Appetite For Duzzy. [BOCETOS]

5. El Loco de la Celda.

16/12/2020

Esa clase de pensamientos siguen perturbando mi mente hasta estos días, atentan contra el poco raciocinio que con esfuerzo he tratado de conservar durante estos largos años encerrado. Desde luego no quisiera volverme loco aquí, aunque es un lugar frío y asqueroso no está en mis planes dejarme llevar por mis peligrosos instintos de depredador para cometer la primera idiotez que firme mi condena a muerte. Definitivamente no pienso darle el gusto a esos idiotas que es lo que han esperado desde mi llegada al infierno.

Sé que tengo más por vivir y que algo bueno está por llegar pronto, algo en mí me dice que será algo divertido. Estoy ansioso por saber qué cosa es.

Lo que sea puedo afirmar que me ha mantenido al margen de mis acciones estos últimos meses. Personalmente considero que me he portado bien, creo que merezco algún premio por eso, como que me dejen salir de aquí por ejemplo. Eso sería fantástico.

Literalmente, algo fantástico.

El sonido de la reja abrirse de par en par me hizo despertar de mi ensoñación placentera. Lo único placentero que aún mantenía dentro de ese lugar de mal augurio. Lo demás fue cruelmente desechado por los guardias.

Hablando de ellos son unos verdaderos idiotas. Los aborrezco.

No hay razón. Y tampoco tiene porque haberla.

Decidí no mostrarme emocionado por la visita mañanera, ni siquiera me molesté en darme la vuelta para observar a quien fuera que estuviera ahí parado en la entrada de mi celda. Tampoco me mostré agresivo, en realidad estaba muy cansado para siquiera intentar asustar al desconocido, haré que se aburra de tanto esperar ahí parado que al final va a marcharse por donde vino. Al final gano yo.

— ¿Duff McKagan?

Bien. Esa voz nunca la había escuchado antes o no lo recuerdo. Es un tono barítono, particular y un tanto uh interesante supongo.

Pero no lo suficiente interesante como para lograr hacerme prestarle atención.

Escuché un suspiro. «Pues si tan fastidioso es visitarme entonces lárgate» quise manifestar pero no tuve el tiempo, de repente sentí como una mano se amoldó entorno a mi hombro.

Ugh.

Pobre. Parece no estar del todo informado al respecto.

No está enterado del peor error que acaba de cometer y que este literalmente le costará un par de huesos sino es que su vida entera para compensar la atrocidad de futuro que le depara, dependiendo de que tanto asco me dé el rostro de esta persona decidiré si vale la pena perdonarle o no.

Mi mano se enredó en la muñeca de la persona contraria casi como si fuera una especie de robot y me hubieran apretado un botón o tal vez se trató de una simple reacción mía (lo más probable), le sujeté con tanta fuerza que le he hecho soltar un gemido de dolor. Esto de alguna manera se ha vuelto un poco interesante.

— B-basta m-me lastima. — Trató de retirar su mano pero yo no se lo permití. Finalmente alcé mi vista hacia mis acciones.

Ví como mis uñas se encajaron cada vez más en su pálida piel, estoy seguro que si es que decido darle la oportunidad de un mañana aquella tersa piel se verá adornada por hermosos segmentos carmín, tendrá impreso el sello de bienvenida a una tormentosa estadía en mi celda. Y espero que nunca se atreva a regresar.

Dirigí la mirada hacia sus ojos, trataba de contener las lágrimas. Es ridículo, ni siquiera estoy empleando el máximo de mi fuerza y ya está agonizando el tipo.

Sí. Es un él. Parece que es nuevo por aquí, se ve bastante joven, su cabello es negro y no muy corto pero tampoco tan largo, sus ojos son castaños brillantes por la acumulación de lágrimas entorno a ellos. Tiene un rostro bello, uhm ¡Me gusta! Creo que le perdonaré el haberme tocado sin mi autorización sólo porque es lindo cuando contiene sus lágrimas.

Parece como si me suplicara dejarlo libre, sinceramente me gustaría seguir viendo esa expresión.

Lo solté. Él retrocedió dos pasos hacia atrás y se dispuso a sobar su muñeca, aquella ya había adquirido un color rojizo y perfectamente se podían apreciar las marcas de mis dedos en el contorno de su nívea piel.

Reí.