Narrador omnisciente
Los dos estaban recostados en el césped, observando las estrellas. En un silencio para nada incómodo, los dos disfrutaban de su compañía. Tal vez aún no quieran aceptar lo que sienten o simplemente no lo quieren decir, pero todo llega a su momento y cuando este llegue será especial.
Ambos se miraron y ese brillo en los ojos de ambos los delataba completamente ¿Cómo es que aún no lo aceptaban, si todo estaba tan claro?
Chace
Mirábamos las estrella es silencio, pero giré un poco mi cabeza y la miré, estaba tan tranquila y feliz, ambos lo estábamos. Ella se dio cuenta de que la estaba mirando y giró. Nuestros ojos se encontraron y mantuvimos la mirada, ella sonrió y yo le devolví la sonrisa. No me había dado cuenta de lo cerca que estábamos, me acerque más a ella como si algo me atrajera y nuestras narices se rosaron, estaba a punto de acortar los centímetros que nos separaban, pero ella bajo la mirada.
Tomé su barbilla e hice que me mirara, sus hermosos ojos me hipnotizaban siempre, pero ahora veía algo de miedo en ellos.
- ¿A que le tienes miedo princesa?
-Yo... -suspiró- no sé, no quiero ser un juego. No quiero salir lastimada de nuevo.
-Tú no eres un juego Mía, yo nunca te lastimaría.
-No sé, es que es tan extraño que llevemos poco tiempo conociéndonos y que sintamos esto.
-Mía yo me he mostrado contigo tal cual soy, nunca te he ocultado nada, ¿por qué aún no confías en mí?
-Ya te dije que ese es el problema, confió demasiado en ti.
- ¿Y entonces?
-No quiero salir lastimada y tengo miedo.
-Yo no te voy a lastimar entiéndelo y tampoco te voy a apresurar para que me digas si sientes algo por mí porque apenas yo lo estoy aceptando -asintió.
La abracé, aún seguíamos acostados en el suelo, pero no me importaba, solo quería sentirla cerca de mí.
Rompimos el abrazo y yo me levanté, la ayudé a que ella hiciese lo mismo y entramos a la casa. Cuando salimos mi intención era decirle todo lo que sentía por ella, pero creo que necesita tiempo para comprender lo que nos está pasando y como le dije, yo nunca la apresuraría y le dejaría su tiempo.
Cuando entramos a la casa todos seguían conversando, mi familia no había estado junta desde hace tiempo y la verdad me gusta tenerlos así, cerca y unidos como siempre lo han sido. Nos unimos a la conversación.
Luego de un rato miré mi reloj y ya eran las doce, sí que el tiempo se había ido volando.
-Mía -susurré- ¿A qué hora tienes que llegar a casa? -se encogió de hombros.
-No sé, pero creo que ya es tarde, ¿me puedes llevar a casa?
-Claro que sí princesa, vamos -se despidió de todos y subimos al auto.
-Ya tengo sueño -dijo bostezando.
-Duerme hasta que lleguemos a tu casa -asintió y se acomodó en su asiento.
Conduje hasta su casa, pero un poco lento para que ella pudiese descansar un poco más, sé que si la llevaba más rápido podía descansar mejor en su cama, pero que puedo decir, me encanta tenerla cerca.
Me estacioné frente a su casa y me quede observándola por unos minutos. Se veía tan hermosa y tranquila que me era inevitable no verla.
Le toqué el hombro para despertarla y de inmediato una corriente subió por mi brazo, eso siempre ocurría cuando tenía algún contacto con ella.
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Up falling in love
Teen FictionLa vida de Mía, nunca fue fácil, a los seis años es abandonada por su padre en un orfanato y lo único bueno que le a traído ese lugar, fue conocer a sus dos mejores amigos: Emma y Elliot. Y parece que nuevamente, la vida se empeña en jugarle malas...