take me to church | Harry y Ginny

Soon you'll grow, so take a chance

Okey, hay un salto grande en este capítulo. Me refiero a años. Y es bastante largo, así que en realidad algunos comentarios me harían muy feliz.

En mi mente, la familia Potter es una familia feliz ¿si? Se quieren y se agradan y en realidad no son los del legado maldito. Harry y Ginny son buenos padres, los chicos son buenos hermanos y en esa casa abrazan la diversidad y la rareza y lo defenderé hasta que muera.

Y todos son queer, no voy a pedir disculpas.

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No busques peleas con los
matones o los canallas
Porque no soy muy policía golpeando a los papás de otras personas
Y si la tarea te deprime
Entonces lo tiraremos al fuego
Y toma el auto por la ciudad
-Kooks

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Harry ahora guarda en su billetera extensible muchas cosas importantes. Como curitas por si Teddy o James tropiezan, el inhalador de Teddy aunque ya no tenga ataques desde los catorce años, audífonos amortiguadores de ruido por si Albus los necesita, antibacterial, caramelos para Lily e incluso lleva tampones por si acaso.

Se ha convertido en Hermione.

Pero Harry sonríe ante el pensamiento. Habían peores personas en las que convertirse.

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Harry miró los ojos verdes de su hijo.  Nunca había tenido que reprimir el llanto, ni esconder su felicidad.

Nunca conocería lo que era la soledad. Jamás sentiría que un abrazo de alguien que lo quería es antinatural. Sabría devolverlo. Sabría devolver el amor.

Pero Harry sabe que no es feliz. Y duele tanto saber que hay algo que mantiene a su hijo en un estado ansioso y depresivo. Se siente el peor padre de la historia.

-Hey, bebé, ¿qué está mal?- susurra Harry, pasando una mano a través de los mechones negros de Albus. El niño de trece años traga saliva. Los niños odian que Harry siga poniéndoles apodos, Harry se niega a detenerse y sabe que habrían peores discusiones para tener.

-Nada- murmura. Harry sonríe para sí mismo. Es casi doloroso lo parecido que es a él.

-Casi te creo.

Albus le lanza una mirada exasperada.

-No es gracioso, papá.

-Lo siento- Harry se disculpa al instante y se sienta de lado. Están sentados en la silla mecedora para dos en el patio de su casa. El cielo está oscuro y adentro puede oír a Ginny hablando por teléfono con su madre y el reality show favorito de Jamie, Teddy y Lily- Tu mamá y yo estamos preocupados por ti.

Albus no lo mira en ningún momento y se quedan en silencio unos minutos. Harry lo deja estar en su cabeza, observándolo atentamente y traza con los ojos el suave puente de su nariz y lo lindas que son sus mejillas. Harry quiere llenarlo de besos.

-Al- llama y el niño sigue sin apartar los ojos de sus manos- Albus,- nada- oye, niño. Mírame.

Pero Albus niega con la cabeza y Harry entiende que está luchando para no llorar.

-Albus, te amo.

Albus hace el mismo puchero que él cuando reprime los sollozos. Su boca se tuerce y tiembla, apretando los ojos. Harry espera que eso sea lo único en qué se parezcan cuando demuestran la tristeza.

-Te amo muchísimo. Y desde hace mucho siento que no eres feliz, Albus, y eso me entristece porque significa que estoy haciendo algo mal. Dime qué estoy haciendo mal.