia, con ellos aquí esto no puede terminar bien» pensaste inquieto.

A pesar de la situación iniciaste la presentación, esa noche diste todo en el escenario, la multitud se entregó a ti coreando tu nombre y pidiendo más de tu talento, no es tan complicado saber quién ganó. Fuiste el ganador absoluto del evento, cosa que enfureció a Dragón, al igual que a los maleantes que lo acompañaban, se dirigieron a la puerta de salida sin quitar la mirada de ti.

Estabas tan distraído por las mieles del triunfo, que no te diste cuenta de nada, de lo que pasaba a tu alrededor, la noche era tuya y nada iba a romper la burbuja de cristal en la que te encontrabas.

El triunfo te llevó a un viaje entre nubes, exhorto en tus pensamientos, imaginabas lo que harías con el premio, creías importante no gastar el dinero y ahorrarlo junto con la venta de tus canciones y el mísero salario de chofer. El futuro dejaba de ser gris para empezar a colorearse y vislumbrar detrás de esas nubes oscuras, un amanecer prodigioso.

Regresaste a casa por el sendero del bosque de Daegu, te encontrabas tan hundido en tus pensamientos, que no te diste cuenta de que en la lejanía entre las sombras te esperaban sin buenas intenciones, fue muy tarde cuando descubriste su presencia e iniciaron una persecución adentrándose en el bosque, lo que deseaban era recuperar eso que creía les habías robado.

Corriste con dificultad entre los árboles, la oscuridad era tan avasalladora que no sabías para donde mirar, te movías a ciegas y los cinco chicos casi te daban alcance, a la distancia lograste ver la entrada a una cueva donde poder refugiarte, la había abierto para ayudarte; fue la peor decisión que pude tomar ese día o tal vez no, gracias a eso llegaste hasta mí.

Conseguiste perderlos para entrar a la cueva, oculto entre las sombras, los viste pasar a toda prisa, para evitar que te encontraran, decidiste caminar hacia el interior, creíste que era la mejor opción.

«La cueva sé muy grande, aún no logro llegar al fondo» Pensaste molesto «Maldición, era la mejor noche que había tenido en años y estos idiotas la arruinaron» pensaste mientras avanzando.

Habías comenzado a sentir una pesadez sofocante, la atmósfera cambiaba a cada paso que dabas; sin entender qué estaba sucediendo, continuaste caminando hacia el interior de la cueva. Poco antes de llegar al fondo del laberinto de piedra, comenzabas ver destellos y sentirte mareado provocando que te desplomaras en el suelo.

¡Demonio de la guarda, cuídame en la oscuridad! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora