Nos dirigimos al Palacio Gyeongbokgung, que se encontraba en el centro de Seúl, caminamos hacia la estación 327 de la línea 3 del metro para encontrarnos con la hermosa pagoda que nos invitaba a un viaje a través de la Corea del siglo XIV, —Es nuestro día de suerte había leído que el último miércoles de cada mes la entrada es gratuita y hoy es ese día guarda tus piedritas —Habías dicho emocionado mientras vías la entrada «¿mis piedritas?» fue lo único que escuche después de verte con ojos de odio —vamos no me vas así mejor vamos a entrar, el lugar es grande y no queremos que llegue la noche tan lejos del hotel —dijiste mientras me arrastrabas dentro del lugar.
Comenzamos a recorrer las habitaciones, quien pensara que este lugar había casi desaparecido a manos enemigas, ahora es un hermoso monumento, me hacía feliz el recorrerlo a tu lado, parecías un niño feliz de conocer lugares nuevos, al final era la primera vez que salías de Daegu, a pesar de las circunstancias siempre te la arreglabas para ver el lado positivo de las cosas.
La tarde transcurría tranquila, caminábamos entre la gente sin ninguna preocupación, «al parecer estos días serán tranquilos» pensaba mientras veía como observabas con atención el cambio de guardia.
Al atardecer caminábamos entre los pasillos del palacio, cuando sentimos a nuestros pies el crujir del suelo acompañado de un temblor que se iba incrementando rápidamente.
—Winter —se escuchó un grito a la distancia, tome tu mano y comenzamos a correr, nos dirigimos al interior del palacio, las personas comenzaron a evacuar el lugar; esa no era una opción para nosotros, habríamos puesto a las personas en peligro.
—¿Qué está ocurriendo?, —preguntabas asustado, el cielo se comenzó a tornarse rojizo, una horda de daimones comenzaron a bajar precipitadamente, el color de sus alas había teñido todo sobre nosotros, el viento que provocaba con ellas levantaba todo a su alrededor. Logramos llegar a la habitación principal para resguardarnos, tras cerrar las puertas creía que se sería un lugar seguro, —Mandras ha llegado antes de lo esperado, está decidido a ganar el juego, no te alejes de mí —te dije poniéndome frente a ti.
Repentinamente, se abrieron de golpe las puertas principales, apareciendo Mandras acompañado por algunos daimones a su cargo, —Valla, valla, estás aquí escondido detrás de ella —dijo acompañado de una risa sarcástica; al escucharlo te paraste a mi lado, —YooGi no, solo busca provocar —dije mientras colocaba el brazo frente a ti, —No le tengo miedo —dijiste a la vez que cerrabas el puño.
—¡Interesante! —exclamó Mandras al tiempo que alzaba la mano para ordenar a los daimones que atacaran, pero ya me había anticipado lanzándoles una ráfaga de viento helado para contenerlos, de repente todo se había convertido en una lluvia de destellos luminosos; YoonGi no espero a que lo atacaran de un brinco llegó a la vitrina que tenía una espada en exhibición, rompiendo el vidrio de una patada para así sacarla de su prisión de cristal.
Mandras al darse cuenta de eso, desplegó las alas para dar comienzo a un ataque desde las alturas, al ver que las esferas de luz iban directo a ti decidí darte poder para contra atacar, de tu cuerpo emano un resplandor azul que comenzó a envolver tus manos canalizando la magia en la espada dándole la fuerza suficiente para cortarlas de una vez.
—¡Winter, cómo te atreves! —grito Mandras abalanzándose sobre mí, permití que se acercara para poder encerrarlo en una esfera de luz, al ver esto sus aliados la tomaron y batieron sus alas hasta perderse en la oscuridad.
—Tenemos que irnos de aquí, el juego ha dado comienzo, ya no estamos seguros —dije mientras observaba el lugar, —¿Qué me hiciste? —preguntabas inquieto, —Solo te di un poco de mi poder para que te defendieras, Mandras es muy fuerte pero no tanto como Selefus.
—¿Crees que vuelva? —preguntabas preocupado mientras observabas tus manos, —No, ha perdido y debe regresar al Intheryumleab, pero... si él ha llegado a nosotros, los demás no deben tardar en encontrarnos, solo me preocupa Aneris si llega a unirse al juego tendremos muchos problemas —dije preocupada mientras me agarraba la cabeza.
Sin darnos cuenta el día había terminado, la noche era más oscura de lo habitual. El camino de regreso en silencio, tratábamos de asimilar lo sucedido, no sabía como decirte que este era el inicio de algo muy peligroso, mis hermanos tomaban muy en serio sus juegos y no se detendrían hasta que hubiera un ganador, y no soy rival para todos ellos estaba sola tratando de evitar que te hicieran daño.
Nos bajamos en la estación Seúl, continuamos caminando aprisa tratando de resguardar nos en las sombras para llegar al hotel, comenzaba hacer frío, la noche había llegado a su punto más oscuro. Las calles siempre están iluminadas, pero esta vez todas parecían bajar su intensidad.
—A pesar de que es invierno, todo se siente cálido —dijiste tomando mi mano, una vez más comenzamos a caminar en silencio, te detuviste bajo la luz de una farola que parpadeaba, observándome fijamente, sin sentirlo estaba entre tus brazos, te aferrabas a mí como las estrellas al firmamento.
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¡Demonio de la guarda, cuídame en la oscuridad! ©
FantasyLee YoonGi un artista clandestino dedicado a la música, desde muy joven su vida ha sido complicada, pero siempre logra vencer la adversidad. Winter la séptima hija de Legnas uno de los generales que custodia las puertas del Intheryumleab, junto con...