CAPÍTULO 5 - LA MORADA DEL GUERRERO

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El tortazo se escucha por todos los alrededores del lago. La palma de la mano de Inah se enrojece. El rostro furioso de la mujer congela los corazones de los presentes.

—Creo que eso me lo merecía —gruñe Tharathon, rascando la zona superior de su mejilla donde la mujer Sheikah le ha abofeteado.

Sus palabras parecen hacer reacción en ella y vuelve a la carga con aún más furia. El golpe impacta en el mismo pómulo que el anterior.

Escucho el aspaviento de algunos soldados. Si Inah no se detiene nos podría poner en serio peligro. Me acerco a ella, pero es Nathras quien detiene mi avance. Sus ojos dubitativos me indican que lo deje estar.

—Quizás eso también me lo mereciera —repite, esta vez, esbozando una media pero tensa sonrisa.

Inah alza los hombros y suspira posteriormente. Para mi asombro, ella también sonríe y se abalanza sobre el guerrero. Ambos se funden en un cálido y tierno abrazo.

—Te estaba esperando —susurra Tharathon ante la mirada confusa de la mujer.

—¿Sabías que veníamos?

—La torre primigenia lo ve todo —explica el guerrero sin soltar el torso de la mujer—. El futuro es difuso pero allí hay seres capaces de interpretarlo.

—Hemos venido para hablar de los Hylianos Negros y el ser que los lidera —indica Inah—. Necesitamos tu ayuda.

—Lo sé —afirma él mientras dirige su mirada hacia el resto de la compañía. Nuestros ojos conectan unos instantes de tiempo más que con los de los demás. Los iris del guerrero son marrones pero parecen apagados. Es como si hubieran visto demasiada muerte—. Seguidme —añade.

Bordeamos el lago formando una pequeña hilera. El agua roza nuestros pies. Junto a la orilla, el césped desaparece y da paso a las pequeñas piedras y minerales que caen de las montañas hasta que quedan entremezcladas con la tierra.

Tharathon nos conduce hacia un embarcadero oculto entre dos pronunciadas rocas. Más de quince barcas de madera aguardan. Son pequeñas, con capacidad para dos ocupantes. Un guerrero por barca junto con su acompañante.

El guerrero que monta conmigo no tarda en agarrar los remos e impulsarnos lago adentro. La barca se desliza por el agua con suavidad a pesar del pequeño oleaje. Debajo, miles de peces y otras criaturas viven en paz gracias a la protección del lago.

No tardamos en aproximarnos a las montañas que recubren el lago en la zona sureña. Solo cuando estamos a pocos pies, me percato de que hay una fina apertura en la roca. Parece una apertura natural y tiene la anchura y alturas suficientes como para que podamos pasar de uno en uno. Nunca la habría visto si no hubiese navegado hasta tan cerca.

El fino túnel que se interna en las montañas es helador y silencioso. El canal de agua se encuentra en paz, al igual que las decenas de murciélagos que duermen colgados en sus nidos en el techo de la sinuosa cueva. Por primera vez, siento que la oscuridad da mucha paz.

El túnel finaliza con una luz solar más intensa que la primera luz del alba. Los rayos golpean nuestros cuerpos cuando abandonamos la oscuridad de la cueva.

Un lago mucho más pequeño que el lago Hylia se abre ante nosotros. Nos encontramos en un pequeño claro en el interior de las montañas. Al fondo, una ciudad emerge, impregnada y fusionado con la roca montañosa.

—Bienvenidos, amigos, a Arkamn —anuncia Tharathon desde la primera embarcación.

—Así que es cierto... —indica Nathras con una expresión de asombro—. La ciudad oculta del lago Hylia es real.

The Legend Of Zelda: Cursed Bloodline (El linaje maldito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora