8. Tutor

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09/02/2021

— Mira Michael, llegué a una conclusión. — Habló la profesora de grandes gafas y cabello negro, con las manos cruzadas sobre el escritorio y su rostro serio mirando al estudiante frente a él. El cual no sólo tenía el aspecto de delincuente. En realidad lo era.

Él arqueó su ceja derecha esperando a que de una vez por todas la molesta vieja se dignara a decir lo que tenía que decir sin tener que andarse por las ramas. Honestamente no soportaba todo su dramatismo montado en la oficina, no le veía el sentido en lo absoluto.

— Dado que últimamente has faltado mucho a clases y no entregas las tareas, eres violento con tus compañeros y causas disturbios en el edificio... Me veo en la obligación de pasar el reporte con el director. — Explicó. —
No obstante lo más seguro es que te den la oportunidad de tener el apoyo de un tutor privado, sin embargo es lo último que podríamos hacer para ayudarte en cuanto a asuntos escolares. Depende de ti aprovecharlo. De lo contrario, serás expulsado de esta escuela.

El rubio teñido se le quedó observando a su profesora sin decir nada. Su rostro era un tanto confuso de describir, de emociones y gestos indefinidos.

— McKagan... — Llamó después de unos segundos en completo silencio.

— ¿Uhm, qué? — La profesora suspiró.

— ¿Tienes alguna pregunta?

— Uh... No. Bueno sí.

— ¿Cuál?

— ¿Quién será mi tutor? — La profesora le miró extraño sin embargo intentó responder a su cuestión.

— No lo sé. Tendría que consultarlo primero con el director. ¿Alguna otra pregunta?

— Uhm creo que no.

— Bien. En ese caso esto sería todo. Puedes regresar a tus clases.

— Bien. — El chico se levantó y salió de la oficina de su maestra sin despedirse. Ella miró hacia su dirección y negó suavemente.

Ese chico realmente era un caso perdido.

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— Michael McKagan.

El mencionado se levantó de su asiento al escuchar la voz del director. Lo miró sin ni una pizca de interés en el rostro, posteriormente su mirada viajó y se centró en la persona al lado del rector.

— Le presento a Jeffrey Isbell, su tutor asignado. — Indicó. A lo que el estudiante se dedicó a inspeccionar con detenimiento a su tutor. Tenía pinta de ser un recién graduado de la universidad.

También tenía pinta de ser de Indiana. Sospechó el teñido no sabiendo por qué, sólo lo había imaginado.

— Un gusto en conocerlo joven McKagan. — La mano del hombre le fue extendida, el estudiante sin saber qué hacer pensó que lo más adecuado en esas circunstancias era corresponder el gesto. Así lo hizo. Le extendió la mano y la estrechó con la suya.

Michael sintió los escalofríos acumularse en la punta de sus dedos al hacer contacto con la suave pero fría piel del tutor. Fué una sensación breve pero impactante.
El adulto joven le brindó una sonrisa amistosa al menor, cuyo chico no pudo evitar no despojar la vista de ella; era muy bonita y ... Sincera.

Nadie nunca le había sonreído de esa manera. Era repugnante.

— Bien, Isbell. Dejo al joven McKagan a tu cuidado. — La voz del director volvió a hacer resonancia en sus oídos, logrando devolver los pensamientos del estudiante de vuelta a la realidad. — Recuerda lo que hablamos. — Finalizó con peculiar tono de advertencia en su voz.

Les dejo a solas en la entrada del colegio. 

Michael no entendió muy bien a lo que se refirió su superior con aquella última frase, pero no le tomó importancia. En lugar de ello se dedicó a empezar a caminar, sin importarle haber dejado atrás a su tutor. Quien lo miraba confundido desde la lejanía, McKagan detuvo su andar al notar que el tipo no lo seguía.

Volvió su vista hacia él con curiosidad.

— ¿Te quedarás ahí parado como idiota toda la tarde? — Preguntó. A lo que Isbell evidentemente sorprendido no supo que responder. Michael rió burlesco. — ¿Qué? — Fue avanzando a paso lento hasta posicionarse delante del hombre pelinegro; se percató que le llevaba unos cuantos centímetros de ventaja al hombre, lo cual era raro, considerando la diferencia de edad entre ellos; que en realidad apostaba Michael no era demasiada. O eso le daban a entender los delicados y jóvenes rasgos del rostro contrario — ¿Ya no es un gusto conocerme, Isbell? — Preguntó, ladeando su cabeza levemente hacia abajo.

El susodicho se quedó en silencio tratando de procesar el repentino cambio de actitud del chico. Si bien, le habían advertido que se trataba de un estudiante peligroso; hasta hace poco pensaba que era una rotunda exageración por parte de los docentes catalogar a un estudiante como «peligroso» simplemente le parecía un poco grosero, eso es todo. Pero no peligroso.

Aunque su vestimenta gritase lo «malo» que era. El adulto no se dejó intimidar por eso. Pasó de largo la extraña cercanía entre el estudiante y él, se movió hacia a un lado recibiendo una mirada divertida por parte de «El chico delincuente» que evidentemente ignoró.

— Para nada. — Respondió corto el mayor a la cuestión previamente planteada. — Sin embargo, se dice que las primeras impresiones son las más importantes.

— ¿Ah sí? ¿Quién lo dice?, ¿Usted? — Siguió con la mirada los pasos del mayor alejarse.

— Créeme niño. Hay una compleja vida esperándote ahí afuera. Fuera de esas cuatro paredes a las que bien podrías llamar tu refugio. — Mustió. No tomándose la molestia de señalar la burla y el sarcasmo en las palabras ajenas y aún así respondiendo a ellas. Irónicamente.  — Allá afuera... Hay gente realmente cruel. Esperando el momento indicado para devorarte. Incluso con personas a las cuales jamás has visto en tu vida.

— ¿Está amenazándome?

— En absoluto. Solo que no deberías subestimar las palabras, no importa si se trata de un recién graduado.

— ¡¿Qué?! — «¿Cómo es que...?» el pelinegro rió.

— Segunda observación: No digas en voz alta lo que piensas. — Comentó deteniéndose al haber completado los tres metros de distancia con el contrario. — Dicho esta introducción, creo que podríamos empezar con la primera lección del día de hoy.

Las acciones del confiado estudiante se reducieron a una mirada perpleja y expresión llena de asombro dirigidas a Isbell. El susodicho sonrió con sorna.

— ¿Qué significa todo esto? — Interrogó el teñido al por fin alcanzar el ritmo a los apresurados pasos del tutor. — No puedo entender de qué se trata. Ahora que lo pienso el director no se veía para nada enfadado de mi falta de interés por conocerlo. ¡Ni siquiera me dijo nada cuando no le dirigía mirada!
Dime Isbell , ¿Esto es una especie de plan?

— Un estudiante curioso, ¿Ah?. Qué fastidio.

— Es usted raro — Suspiró. — Además no respondió mi pregunta.

Izzy rió suavemente — ¿Qué crees que sea?

— Vamos. Odio que las personas me respondan mis preguntas con preguntas.

— Me dí cuenta.

Appetite For Duzzy. [BOCETOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora