Parte 5

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En todo este tiempo no te había visto reír de esa manera, por un momento te olvidaste de tus problemas e incluso de que mis hermanos nos estaban buscando para llevarnos de vuelta.

Los cerezos se liberan de sus hojas ocre, anunciando así la pronta llegada del invierno, permaneciendo en un profundo letargo en espera de la primavera. El frío viento de otoño acompañaba las hojas secas, dejando que cayeran sobre tu rostro, jugando con los mechones de cabellos que salían de tu capucha.

—Con 20,000 wones podríamos cenar pollo frito en un puesto callejero —te levantaste de golpe, tu sonrisa emanaba emoción, la misma emoción de un niño que recibe su primera mandarina.

«Se ve tan feliz, tenemos tres días de ventaja para que mis hermanos descubran que no estamos en Daegu» pensé preocupada.

Tomaste mi mano tirando de ella para llevarme a toda prisa en busca de un puesto de comida, de repente detuviste tu paso y me volteaste a ver.

—A todo esto, ¿Cómo harás el dinero? —cruzaste los brazos, observándome fijamente, no pude evitar reír.

Saqué de mi bolsillo una pequeña bolsa de terciopelo negro, me seguías observando tan intrigado, deje caer en mi mano unos cuantos cuarzos, coloque mi otra mano sobre ella y dije DOMANAMINSARAMA de entre mis manos se dejó ver un resplandor azul convirtiéndolos en billetes.

—¿Son wones reales? —preguntaste sorprendido.

Creí que te asustarías contrario a eso, tu curiosidad fue mayor y comenzaste a preguntar si eran reales o solo una ilusión ante los ojos de los terrenales.

—Extiende la mano —te dije, mientras extendía la mano para entregarte el dinero y sintieras por ti mismo los billetes.

Extendiste la mano para recibirlos, al tenerlos en ella comenzaste a revisarlos, no podías creer que unos cuarzos se convirtieran en dinero real.

—¿Cómo, cómo lo hiciste? —Estabas sorprendido.

—Utilice magia del caos, en el Intheryumleab no solo los Seres del caos utilizan la magia, también los Daimones, utilizamos magia para un propósito en específico —te dije de forma tan natural, como si tuviéramos una conexión que me permitiera ser sincera contigo y no tener que ocultarme de ti.

Retrocediste unos pasos y diste vuelta en dirección opuesta a la que yo estaba parada, comenzando a caminar pensativo, comencé a seguirte, quería saber si huirías de mí o solo te habías concentrado en tus pensamientos.

—Entonces eres un daimon —dijiste mientras caminabas frente a mí.

—Se podría decir que si, solo que los daimones no somos lo que ustedes creen —te dije mientras dirigía la mirada hacia el río Han.

—¿Por qué, continúas ayudándome? —detuviste tu paso volteando hacia mí.

«Porque me he convertido en el demonio de tu guarda» pensé desviando la mirada.

—No lo sé, solo tengo esta necesidad incontrolable de mantenerte a salvo —te respondí mientras alzaba los hombros.

Agachaste la mirada, el juego de luces que inicio en el cielo emitido por drones distrajo tu atención, volviste a tomar mi mano y corriste hasta la orilla para verlas más de cerca, me miraste y sonreíste nuevamente, eso me hacía tan feliz o eso creía, trataba de entender las emociones terrenales, en el Intheryumleab son sensaciones poco comunes.

—El río Han parece tener vida propia, como si emánara magia de sus aguas —dijiste mientras continuabas mirando la profundidad.

—¿Acaso no me tienes miedo? —pregunté mientras soltaba su mano.

—¿Debería tenerlo?, Has cuidado de mí incluso de tus hermanos, así que no veo motivo por el cual temerte —dijiste sin dejar de ver el río.

Buscamos un lugar de pollo frito, llegamos a un pequeño puesto cubierto por cortinas de plástico para proteger del frío, era atendido por una anciana muy agradable. Al entrar la saludamos con una reverencia la cual ella respondió inclinando la cabeza.

—A delante pónganse cómodos, —nos dijo con una sonrisa —Que les voy a servir, tengo una promoción de pollo frito acompañado con kimchi y arroz al vapor, también tengo cerveza fría y soju. —

—Por favor tráiganos, dos promociones, cerveza y soju —le pediste a la señora sin borrar tu sonrisa del rostro y agachando la cabeza.

La señora nos llevó la comida a la mesa junto con las bebidas y unos vasos pequeños para el soju.

—Te prepararé una bebida especial —dijiste al mismo tiempo que te levantabas para ir por unos vasos más grandes, continuabas agradeciendo a la señora por su atención.

—Se llama Somaek, es un cóctel de cerveza y soju —me explicabas mientras combinabas las bebidas en el vaso.

«Nunca me había interesado nada de la comida y bebida coreana hasta que te conocí, me alegra conocerlo a tu lado» pensé mientras te observaba con atención, el verte embriagaba mis sentidos, eras mi bebida alcohólica favorita.

Terminamos de cenar, después de agradecer a la señora por la cena, volvimos a caminar por la orilla del río. Por un momento olvidé que mis hermanos no tardarían en dar con nosotros, no quería que ese momento a tu lado se desvaneciera y quedará en un recuerdo.

Constantemente tomabas mi mano para caminar, pareciera que se estaba haciendo habitual para ti. En poco tiempo nos estábamos haciendo más cercanos. Caminamos largo tiempo en silencio.

—¿Puedo preguntar algo? —preguntaste tímidamente, a pesar de todo, no dejabas de ser reservado en tu forma de ser.

—¡Claro! —te respondí emocionada e intrigada de lo que deseabas saber.

—¿Tu mamá también es un daimon o solamente tu papá? —preguntaste intrigado, tu rostro se volvió curioso ante la respuesta que pudiera darte.

«¿Mi mamá?» pensé antes de responderte.

—Nosotros no tenemos mamá, fuimos creados por un ser más poderoso que mi padre —respondí tratando de despejar tu curiosidad.

—¿Entonces no son tu papá y hermanos? —continuabas intrigado, no sabía qué responder.

—No, en un principio en el Intheryumleab se crearon nueve cámaras, lo que ustedes llaman las siete puertas al infierno, a ocho Daimones y seres del caos junto con el creador se nos a signo el cuidado de cada una de ellas, siendo él el guardián de la puerta principal. Al paso del tiempo solo quedaron siete puertas que fueron distribuidas al rededor del mundo y seis de los primeros guardianes fueron asignados junto a un equipo a su mando para custodiarlas.

Mi padre fue asignado a la séptima puerta ubicada al sur de Asía Oriental, uno a uno fue seleccionando a los guerreros que compartiríamos con él el cuidado de esta puerta, con el paso del tiempo los capitanes de cada grupo estrechamos lazos y él nos tomó bajo su protección llamándonos sus hijos, siendo yo la más pequeña de ellos —comencé a contarte un poco de mi historia y el porqué nosotros también éramos una familia dentro del Intheryumleab.

Continuabas escuchando atento, tu rostro no reflejaba temor ante mí, la naturaleza de mi creación no te generaba repudio, al contrario, querías saber más de mí.

Nuestro paso era lento, comenzamos a caminar entre las calles de Seúl, exhortos en nuestra plática, no nos dimos cuenta de que la noche estaba por terminar, el frío de las calles nos recordó que debíamos encontrar refugio.

Llegamos a un pequeño hotel a las afueras de Seúl, la habitación era pequeña, solo contaba con una cama, el baño, y una mesita de madera maltrecha. La escena no podía ser mejor para la situación que estábamos viviendo.

¡Demonio de la guarda, cuídame en la oscuridad! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora